Capítulo 6

1K 87 11
                                    

—¿Qué hace... Emm... Él aquí?—le pregunté al representante nerviosa.
—Okay déjeme explicarle. Tuvimos un inconveniente y Sam no pudo venir. Pero su hermano vino en su lugar y queríamos ver si él podía...
—No, necesitamos la firma del artista—dije sin ver a Simon porque cuando lo veía y me cruzaba con su mirada de sorpresa recordaba aquella noche en la calle.
—Pensábamos cambiar la cita y...
—No hay cambio de cita. Tenemos una agenda muy apretada. Es hoy en este momento o no habrá contrato.
—Lo entiendo pero...
—Creo que usted como representante de Sam debió haberle hecho notar que no había otra opción o se presenta hoy o no...
—Okay déjenme intervenir un momento—me interrumpió Simon, ¿cómo se le ocurre? Aún así no dije nada y volteé a verlo con una mirada furtiva—. Tuvimos un problema familiar pero Sam en serio quiere ese contrato. Es su futuro y...
—Si tanto le interesa debe ser mas responsable y presentarse a sus citas. También el representante tiene que mostrar un poco de autoridad—volteé a ver al representante y después a Simon de nuevo—. Esta es una de las primeras y no se presenta, ¿qué puedo esperar después? Para el mundo del espectáculo se necesita disciplina—dije con la voz mas diplomática que podía hacer. Pude ver como Simon apretaba los puños frustrado.
—Tu no entiendes...
—No me tutee—le dije seria—. Respeto por favor.
Respiró hondo y abrió la boca para decir algo pero el representante se adelantó.
—Señorita por favor. Debe de haber algo que podamos hacer...
—Necesito a Sam aquí y ahora para firmar el contrato. Si no, me temo que su oportunidad se habrá perdido.
—No puede, entiéndalo—dijo Simon casi gritando.
—Simon...—le susurró el representante.
—Escuche—se acercó a mi apuntándome con el dedo, ignorando al representante—. Mi hermano tiene talento. Usted lo sabe, y yo se que usted quiere darle el contrato. Deje de ser tan cerrada y aferrada y deme el maldito contrato. Se lo llevaré y...
—Eso no es posible. Tengo que estar presente. Son las políticas que deben seguirse. Se que tiene talento pero como ya dije tiene que tener disciplina. Aparte quien se cree usted para venirme a decir lo que tengo que hacer. Usted ni siquiera debería estar aquí—ahora si grité enfadada. ¿Dónde estaba la voz calmada y reconfortante de ese hombre?
Se quedó callado y proseguí.
—Tienen que entender que...
—No no, usted entienda. Mi hermano esta en el hospital cuidando a nuestra tía. Esta bastante grave y no puede dejarla sola. Solo deme la maldita hoja. No voy a dejar que mi hermano pierda su gran oportunidad, no quiero que frustre su futuro por la necedad de una mujer—tenía los dientes apretados.
Me le quedé viendo sin ninguna expresión en la cara, pero mi mente trabajaba a mil por hora. ¿Cómo se atrevía a hablarme así?
Sin embargo cuando escuché lo de su familiar en el hospital un pedazo del caparazón que yo misma había formado empezó a resquebrajarse. Se lo mal que se ha de sentir... En serio se que su hermano tiene un gran futuro como cantante, podría llevarle el contrato al hospital y fírmalo ahí... Se que no fue su culpa y...
—Llegué—dijo Maire entrando—. Me retrasé por que... ¿Simon? Eres el amigo de Jacob ¿no? ¿Qué haces aquí?—se acercó con su caminado habitual y su gran sonrisa. Simon se separó un poco de mi y se volteó para saludarla. No estoy segura por que pero sentí algo en mi interior nada agradable.
—Hola. Vengo a arreglar unas cosas de un contrato—le dijo Simon con tono serio.
—¿Contrato? ¿Tu eres el artista nuevo?—Maire volteó a verme confundida.
—No. Es mi hermano pero no pudo venir... Así que... ¿Ambas trabajan aquí?
—Si. Ambas estamos a cargo jaja Adele es la jefa y yo la segunda al mando. Y que pena por lo de tu hermano. Perdió su oportunidad—dijo Maire seguido de un movimiento provocativo de su cabello. Simon estaba de espaldas a mi así que no pude ver su reacción, pero aún así yo seguía sintiendo esa sensación de enojo en mi interior contra Maire... ¿Celos? No lo creo. Eso no pasa desde hace años.

*Pasado*
(Dos años, tres meses antes del accidente)

—¿Estas escuchando?—le dije a Alex que tiene la mirada fija en algo que se encuentra a mis espaldas.
—Claro—dijo viéndome de nuevo.
—¿Qué tanto ves?—le dije sonriendo y volteé a ver que veía. Una mujer que para mi gusto se había pasado un poco en su operación de busto y trasero estaba al lado de la entrada. Los celos empezaron a hervir dentro de mi. Volteé con el ceño fruncido y vi la cara de confusión de Alex.
—¿Qué tanto le ves?—le dije enfadada.
—¿A quién?—dijo confundido notando mi tono de voz.
—Tu sabes muy bien a quien—me crucé de brazos y volteé a ver a otro lado.
Cuando volví a voltear Alex ya estaba al lado de mi.
—¿En serio crees que me pondría a ver a una mujer como esa, cuando tengo a mi hermosa prometida?—me dijo al oído.
Sonreí pero no podía rendirme tan fácil. Los celos aun no se iban por completo.
—Yo no tengo esa figura, se que a los hombres les gusta que las mujeres...
—Sabes que no soy de ese tipo—me volteó y quedamos frente a frente. Le sostuve la mirada por un segundo pero de inmediato bajé la mirada sonrojada. Me levantó la barbilla y me besó.
—Te amo. Tal y como eres. Lo único que estaba viendo era el letrero tras ella que anuncia la oferta de hamburguesas. Sabes que amo las hamburguesas...
Eso me hizo soltar una carcajada.

Then and now Donde viven las historias. Descúbrelo ahora