Caminamos sin parar, pero de nuestro campo de visión no se acababan los árboles y la maleza.
—Esta oscuro, apenas veo donde pongo los pies... —dije en un susurró para romper el silencio.
—Si lo prefieres puedes quedarte aquí —su contestación me provocó un fuerte dolor en el pecho. ¿Qué me pasa?
"Tengo ganas de llorar. De gritar. De mandarlos a todos a la mierda. De correr. De huir. De dejar de existir."
Me llevé una mano a la cabeza. El rostro de mi madre era ahora de una completa desconocida, una desconocida a la cual yo seguía queriendo.
—¿Porque te paras? —la voz de Owen me sacó de mi trance. Sus ojos turquesas estaban más oscuros de lo normal— ¡Contesta, joder! —se acercó violentamente hacia mí e intuitivamente me agaché y me quede quieto, como me decía mi madre.
"Ya basta. Por favor..."
—¡Elliot! —su gritó encendió algo en mí, comencé a correr dejándolo atrás— ¡Elliot, ¿qué haces?!
Las lágrimas y el vacío en mi interior se desbordaban, mi mente ya no procesaba nada más.
"Corre. Escapa. Huye."
Me caí y un fuerte dolor en la rodilla me hizo encogerme en el suelo.
—¿Que...? —Owen llegó a mi lado sudando. Grité adolorido y sollozando.
—¡JODER! —mi vida se había ido a la mierda. A quien quería engañar, ¿de verdad en algún momento estaba mejorando?
—Perdona, ey, tranquilízate... —me sujetó de la espalda y me apoyó en un árbol— mira.
Me giró la cara y vi la carretera poco iluminada. El cielo estrellado con la monótona carretera me parecía precioso y milagroso en aquel momento.
—Lo siento, te prometo que no te volveré a gritar, ahora volvamos a casa, ¿vale? —asentí con la mirada perdida.
Al levantarme un dolor indescriptible en la pierna derecha me hizo refunfuñar.
—¿Te duele? —asentí cansado de mis heridas constantes.
"Inútil. Estúpido. Penoso."
—¡Eh! —Owen me desconcertó pegándome en la mejilla— no te pierdas en tu mundo, estás aquí conmigo, ¿vale?
"¿Y eso que tiene de bueno?"
—Venga, sube —se giró y me dio la espalda— va, date prisa —se dio unos golpecitos en el hombro como cuando me invitaba a montarme en su moto.
—¿Estas de coña? —dije sin pensar con las emociones al límite.
—No puedes mantenerte en pie, sube —renegué con la cabeza.
—Puedo andar...
—¡Elliot! —suspiré. Mi debilidad estaba siendo expuesta demasiado ahora mismo. Me subí en él y deje caer todo mi peso, al doblar la rodilla me dolió, pero no dije nada.
—Pesas poco —dijo al levantarse conmigo en su espalda mientras yo apartaba la cara de su nuca lo máximo posible.
—Soy bastante delgado y bajo, ¿qué esperabas? —me había puesto a la defensiva para ocultar la vergüenza, igual que un niño pequeño, genial.
—Si fuera yo el que se hubiera hecho daño, estaríamos jodidos —se rió y yo reprimí una sonrisa.
"Odiaba su comportamiento."
"Pero no era culpa suya..."
—Owen, tu madre me contó tu problema —dije poco después de que empezara a andar por la vacía carretera nocturna.
—¿Qué? —supongo que fui egoísta en aquel momento, también quería que Owen se sintiera expuesto.
—Bipolaridad —se paró y giró la cara hacia mí. Nunca lo había visto hacer una expresión tan entristecida.
—¿Desde cuándo...?
—Fui a tu casa a ver qué tal estabas después de la fiesta, y tu madre me lo contó —bufó y empezó andar de nuevo.
—Supongo que te resultaré una persona interesante por eso ¿no? —no lo había pensado así.
—Me resulta irritante —se rió y yo apoyé un poco más el pecho en su espalda. La brisa de la noche me daba sueño.
—Eres la primera persona que me dice eso —lo dijo contento— ni siquiera mis padres o Harper se quejaron alguna una vez de esto, era extraño.
—Pues sí, supongo que era porque te querían y no querían hacerte daño.
—No me has hecho daño al decir eso, ha sido... un alivio, aunque suene estúpido —apoyé la cabeza y escuché su corazón.
—Oye, ¿puedo depender de ti? —soltó una carcajada.
—¿Y eso a que viene?
"Creo que quiero que sea mi amigo... ¿Cómo Ember? ¿Alice? ¿mi amigo de Nueva York?"
—Me gustas —mi corazón se aceleró, el suyo también, lo pude escuchar. Esto es raro.
—¿Te... gustan los chicos? —se paró y su voz salió llena de dudas.
—No, no me gustan los chicos ni las chicas, ni siquiera me gustan las personas en general —respiré hondo—, pero me gustas tú.
—Yo... —era obvio que estaba incómodo. Yo en cambio me sentía tan libre.
"Mis amigos, puedo depender de ellos. Realmente mamá nunca me había cuidado, ni siquiera estoy seguro de que me hubiera querido."
Lo superaré. Estoy seguro. Ahora sí.
—¿Me estás escuchando? —Owen me había estado hablando todo este tiempo.
—No, lo siento —chasqueó la lengua, y giró la cara hacia el lado contrario donde estaba apoyando la mía— ¿puedes repetirlo?
—Nunca
—Bueno, me lo acabaras diciendo —negó con la cabeza— ¿eso es una gasolinera?
Y Owen empezó a correr. Me fijé después que su cara estaba roja.
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Elliot
Fiksi RemajaSupongo que debo presentarme, seré lo mas breve posible: lo que explico es solo para entreteneros, fin. ¿No tenéis nada mejor que hacer? ¿en serio? *Este es el día a día de un extraño chico llamado Elliot. Leyendo este libro iréis conociéndolo má...