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·oxidado·

El brazo de Bucky estaba empezando a molestarla. Ambos estaban sentados en el pequeño estudio mientras Lana leía libros sobre la segunda guerra mundial, buscando cualquier referencia al Capitán América que encontrase.

Cada vez que hacía un movimiento sonaba algo que se arañaba dentro, como si estuviese roto. Lana lo miraba con profundo odio cada vez que la hacía mirar arriba de su libro.

- Está roto. – Bucky tenía su mano de verdad aguantando un libro delante de su cara, mientras que con el otro pasaba página, haciendo el sonido ese.

- ¿Cómo de roto? – Lana se fijó en el brazo, tenía un trozo de metal muy pequeño como si estuviese colgado, y la verdad, tenía una pinta muy chunga, todo rallado y lleno de bollos. Bucky no le contestó, solamente lo miró unos segundos.

- Roto.

- Ya. – Lana miró hacia su libro, pero otro sonido chirriante hizo que mirase hacia arriba, con los ojos entrecerrados. - ¿Sabes arreglarlo?

- No.

- ¿Sabes de alguien que pueda arreglarlo? – Lana estaba empezando a perder los papeles con el sonido chirriante, mirando fijamente a su extraño compañero.

Hacía un mes de la caída de S.H.I.E.L.D y no había recibido mensajes ni de Steve ni de Nat, alguno de Tony, molestándola y preguntándole cuándo volvería a Nueva York. Pero todavía quedaba para que ella volviese.

Lana había notado varias cosas de Bucky. La primera era: se había acostumbrado a la presencia constante de Lana cerca suyo, algo bueno y malo, puesto que sabía la mayoría de sus puntos débiles. La segunda: Bucky estaba intentando recordar tanto, que a Lana le estaba empezando a dar pena. La tercera: el maldito sonido chirriante.

Bucky, por su parte, también había notado cosas de Lana: sus puntos débiles eran los primeros que había notado, sus fortalezas, lo segundo que notó. Lo tercero que notó era que la chica callaba más que hablaba, por muy cansina que pudiese llegar a ser.

- ¿Nadie de nadie?

- No.

Lana se quedó mirando a Bucky, que abría los ojos como platos mientras miraba al libro, como si se hubiese dado cuenta de algo bastante trivial.

- ¿Recuerdo?

- No. – Hizo una pausa. – Hydra.

- ¿Qué?

- Ellos saben arreglarme el brazo. – Tragó saliva, y Lana abrió la boca como si fuese un pez.

- También te quieren usar. – Lana se cortó a sí misma, intentando no decir los motivos de Hydra para mantener a Bucky captivo. – Y te quieren meter en la batidora.

- No lo harán de nuevo. – Sonaba tan convencido de él mismo que Lana casi le toma enserio.

- Ya, eso es lo que dicen todos los Soldados de Invierno. – Lana bromeó, pero Bucky no pareció cogerlo, así que la chica levantó la mano de su libro, moviéndola con una sonrisa. Bucky la estaba mirando fijamente, para después mirar el libro de nuevo.

Lana empezó a pensar. Y cuando Lana pensaba, los peores planes podían salir de esa cabeza. La mayoría de Vengadores habían sufrido uno de sus planes alguna vez. Sobre todo Natasha Romanoff y Clint Barton.

- Podríamos... Nada. – Lana provocó que Bucky la mirase fijamente unos segundos, el pelo delante de su cara. El chaval tenía que aprender a cortarse las puntas, al menos. – No me hagas caso.

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora