XXXXV

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Cuando Lana cayó a través de un portal, mientras gritaba como una loca, lo primero que vio fue una enorme montaña de basura que se acercaba demasiado rápida para su gusto.

Vale, quizá estaba cayendo un poco demasiado rápido de lo normal, así que, lo más razonable, fue usar sus zapatos para frenar la caída, usando pequeñas plataformas naranjas para caer al suelo, aunque la fuerza de la caída hiciese que rodara por el suelo, parando la caída con varios golpes con miscelánea de basura.

Lana se quedó unos segundos en el suelo, confusa y gruñendo por el dolor del golpe, mientras se apoyaba en sus brazos para observar dónde narices estaba.

Parecía uno de los vertederos de Nueva York, aunque la basura que había no parecía para nada terrícola. Lana se levantó lentamente, mirando a su alrededor con un poco más de cuidado. Del cielo, miles de agujeros hacían caer basura de lo que parecía el espacio, y la chica estaba, sinceramente, flipándolo.

Lana miró su mano, asegurándose que su anillo doble seguía ahí, pero no lo tenía, y a saber dónde estaba. Genial, no podía volver a casa.

¿Thor habría llegado a Asgard? ¿Y la puta loca de Hela también? ¿Y si estaba muerto?

Se llevó las manos a la cara mientras escuchaba algo volando por el cielo, como si fuese un avión sobrevolando algo cerca de ella. Y, mientras se fijaba por dónde venía la nave, le pasó por encima, el aire que soltaba por su movimiento mandándola unos metros atrás, cayendo de nuevo.

Lana no dudó ni medio segundo en hacerse invisible para la vista mientras veía cómo la nave bajaba justo en una de las montañas de basura, y de ella salía una mujer, vestida con una especie de armadura enorme. Tenía la cabeza pequeña en comparación a su vestimenta, y también tenía varias espadas colgando de su cintura.

También tenía cara de no haber sonreído en la vida, así que... Lana supuso que no quería meterse con ella.

La mujer se bajó de la montaña de basura mientras Lana se movía hacia atrás, aun siendo invisible, no quería dejarse ver por esa señora, y menos si tenía intención de hacerle algo. Seguramente sí, porque había sacado un arma y movía la cabeza, como esperando algo.

Lana pisó un trozo de metal que hizo el mínimo sonido, y la chica miró abajo, viendo un trazo de metal medio roto. Maldita ironía.

La mujer giró la cabeza hacia Lana, lanzándose rápidamente hacia ella con la espada hacia arriba. Lana apareció de la nada mientras, de sus manos, salían chispas naranjas que se habían juntado para crear una cuerda que consiguió parar la espada antes de que le diese en plena cara.

Lana actuó rápidamente ante la confusión de la mujer esa, golpeándola en pleno pecho con su rodilla.

- ¡Joder! – Lana soltó la espada y se llevó ambas manos a la rodilla mientras caía al suelo, la mujer no se había inmutado. – De qué coño estás hecha, ¿de vibranium mezclado con diamantes?

La mujer no pareció entender lo que narices decía, y cogió del cuello a Lana, levantándola del suelo con una fuerza espectacular mientras ella movía los pies, asustada mientras el aire desaparecía de sus pulmones.

- No... A-a-así no.

- ¡Eh! ¡Es una chica! – Una voz animada hizo que la mujer dejara de hacer fuerza en el cuello de Lana, que tenía las manos en la enorme mano de la mujer. Un hombre, vestido de color dorado, azul y rojo, se acercaba por el basurero con paso rápido. – Pero, ¿qué haces? ¡Suéltala, vamos!

La mujer hizo lo que le ordenó el hombre, y Lana cayó al suelo de culo, aguantándose la garganta con la mano mientras el aire volvía a sus pulmones, luego, miró hacia arriba. El hombre le estaba ofreciendo la mano, y ella la aceptó, levantándose con cautela mientras miraba a la mujer de reojo.

HEKATE [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora