XXXXVI

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Si hace seis años le hubieses dicho a Lana que acabaría compinchada con el Dios del Engaño, con el puñetero Loki, para lograr salir de ese estúpido planeta lleno de gente rara, se hubiese reído en tu cara.

¿El objetivo? Lograr que el Gran Maestro se hiciese amigo de Loki, o al menos, morir en el intento. ¿Lo mejor de todo? Lana creía que, pese a aquellas últimas semanas de esclavitud, estaba saliendo bien. Solamente tenía que aguantar que Loki le diese órdenes como si ella fuese un perro. Bueno, todo el mundo le daba órdenes, y que Ofelia estuviese medio loca no ayudaba.

Lana juraba que si escuchaba una frase más de porqué la esclavitud era tan guay, iba a matarla con sus propias manos.

En ese momento estaba recostada en uno de los sofás dorados del casino del Gran Maestro, donde tenía su organillo del infierno, escuchando cómo Loki contaba una de sus batallitas mientras ella (preparaos para el enorme suspiro de asco), se dedicaba a darle uvas.

- Ya sabéis, me solté. – Loki soltó una última frase y Lana volvió a conectar con la realidad cuando el Gran Maestro entró en la sala, seguido por una silla con un tipo rubio y musculoso.

Rubio y musculoso como Thor. Lana abrió los ojos como platos mientras cogía otra uva y fallaba de pleno para dársela a Loki, metiéndosela en el ojo. Seguramente, todos los que le reían las gracias la miraron mal.

El tipo rubio se fijó en el sofá donde estaban todos, y sonrío de oreja a oreja.

- ¡Lana! ¡Loki! – Thor exclamó mientras Lana se levantaba rápidamente del sitio y caminaba rápida, siendo parada por Loki, que la cogió del brazo para frenarla mientras se excusaba con risas hacia sus amigos.

- Perdonad un segundo. – Loki comenzó a caminar con Lana a su lado, aguantándola del brazo con fuerza mientras intentaba callar a Thor, que volvía a gritar el nombre de ambos.

- ¡Estás vivo!

- No grites. – Loki miró mal a Lana mientras los dos paraban delante de Thor, con caras de confusión. – Estás vivo.

- ¡Claro que estoy vivo! ¡Suéltala! – Thor ordenó y Loki soltó a Lana que se quedó entre los dos hermanos, viendo que Thor también tenía un disco de contención en el cuello.

- ¿Qué haces aquí? – Loki preguntó con un grito medio susurrado, estaba tan inclinado hacia Thor que Lana podía compararlo con Michael Jackson en Smooth Criminal, cuando hace eso tan guay de inclinarse sin caerse.

- Como que qué hago aquí, ¡estoy preso en esta mierda de silla! ¿Y la vuestra? – Thor gritó mientras los miraba con cara de confusión y enfado. Bastante Thor.

- Yo no tengo silla.

- Nunca hemos tenido silla. – Lana acabó por Loki, que también miraba a Thor con las cejas fruncidas.

- Pues liberadme. – Thor miró a Loki y luego a Lana, ambos negaron levemente con la cabeza.

- No puedo. – Thor miró después a Lana, tras la negativa de Loki.

- Libérame.

- Yo especialmente no puedo, estoy aquí en calidad de esclava. – Thor entrecerró los ojos y miró de nuevo a Loki.

- ¡Libérame!

- No puedo.

- ¿Por qué?

- Me he hecho amigo de un tal Gran Maestro. – Loki explicó mientras Lana asentía para ella misma.

- Está loco. – Thor negaba con la cabeza como si le fuese la vida en ello.

- Me he ganado su aceptación, el Bifrost me trajo aquí hace semanas, y luego trajo a Lana. – Loki la señaló unos segundos y después dejó caer su brazo en el de la joven, que lo apartó como si quemara.

- ¿Unas semanas? ¡Yo acabo de llegar!

- ¿Qué estáis murmurando? – Thor soltó un grito y Lana levantó la mirada hacia el Gran Maestro, que los miraba con una sonrisa tranquila. Topaz, la mujer que había encarcelado a Lana, los miraba con esa cara de pasa arrugada asquerosa que tenía. – Aquí, el tiempo transcurre de manera diferente. En otro mundo tendría millones de años, pero aquí...

El Gran Maestro hizo una pausa para calcular más o menos cuántos años tenía, pero en vez de decir nada, titubeó, y miró a Loki para guiñarle el ojo. El dios del engaño bajó la mirada mientras Lana miraba entre los dos con una ceja levantada. Dios mío. Thor hizo lo mismo, mirar entre los dos con la boca entreabierta.

- En cualquier caso, ¿conoces a este... este...? ¿Te haces llamar señor del trueno? – El Gran Maestro señaló con ambas manos a Thor, que cerró los ojos un momento con una sonrisa cansada.

- Dios del trueno. Díselo. – Thor ordenó a Loki, que negó con la cabeza mientras cogía el brazo de Lana y la arrastraba a su lado.

- No había visto a este hombre en mi vida, y ella tampoco, verdad, ¿mascota? – Loki zarandeó a Lana, que negó con la cabeza mientras se intentaba soltar. Pero tenía mucha fuerza.

- Es mi hermano, ¡y ella es una amiga del trabajo!

- Adoptivo. – Loki miró al Gran Maestro mientras Lana se seguía intentando soltar, al fin y al cabo, ya había escuchado que Lana y Thor eran compañeros.

- ¿Es buen luchador?

- Si me quitas esto del cuello, te lo demostraré. – Thor dijo con un humor un poco retorcido mientras Lana se rendía y dejaba de zarandear con Loki, que la tenía agarrada con fuerza.

- Fíjate, ya está amenazando. – El Gran Maestro se puso bien el cuello de su chaqueta, y miró a Thor con una sonrisa entretenida. – Eh, chispas, te propongo un trato, si quieres volver a ese sitio... a Asgorda-

- ¡Asgard!

- Todo candidato que derrote a mi campeón, se ganará su libertad. – El Gran Maestro sonrío cuando acabó la frase y Lana cerró los ojos. No sabía quién era ese gran campeón suyo, pero lo que sí sabía es que, en la contienda de campeones, ese tío era como la nova más.

- Está bien, ¡dime dónde está ese tío y a quién tengo que romperle la cara! – Thor puso cara de enfado mientras amenazaba por puro enfado, y el Gran Maestro aplaudió una vez.

- ¡Esto es lo que me gusta de un candidato! – El Gran Maestro sacó su vara con la que controlaba a la mayoría de esclavos, y la activó. – Está bien, señor, es por aquí. – El Gran Maestro hizo que la silla de Thor comenzara a moverse, y Thor gritó una vez, intentando escapar.

- ¡Lana! ¡Loki!

Pero la silla ya se iba alejando lentamente mientras el Gran Maestro miraba a Loki con esa sonrisa extraña.

- Veo que te gusta mucho la prisionera con trabajo 031017-WW. – Lana rodó los ojos de nuevo, pero no hizo nada, no quería ganarse otro calambrazo. – Es mona.

- Sí, lo es. – Loki sonrío de lado mientras rodeaba a Lana con el brazo, ella solamente miró hacia el Gran Maestro con cara de asco.

- Puedes quedártela, este tipo de trabajadora hace muy bien de animal de compañía, tendrás que darle de comer, eso sí, y no la abandones, ella nunca lo haría. – Lana levantó una ceja y se llevó una mano a la cara. – Considéralo... un regalo para un amigo muy querido.

- Muchas gracias, Gran Maestro. – Loki le sonrío con confianza al jefe del lugar y este se sonrojó.

Sí, se sonrojó. Como una colegiala. Lana tuvo que parar el cringe que le venía desde la espalda.

- También podríais venir esta noche a la contienda de campeones, va a ser muy interesante. – El Gran Maestro le lanzó una especie de mando a Loki, y Lana lo reconoció al instante. Era el mando que controlaba las descargas de su cuello. – Y tráete a tu mascota, la gente querrá hacerle fotos con esos ojos tan bonitos. 

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora