Día 18

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Voces de fondo. Intenté abrir los ojos, fue difícil, los parpados me pesaban.

—Buenos días —una voz desconocida. Inmediatamente me desperté. Era una señora, me miraba con una expresión dulce, tenía el pelo de un naranja muy llamativo y unos ojos grandes y azules.

—¿Dónde estoy? —tenía la voz ronca. Miré la habitación verde sin decorar a mí alrededor. Tan solo estaba la cama y un armario de color blanco que parecía nuevo. ¿Se estaba mudando?

—En mi casa, soy Sam —me tendió la mano, y yo la miré desconfiado—, ya me esperaba esa reacción... —se rió y volvió a meter su mano en el bolsillo de su sudadera.

—¿Qué hago aquí? —me toqué la cabeza y noté una textura rasposa, ¿era una venda?

—Bueno, mi hijo te encontró en medio de la calle desmayado y te trajo a casa, por suerte yo soy enfermera y había acabado mi turno —de repente sacó de la nada un termómetro. Me retiré todavía sin saber si esa historia tenía sentido—, mi hijo va contigo al instituto, se llama Owen.

¿Owen? Vaya, el mundo es un pañuelo.

—Muchas gracias por todo, pero tengo que irme a casa, mi madre estará preocupada —me intenté levantar pero un pinchazo por todo el cuerpo me paralizó.

—Ya he llamado a tu madre, fue ella la que no me dejo llevarte al hospital, tuve que insistir mucho en que al menos me dejara cuidarte hasta verte mejor —lo dijo con mala cara. Supongo que eso no estaba bien visto para ella.

—Odio los hospitales —me sonrió.

—A nadie le gustan —fruncí el ceño.

—¿Tengo algo grave? —le pregunté cambiando de tema.

—No, que va. Solo un pequeño corte en la parte de atrás de la cabeza, varios hematomas y un pequeño traumatismo en el costado—suspiró.

—Ah, bueno.

—Era sarcasmo, ¿cómo te has hecho eso? —rodeé la vista por la habitación evitando su mirada.

—Una pelea —con esa respuesta la alejaría de mí, "no soy buena influencia", si le dejo claro esto me dejará en paz.

—¿Con quién? —pues mi método de chico malo no ha funcionado, aunque es normal con mi cara, que parece que ni siquiera haya entrado en secundaria.

—Con unos tíos que pasaban... me querían atracar —mentir no era mi punto fuerte, pero esta vez me pareció creíble.

—Ya, claro —negó con la cabeza todavía con una sonrisa— cuando venga mi hijo te acompañará a casa, pero quiero que vengas mañana para que te haga un chequeo —chasqueé la lengua y ella rió.

—Eres peor que un niño pequeño —un niño se quejaría más, yo me considero buen paciente.

—Gracias por curarme —dije tragándome el orgullo.

—De nada, ¿te llamabas Elliot, no? —¿Owen le habrá hablado de mí? menuda molestia ser el tema de conversación...

—Sí, Elliot Turner —me sentí raro al decir mi nombre completo. De normal intentaba hacer como si mi apellido no existiera.

—Pareces un buen chico, Elliot —con la misma sonrisa que la de su hijo dejó la habitación.

"¿Me ve como una buena persona?"

ElliotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora