Día 2

80 7 0
                                    

A la mañana siguiente me levanté con el labio partido.

"¿Porque será que papá a pesar de estar siempre borracho, llega siempre puntual los miércoles a las tres?"

La pelea no fue muy gorda, mamá lo echó rápido gracias a las vecinos que llamaron a la policía.

Lo que más me preocupa a mi es que se llevó parte de mis ahorros.

Suspiré pensando en el tiempo que me había costado conseguir el dinero. Lo único bueno es que esta vez mamá salió ilesa.

"¿Qué piensas de la idea de irnos a vivir a otra ciudad?"

Ese era mi sueño desde que dejamos de ser una familia. Desde que la mala suerte y la pobreza nos había empezado a atormentar.

Debería haberme quedado en casa con mamá, sin duda alguna estaba hoy más triste de lo habitual.

—Hola, Elliot —una voz me hizo darme la vuelta. Era una chica que había llegado no hace mucho. Se ve que le había interesado y ahora cada dos por tres me encontraba con ella. Era extrovertida y caía bien, a mí en cambio me parecía extraña.

—Hola, ¿quieres algo? —no me paré a mirarla, era más interesante escuchar la conversación que tenían dos niños que siempre iban delante mío al ir al instituto.

—No, tan solo charlar —se puso a mi lado a caminar y se despidió con una sonrisa tímida de sus amigas que iban detrás.

—¿De qué? —me ponía nervioso e incómodo.

—De lo que quieras tú —la miré sin comprender a que venía a hablar sin tener preparado ningún tema de conversación. Pero ella tan solo desvió la mirada al suelo.

—Yo no tengo nada que decir —le dije después de pensar en que contestar.

—¿Estás seguro? Siempre hay algo que contar, por ejemplo, ¿en qué pensabas? —era le tercera persona más pesada que había conocido. La primera sin duda era mi psicólogo. La segunda mi madre, cuando se daba cuenta de que tenia un hijo, claro. 

—Es algo personal —dije acelerando el paso. Pero ella continuo insistiendo.

—Pues cuéntame algo no personal —el brillo de sus ojos color miel me miraban expectantes.

—He visto a una alumna teniendo sexo con un profesor en mi aula, con eso finalizo la conversación —sin palabras, se quedó atrás con la mirada perdida.

"¿Que querrá esa chica de mí?"

Yo solo me basto... Además, el silencio me ayuda más que cualquiera persona. 

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora