Estaba sentada en uno de los pequeños reservados al final de un pequeño restaurante de Washington desde haría unos minutos, sorbiendo un batido de chocolate que no tenía nada que envidiarle al mejor que me hubiese tomado jamás.
Dios, estaba tremendo.
Pero no estaba ahí por el batido, aunque era un plus, totalmente. No, me había tenido que retirar haría menos de dos horas de casa de mis padres, situada en Nueva York, por trabajo, mi director me había llamado.
Ya podía haber esperado para fingir su muerte, no llamarme el día del cumpleaños de mi madre.
En ese momento esperaba con ansias a Maria Hill, su mano derecha, que se acercaba a mi persona con paso confidente, vestida con una camisa gris y unos pantalones de trabajo horribles, junto a una peluca rubia situada en su cabeza. Un poco diferente a mí, que iba vestida con unos tejanos pitillo, una camiseta básica blanca y una sudadera gris que me iba grande.
- No sé qué entiendes con la palabra 'condiciones de sombra profunda'. – Maria Hill se sentó delante de mí, mirándome como si hubiese roto mil tratados internacionales adrede.
- Pues entiendo que lo más fácil es venir disfrazada. – Contesté, dejando de sorber el batido y acercándoselo. Ella simplemente lo miró mal y yo sonreí de lado. – Voy de Vengadora.
- No es gracioso.
- Ah, Hill, por favor, suéltate el pelo. – Me eché hacia atrás en el asiento mientras miraba hacia fuera, vigilando, por ahora, nadie miraba hacia nuestro asiento, así que cerré los ojos un segundo. – O la peluca.
Y cuando los volví a abrir, en vez de ser grises, eran castaños, y mi pelo, en vez de ser castaño con mechas rubias, era totalmente negro. Incluso mi piel, que había tenido un tono muy pálido, era más cálida.
- Eso ha sido una estupidez, Corton, alguien podría verte. – Rodé los ojos, apoyada en el asiento que cada vez era más cómodo.
- Bueno, pero nadie lo ha hecho, y ahora, cállate, hay que planear. – La mujer que tenía delante se quedó callada, era una orden directa, y no podía rechazarla viniendo de mí.
Que aunque fuese lo más irresponsable que se hubiese tirado a la cara, también tenía un rango más alto que ella. Ventajas de ser Vengadora.
Me daba rabia incluso estar en la ciudad donde vivía mi amigo Steve y no poder ir a visitarlo en plan sorpresa. Pero nadie sabía que estaba aquí.
- Me huelo que algo mal está pasando dentro de la empresa. – Dejé caer la información, haciendo que Maria asintiese, con los brazos cruzados.
- El director Furia nos ha traído aquí bajo esta condición por algo, ¿no crees? No queda mucho para que recibamos la llamada. – Asentí, sacando mi teléfono móvil de mi bolsillo con un movimiento rápido.
Pensareis que es un teléfono súper avanzado y súper tecnológico, con hologramas por todos lados y botones que no entendería ni el hombre más inteligente del planeta. Pero para vuestra información, mi teléfono móvil era un iPhone 4 hecho un higo, color blanco, con una raja diagonal que cruzaba todo el teléfono debido a una misión de haría unos años.
Tony Stark, uno de mis compañeros de trabajo, se negaba a mirarme cuando lo llevaba encima.
Maria sacó su teléfono mientras una camarera se acercaba a nuestro lugar de reposo, mirándonos con una sonrisa de lado.
- Otro batido de chocolate, gracias. – La camarera apuntó rápidamente, pero Maria no había dejado de mirarme ni un segundo, esperando algo.
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HEKATE [Bucky Barnes]
FanfictionLana Corton tiene que dejar el cumpleaños de su madre cuando recibe la llamada de su jefe. La necesita en Washington D.C. Condiciones de Sombra Profunda. Y ella pensaba que ser Vengadora solamente significaba dinero. [cover por @roggxrs] Bucky Bar...