XXXV

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Lana se despertó de nuevo con la vista borrosa, tocándose la cabeza unos segundos mientras veía a Steve pelearse con el Soldado.

El Soldado. Porque ese no era su Bucky.

La había atacado solamente verla, lanzándola contra la celda rota donde había estado confinado. Sam estaba a su lado, posiblemente en el mismo estado. Justo encima de ella, mirándola fijamente, había un hombre rubio con una sonrisa horrible en su cara.

- ¿Al suelo tan rápido, Hekate? – El hombre se agachó delante de ella, mirándola fijamente, justo antes de darle una patada en el estómago y girarse.

- Tú espera a que me levante. – Sam se movió levemente y Lana gruñó, observando cómo el tipo se marchaba de ahí, mirando por el hueco del ascensor por el que Steve acababa de caer. – A trabajar.

Lana se levantó con cuidado y se tocó la cabeza, mirando a ver si tenía sangre. Por suerte, no tenía nada de sangre, pero seguramente le saldría un chichón que daría gusto.

- Sam. – Lana se acercó a Sam, moviéndolo levemente mientras se iba despertando. El tipo seguía ahí plantado, mirando hacia el hueco. – Vamos. – Sam se levantó lo más rápido que pudo, y ambos comenzaron a correr hacia el tipo, que al verlos venir, se escapó, yendo hacia las escaleras de emergencia por las que habían llegado.

Lana iba delante, con Sam justo detrás, ignorando que justo unas plantas más arriba, el Soldado de Invierno se iba pegando con cualquiera que se pusiese en su camino.

Sam corría hacia adelante intentando evitar a toda la gente que salía despavorida del edificio, mirando hacia todos los lados mientras su amiga se juntaba a él, mirando igual de frenética que Falcon.

Sam vio algo en el suelo y corrió unos metros antes de parar y agacharse mientras a Lana la empujaban debido a la gente que intentaba salir del edificio gritando.

- Se ha escapado. – Sam cogió una chaqueta del suelo y se acercó a Lana, que miró hacia el edificio. - ¿Qué hacemos?

- No lo sé. – Lana estaba bloqueada, quizá era por el golpe, o por el hecho de que Bucky había vuelto a su modo Soldado sin tener que dormir, o tener un mal recuerdo. – No lo sé. – La chica se llevó una mano a la cabeza y soltó aire, notando la ansiedad de nuevo apoderarse de ella.

- Eh, tranquila. – Sam se agachó un poco a su lado y le tocó la espalda. Sabía qué hacer en casos de ataque de ansiedad, y Lana iba a estar perfectamente una vez se le pasara.

Ahora, dudaba que se le fuese a pasar en un lugar lleno de gente que corría por su vida y gritaba cosas en alemán que Lana podía entender perfectamente. Sam salió casi corriendo de ahí, llevando a Lana por la espalda y dejándola a unos metros de la salida, dando la vuelta al enorme edificio, justo al lado de un pequeño balcón que llevaba al río, mirando hacia el interior del edificio con los ojos entrecerrados.

- Sam.

- Lana, no te preocupes, estarás bi-

- No, Sam. – Lana señaló hacia arriba, en la parte más alta del edificio, un helicóptero estaba siendo parado por – sorpresa- Steve Rogers. Lana volvió a notar cómo le costaba respirar, y se sentó en el suelo, temblando. – Ay, mi madre.

El helicóptero estaba cediendo ante la fuerza de Steve, y Sam se llevó las manos a la cabeza cuando el enorme transporte hizo un movimiento brusco y se estrelló contra la parte de arriba del edificio, creando una nube de polvo mientras el helicóptero se asentaba violentamente.

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora