HEKATE [Bucky Barnes]

XXIII

- Solo lo diré una vez. – Lana estaba justo detrás de Steve, mirando hacia lo que llamaban la Cuna. Una especie de caja donde, en teoría, se estaba creando un Ultrón de carne y hueso con una gema.

Que según lo que había entendido, era poderosa, y venía del cetro de Loki, así que era peor que eso.

- ¿Qué tal ninguna? – Tony levantó la mirada de su ordenador y la volvió a bajar, tecleando. Lana notaba la mirada de Bruce encima, y levantó los hombros.

- Apaga la máquina.

- No, imposible.

- Tony, apágala. – Lana ordenó, y Tony la miró de reojo antes de moverse hacia un panel de control, tocando dos o tres botones.

- No sabéis lo que hacéis. – Steve razonó, pero el hecho que tuviese detrás a ambos Maximoff no creaba mucha confianza.

- ¿Y usted sí? ¿No está en su cabeza? – Bruce señaló a Wanda (que era la chica que controlaba mentes) furioso, con su bolígrafo entre los dedos.

- Sé que está furioso. – Razonable, al menos desde el punto de vista de Lana, que estaba cruzada de brazos al lado de Steve.

- Oh, mucho más que eso, podría asfixiarte hasta matarte sin cambiar de color. – Lana se quedó callada, mirando fijamente a Bruce. Sí, estaba cabreado.

- Después de todo lo que ha pasado-

- No compares con lo que se avecina. – Tony cortó a Steve, mientras Lana miraba hacia atrás.

- Tony, ¿no lo entiendes? No sabes cómo parar esto. – Lana gritó, empezando a ponerse roja.

Cuatro voces empezaron a pelearse. Steve intentaba parar a Tony, pero gritaba a Bruce, Lana y Wanda, por otro lado, se gritaban con Tony, que a su vez, pegaba gritos a todos lados. Pietro (el gemelo que faltaba, correcaminos, o el tío del pelo blanco para Lana), se movió rápidamente hacia la cuna, desconectando dos cables, haciendo que varios pitidos sonaran.

- No, no, continuad. – Su acento del este de Europa hizo que todos lo miraran, viendo cómo caía a la parte baja tras un tiro proveniente de abajo, que salió de la pistola de Clint Barton.

- ¡Pietro! – Wanda gritó, y Lana se apartó del camino del escudo de Steve, que intentó parar a Tony, que intentaba a su vez redirigir la carga hacia la Cuna.

Lana se quedó en el medio mientras veía a sus dos amigos pelearse, tirarse al suelo y dispararse, incapaz de hacer nada. Todavía no era suicida. Clint llegó a su lado con su pistola en alto, mirando hacia el panorama que se había formado.

Los dos espías se miraron fijamente, y en el segundo que estuvieron desconcentrados, Thor apareció, se subió a la Cuna y con un movimiento de martillo, mandó varios truenos hacia esta, provocando una sobrecarga de energía.

Todos se quedaron en silencio cuando los truenos dejaron de salir del martillo, incluso Thor se quedó callado. Hasta que la Cuna pareció explotar, mandando a todos los asistentes al suelo, mirando con incredulidad cómo de ahí salía una persona roja.

Lana parecía no acabar de creerse qué narices estaba pasando.

Nadie habló durante doce segundos, aproximadamente, miraban a la cosa roja, que a su vez, los miraba a ellos. Hasta que sus ojos cayeron en Thor, y esa cosa saltó hacia él, que lo agarró y lo lanzó por la ventana del laboratorio, haciéndolo girar con fuerza hasta los ventanales que daban a Nueva York.