Día 21

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Después de mucho descanso e ibuprofenos, pude levantarme para ir al instituto sin ningún dolor fuerte molestándome.

Lo que pasó ayer me estuvo preocupando durante toda la noche, me sentía mal.

"¿Cuándo se me pasara este mal estar...?"

No tenía muchas ganas de cruzarme con Owen, pero sería difícil yendo a la misma clase. Suspiré mientras mamá me gritaba que me fuera bien y que me centrara en las clases.

—¿Porque has faltado tanto? —la voz de Alice hizo que me girara para encontrarme con ella cara a cara— por dios, ¡¿qué te ha pasado?! —estaba con una expresión de verdadero horror, tan exagerada que me resulto graciosa.

—Una pelea —me acarició una herida que tenía en la mejilla, lo extraño es que no me aparté.

—Madre mía... estaba preocupada y con razón —¿estaba triste?—¡deberías haberme dicho algo!

—No tengo tu número de móvil —le dije apartando lo más amable que pude su mano.

—Vaya, ¿eso es un intentó de coquetear conmigo? —la típica sonrisa socarrona de ella ya se dibujó en su pequeña cara infantil. Sonreí sin darme cuenta— .Oh, ¡has sonreído!

—Ni que no tuviera sentimientos —empecé a andar y ella riéndose me acompañó hasta clases. Por una vez, de verdad me alegró tenerla como compañera.

"O amiga..."


Después de clases Alice insistió mucho en quedar en una fuente cercana a la salida del instituto. Le pregunté el por qué, pero no me lo quiso decir.

—Ahora, mírame con muchísima atención —me dijo mientras rebuscaba algo en su mochila naranja chillón.

—Date prisa, tengo que irme a casa —miré el reloj intentando calmarme por llegar algo tarde.

—¡Toma! —me lanzó a la cara una bolsita marrón, por poco se me cae.

—¿Qué es esto? —le pregunté mientras lo abría. Al verlo me sorprendió, tengo que admitirlo. Era el colgante que ella tenía de la nota musical—, ¿has comprado otro?

—Sí, lo querías para tu madre ¿no? —observadora y muy detallista... da algo de miedo.

—Pero no hacía falta... ¿cuánto te ha costado? —saqué la cartera en la que tenía como mucho cinco dólares.

—Es un regalo —me dijo mirándome con una sonrisa radiante.

—¿Pero porque?

—Porque me gustas.

Lo dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo. Yo de mientras que intentaba entender lo que me acababa de decir, notaba como mi cara me comenzaba a arder.

—No hace falta que te pongas nervioso —se sentó en el bordillo de la fuente, estaba tan tranquila que me daba envidia.

—Pe... pero, no entiendo —apenas me conocía, y yo ni siquiera era capaz de llamarla amiga.

—No tienes que entender nada —abrió otra vez su mochila—... ¿no está? —buscó con cara de pánico.

—¿Qué pasa?

—Te había escrito una carta... espera un momento aquí, no te muevas —ahora sí que estaba algo sonrojada, su fachada de chica que tiene todo bajo control se había roto. Se fue corriendo al instituto otra vez, yo me quede mirando cómo se iba.

"¿Y ahora qué hago?"

A ver, Alice era guapa, algo rara, pero buena persona... creo. ¿Pero a mi ella me gustaba? nunca había pensado en esa idea.

Suspiré deseando que acabara el día. 

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora