II

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Lana Corton había tenido varios puntos débiles en su vida hasta ese momento, se podían contar probablemente con los dedos de una mano.

El primero de ellos, Terry Golden. El que había sido su mejor amigo desde haría años, pero que desafortunadamente, perdió su vida haría unos años, en un accidente durante una misión.

Los dos siguientes eran su padre y su madre. Ambos eran ancianos casi, tenían casi sesenta años y se quejaban por todo. Además, votaban al partido Republicano. Pero pese a sus malas elecciones políticas y vitales, Lana les quería con locura. Y ellos a ella también.

El siguiente punto débil de Lana era Clint Barton. El idiota que la había llevado a la vida de Vengadora cuando se enteró que había sido secuestrado por un capullo con cuernos llamado Loki. Lo había conocido casi ocho años atrás a eso del 2014, cuando entró en S.H.I.E.L.D y lo primero que hizo fue llamarla 'lagartija'. Pero si en algo se parecía a una lagartija era en nada, prefería el término camaleón, que se acercaba un poco más a su pequeña habilidad.

Y llegando al último y más reciente punto débil, Steve Rogers. Lo había conocido en el 2011, haría cuatro años, pero la persistencia y la estupidez de ese hombre la habían llevado a tener que cuidar de él como si fuese un Golden Retriever herido de bala. Lana sabía que él confiaba en ella, y él confiaba plenamente en ella, algo que los había hecho tener una muy buena relación en poco tiempo, siendo Lana una de las personas que introdujeron a Steve en el mundo moderno con documentales y libros, al igual que con música y películas.

A Lana le gustaba tener sus puntos débiles bien controlados, ya estuviesen vivos o no, y no disfrutaba nada pensando en el peligro inminente que se cernía encima de ellos. No, señor, Lana odiaba cuando uno de sus puntos débiles estaba triste, o cansado, o tenía problemas varios.

Es por eso por lo que Natasha Romanoff no era uno de sus puntos débiles. Porque sabía que por mucho que Lana intentase protegerla, Nat no necesitaba de su ayuda, y se iba a negar a aceptar la ayuda de Corton para evitar que esta tuviese otro problema al que cuidar. Suficiente tenía.

Pero Natasha había aprendido a tener un punto débil por Lana, y sin querer admitirlo en voz alta, quería que estuviese ahí, contemplando el cuerpo sin vida de su director, poniendo una mano en la espalda de Steve mientras miraba a Nat. La pelirroja solo necesitaba una mirada de Lana para saber que todo iba a ir bien, pero no estaba ahí.

Lo que ni Natasha Romanoff ni Steve Rogers sabían, era que en la habitación, había una persona más. No era Hill, ni el cuerpo de su director, ni su compañero de los Vengadores. Lana Corton se encontraba unos metros atrás, justo detrás de la cama donde Nick Furia descansaba, mirando a Nat con intensidad.

Sabía que Nat no la podría ver, ni que Steve la escucharía moverse por la habitación, era silenciosa, y letal a la vez. Pero no iba a hacer ningún movimiento indebido, condiciones de sombra profunda.

- Tengo que llevármelo. – Hill rompió el silencio, y Lana miró hacia arriba con ojos confusos. Sí que sabía más. Incluso parecía afectada por la aparente muerte de su director, mientras intentaba hacer que no lloraba. En la opinión de Lana, se merecía un Óscar. Steve se acercó hacia la Viuda Negra, que tenía los brazos cruzados mientras miraba al director con lágrimas que también intentaba enmascarar. Lana se sintió bastante mal al verla así.

- Natasha. – Steve fue a tocarle el hombro, pero Nat se apartó rápidamente y salió de la sala, quitándose las lágrimas de la cara. Steve no pudo evitarlo, y bajo la mirada de su compañera camuflada, salió detrás de la pelirroja.

Lana quiso hacerse visible de nuevo, pero esperó a que Hill cerrara la puerta y le asintiese, provocando que una chica de veintisiete años apareciese delante de ella, diferente a como había llegado.

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora