XXIX

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- Estaré bien, no te preocupes. – Lana hablaba por su teléfono en medio de su cuarto, en la facilidad de los Vengadores. – El ambiente está tenso, solo es eso. Me preocupa más Wanda, no se lo ha tomado bien. Bueno, yo tampoco me tomaría bien si hablaran así de mí por la televisión horas y horas.

- Estoy seguro de que mejorará.

- Eso espero, me paso el día intentando distraerla, pero nada. – Lana explicó, sentándose en su cama.

Su cuarto era uno de los grandes, justo al lado del de Wanda, que le había cogido un especial cariño en un año. Estaba pintado de color blanco, salvo la pared del cabezal, que Tony había mandado a colocar papel de pared de camuflaje marrón, algo que había hecho que Lana le gastase bromas mientras no miraba. Sus muebles eran blancos, y único que cambiaba el color eran las sábanas, que eran verde oscuro.

No estaba tan mal.

- No sé a qué me recuerda. – Lana rodó los ojos, pero río un poco antes de echarse atrás. - ¿Tienes pensado volver a Bucarest cuando el polvo se asiente?

- Claro, no te podría dejar solo tanto tiempo. – Lana miró hacia la puerta y vio a Wanda apoyada en el umbral, con los brazos cruzados y cara de pena. – Tengo que irme.

- ¿Hay alguien?

- Sí, te llamo esta noche, ¿vale?

- Estoy esperando ya tu llamada.

- No seas idiota, y compra fruta. – Lana colgó la llamada y miró hacia arriba, observando a Wanda con cara de tristeza.

Wanda fue hacia su cama y se tiró en ella, tumbándose junto a Lana, que fue a coger el mando de la televisión encendida para apagarla, pero Wanda apartó el mando de las manos de Lana con sus chispas rojas, mirando a la televisión.

- Soy un monstruo. – Wanda sentenció, mientras Lana la abrazaba de lado, ambas tiradas en la cama. Wanda también la abrazó, mirándola fijamente.

- Entonces eso me califica a mí también de monstruo. – Wanda negó con la cabeza, en sus ojos, Lana no era más que Lana, pero eso también pasaba con Wanda en la cabeza de Lana. – No eres un monstruo, créeme. Están exagerando.

- No lo creo.

- Wanda, salvaste a más de doscientas personas, a los Vengadores que estábamos en el mercado y a la mayoría de la población de Nigeria, te recuerdo que en mis manos tenía un arma biológica. – Lana explicó, sonriendo de lado mientras Wanda se quedaba en silencio.

- Pero maté a esas personas del edificio.

- Lo sé, pero no pudiste evitarlo. – Wanda se levantó y miró la televisión, al igual que Lana, que la abrazó por la espalda mientras ponía su cabeza en el hombro de Wanda.

Cualquiera que las viese pensaría que estaban juntas románticamente, o algo.

- ¿Qué autoridad tiene un mejorado como Wanda Maximoff para actuar como en Nigeria cuando- - La televisión quedó silenciada y ambas chicas miraron hacia la puerta, viendo a Steve con el mando de Lana en las manos.

- Es culpa mía. – Wanda volvió al tema, y Lana la miró de nuevo, dejando de mirar a Steve, que estaba apoyado en el marco de su puerta.

- Eso no es cierto.

- Vuelve a encender la tele, los medios repiten y repiten lo mismo. – Wanda tenía a una Lana muy triste en el hombro, mientras Steve cerraba los ojos y se acercaba a ambas chicas.

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora