Capitulo 69

158 18 9
                                    

Keyla:

-¡Ustedes no van a entrar aquí!- grito mi padre furioso-¡Son unos malditos delincuentes!
Mi corazón cambio de ritmo cuando vi que Alfredo levantó el arma.
-Tenemos ordenes, anciano y el romperlas implica nuestra vida, vamos a pasar porque tenemos órdenes de no dejar a su niña...
-¡Baja el arma! - explote en ira y debajo de mis pantalones busque la mía y la levante sin titubear apuntandole directo en la frente a Alfredo, luego escuche el seguro de las otras dos armas de Shane y Kora que ya nos apuntaban también.

Alfredo me miro con ojos expectantes.
-Si alguien aquí dispara comienza una lluvia- exclamó Shane juguetón - y ya sabemos quien va a terminar mojado.
-Ke -Keyla - tartamudeo mi papá.
Jamás pensé estarle apuntando a uno de los perros de Justin, menos a Alfredo, pero... estoy llena de rabia, es como si ahora que vi a mi padre todo el daño que me han ocasionado volviera y quisiera satisfacerme. No estoy asustada, tal vez es porque no esta Justin por aquí.
-Nos salio por el culo, la leccioncita que le dio Drew... Ya se cree la gran mierda.
No baje el arma y mi mano no temblaba.
-Nadie va a pasar y me importa una mierda lo que haya dicho Justin, si alguien se atreve a hacerle algo a mi padre juro que lo paga y el resto no me importa.- dije con la rabia contenida.
-Keyla- bajo el arma Alfredo - Sabes que son órdenes de Justin y sabes lo que pasa...
Empuje a mi padre adentro pues estábamos en el umbral de la puerta, sin dejar de apuntar di dos pasos hacia atrás y luego cerré la puerta en su cara. Nadie respondió, nadie intentó nada, se lo que sigue pero no me importa, no me interesa sólo quiero hablar con mi padre, quiero abrazarlo y decirle la falta que me hizo, contarle que he cambiado y que nada es igual, tocar sus manos y eso no puede tener nada de malo.

-¡Keyla! ¡¿Qué te han hecho?!- exclamó mi papá postrandose de rodillas en el suelo y cubriendo su cara que se bañaba en llanto. Guarde la pistola de nuevo y me tiré junto a el, y si, deje caer mis lágrimas, deje salir todo el dolor que tenía guardado y que inútilmente calle, lloré como tiempo atrás lo hice al saber que estaban muertos, apreté su cabeza contra la mía, y solloze con todas mis fuerzas. Es mi padre y esta vivo.
-¡¿Qué te ha pasado Key?!-repitió de nuevo-¡¿Qué haces con el sujeto que te arruinó la vida?!
Nos separamos y cuando conectamos nuestros ojos sentí una vergüenza indescriptible.
-No tenía a donde ir...- murmure insegura.
-¡Maldita sea Keyla, han pasado meses desde que te perdí y se sintieron como toda una vida!- tomó mi cara entre sus manos - Pensé que estabas muerta, la policía no dio registros de ti, pensé que de verdad te habían matado, que nunca te vería más...
-El...
-¡El es un delicuente, has perdido la cabeza!- me grita -Pero yo no y voy a llamar a la policía porque esto no se va a quedar así.
De pronto se pone de pie y camina hasta el teléfono.
-¡No,no!- le gritó -¡No lo vas a hacer, no va a funcionar!
-¿No va a funcionar que?
-No lo hagas...sólo complicaras todo...
-¿Complicarlo?, no lo entiendo... Keyla, te has vuelto loca...
-No papá,  el es muy peligroso, el puede hacer lo que quiera, te mataría, es que las cosas ya no funcionan así...
-Keyla por dios que estas diciendo...tu No te vas a ir con el, tu te vas a quedar aquí- dice en tono contenido

Bajo la mirada y doy un paso atrás.

-Aquí está tu vida, te la obsequio de nuevo- dice abriendo sus brazos y mostrandome mi palacio- Tu perteneces aquí, no te vas a ir con el sujeto que mató a tu madre y casi me mata a mi, no te vas a ir Keyla...

Escucho el golpe sordo cuando se abre la puerta y se que ha llegado.

-¡Suficiente, nos vamos!- grita Justin apuntando con su arma a mi padre.

Dios santo.
Nos acorrala contra la pared de las escaleras y sus perros están detrás de el también apuntando.

-Keyla, sube a la camioneta- me ordena.
-¿Cómo puedes?- chillo -¿Cómo me haces esto Justin?
Mi pregunta lo desconcierta.
-Oh no, ya comenzó a llorar, se jodio todo- exclama Shane en voz baja, pero no lo suficiente para no ser escuchado y en un segundo Justin da la vuelta y le apunta a el.
-¡Lárgate de aquí antes de que te mate!
Shane duda pero en cuanto Justin suelta un disparo al suelo muy cerca de sus pies el sale corriendo, luego vuelve a mi.
-Debes volver, sabes que corres peligro...- pronuncia.
-¡Corre peligro por tu culpa maldito delincuente  asesino!- le grita mi padre.
Justin aprieta la mandíbula y tengo los nervios de punta, se que es capaz de disparar, y también se que es capaz de contenerse... hasta cierto punto.
Ignora las palabras de mi padre y luego me mira a mi de nuevo.
-Sabes que debes venir...
-Sabes que es mi padre, justin- digo en tono de suplica.
-Sal ya y sube a la maldita camioneta de una vez- ordena una vez más - No tenemos tiempo para estas mierdas.
Niego con la cabeza lentamente.

-¿Qué significa eso?- pregunta furioso.

Se escucha el sonido de las patrullas, alguien llamó a la policía y se acercan.

-¡Significa que no maldito bastardo, significa que NO!- grita de nuevo mi padre poniendose frente a mi para cubrirme.

No lo hagas...

-¡Callate ya!- de un sólo movimiento Justin lo golpea con el arma y hace que sangre su nariz, contengo el grito.

-¡No lo vuelvas a hacer!- le exploto furiosa -¡No te atrevas!
-La maldita policía Drew, debemos irnos- pronuncia Alfredo mientras comienza a retroceder.
Entonces me sujeta del cabello como hacia mucho tiempo no pasaba y tira de mi con fuerza, sus manos se sienten como las de antes.
-¡Vas a venir conmigo perra!
Chillo con todas mis fuerzas.
-¡Déjame!
-¡Déjala ya!
-Hermano...- escucho la voz de Alfredo- Debemos irnos...

-¡No, no me voy a ir sin ella!- grita perdido.

Y en un movimiento fuerte levantó mi rostro y lo miro con odio, con mucho odio. Entonces el me libera lentamente.
Las lágrimas inundan mi rostro.

-Dijiste que no volverias a a lastimarme- le digo con la voz quebrada y dolida.
El me mira fijamente.
Se comienzan a escuchar disparos afuera, la policía a llegado.
Alfredo y los otros corren hasta la entrada y comienzan a disparar a los uniformados. Justin baja completamente el arma y luego me mira de una forma como jamás lo había hecho.

Hay en sus ojos dolor y despecho.

-Y tu dijiste que te quedarías conmigo- dice en voz apenas audible.

Luego da la media vuelta y  corre hasta la puerta... corre y sin mirar atrás.

Síndrome de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora