HEKATE [Bucky Barnes]

XXXXIV

Thor se cogió al hombro de Lana mientras esta comenzaba a buscar entre los libros, cogiendo uno y lanzándoselo a su maestro mientras este caminaba tranquilamente, leyendo una de las páginas que acababa de abrir.

- Solamente tendríamos que consultar si su conjuro requiere alguna modificación asgardiana... - Stephen cerró el libro de golpe, sonriendo. – No.

Volvieron a cambiar de lugar los tres, de nuevo, Thor se tuvo que aguantar a una estantería a la vez que Lana cogía un libro y Strange comenzaba a preparar unos polvos. Un poco de la cerveza de Thor cayó en el tejano de Lana, que puso mala cara.

- ¿Estás seguro que necesitamos esto? – La chica preguntó señalando a los libros sobre magia oscura del lugar.

- No, tienes razón, eso no lo necesitamos.

Saltaron de nuevo a la misma habitación de antes y Thor se aguantó tan fuerte de una estantería que se rompió, haciendo que un montón de libros cayesen al suelo mientras Lana bufaba y caminaba hacia el doctor Strange, que ya preparaba la mezcla final.

- Quieres... ¿parar de hacer esto? – Thor se movió hacia los dos hechiceros, que miraban la mezcla con caras de concentración.

- Por cierto, ¿puedes darme un pelo suyo? – Stephen se giró hacia Thor, que se acercaba con el pecho hinchado hacia ellos.

- Deberíais saber que nadie toca mi cabellera- ¡Au! – Lana había aparecido detrás de Thor tras usar sus nuevos poderes y le pasaba un pelo de la cabellera de Thor, la cual no solamente había tocado, sino que había quitado un pelo. Strange cogió el pelo y comenzó a trabajar en el conjuro, cambiando de nuevo la situación de los tres.

Thor cayó escaleras abajo mientras Lana se quedaba mirando a su maestro mientras trabajaba, estaba creando formas difíciles y complejas, las cuales salían de chispas naranjas que iban formando chispas.

- Podría bajar andando... - Thor se limpió la chaqueta de polvo y Lana lo miró de reojo mientras su maestro creaba un portal delante de ellos, con una salida de la que salía mucho viento. Y hacía un frío de narices.

- No he sido yo. – El doctor Strange comentó mientras Lana levantaba los hombros ante la mirada de Thor.

- Tengo que practicas más los transportes múltiples. – La chica se río de la cara de su compañero, que se llevó las manos a la cintura. – Es el momento de abandonar el nido.

- Bueno, lo abandonaste hará unos años, te irá bien. – Lana se acercó a Stephen y lo abrazó, mientras el doctor le daba dos palmaditas en la espalda. No era para nada una persona que amase el contacto personal. – Tu padre te espera.

Los dos hechiceros se separaron mientras Lana se acercaba a Thor, mirando hacia el portal que había creado su maestro. Al otro lado, se veía un enorme prado verde, con un acantilado al final que daba al mar.

- No olvides el paraguas.

- Es verdad. – Thor levantó el brazo y, casi al instante, se comenzaron a escuchar golpes y cristales rotos. Lana puso cara de dolor mientras miraba a su maestro, luego a Thor, que tenía el brazo levantado todavía y tenía cara de sentirlo mucho. – Lo... siento.

El paraguas llegó al poco tiempo, y Thor lo recibió con una sonrisa, limpiando el cristal que tenía encima y mirando de nuevo al hechicero, que miró al suelo, preguntándose qué narices había roto.

- Ya está, solo falta mi hermano.

- Ah, claro. – Stephen asintió y se puso en posición de apertura de portales, con una mano delante y otra a la altura del codo contrario, con dos dedos, con un anillo doble, extendidos hacia arriba y dando vueltas a la mano contraria, abriendo un portal a unos metros del suelo.