Capítulo 38

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No dormí casi nada. Mi llanto simplemente no se acababa. Extrañaba a Alex, extrañaba a mi Simon. Estaba dándole la espalda, me había levantado sin ánimos para ponerme una pijama. Me volví a recostar evitando la mancha de sangre.
Sentí que Simon empezó a moverse e hice todos mis esfuerzos por calmar mi llanto.
—Buenos días—dijo con voz soñolienta.
No contesté. La verdad estaba enojada pero también tenía miedo. Todavía tenía un poco de dolor en mi entrepierna.
—¿Adele?—no contesté. Mis sollozos hacían que mi actuación de estar dormida se fuera al caño—. ¿En serio sigues llorando? ¿Por qué tanto drama?
—Me lastimaste y ni siquiera te importa—dije levantándome enojada y llorando—. Me violaste literalmente. Es como si Josh hubiera logrado su cometido.
Simon se levantó rápidamente y se puso frente a mi.
—Yo no soy como él, no me compares con esa basura. Yo solo quería intentar tener un bebe contigo.
—Los bebés son resultado de un acto de amor entre parejas, no lo que hiciste ayer. Además ¿qué tal si los análisis están mal? ¿Acaso viste si la hoja tenía mi nombre?
—No la verdad no. Hay que checar a ver qué dice.
—No podemos—dije limpiando mis lágrimas—. La rompí ayer.
—¿Pero por qué hiciste semejante estupidez?—dijo enojado otra vez.
—Porque estaba enojada con tu actitud. ¡Cambiaste de un día para otro! Te digo que te volviste un Josh...
—¡Qué no me compares con ese patan!—dijo furioso.
Después de eso todo pareció suceder en cámara lenta para mí. Se levantó, con el ceño fruncido, levantó la mano y me dio una cachetada tan fuerte que sentí mi mejilla caliente.

Abrí los ojos de golpe. Estaba llorando, sudando. Simon tenía su cámara en la mano, es de día, la luz del sol entra por la ventana.
—Tranquila tranquila cariño. Simon me ve preocupado. Me levanté aterrada, me alejé un poco de él. Me había golpeado... Me toqué la mejilla pero ya no sentía el dolor. No traía la pijama puesta, me cubrí con la sábana y volteé a verlo aterrada, confundida y alterada.
—¿Estás bien?—dijo con su voz que me hace sentirme segura—. Estaba viéndote dormir tranquilamente y de repente frunciste el ceño y empezaste a respirar con dificultad.
¿No me habían dado los resultados? Simon no había actuado como un patan y no me había lastimado. Todo había sido una pesadilla horrible. Lo abracé del cuello y lloré sobre su hombro.
—Tranquila—dijo sobando mi espalda—. ¿Tuviste una pesadilla?
Solo hice un ruido afirmativo y seguí llorando. Cuando ya me estaba tranquilizando se separó de mi, me tomó de los brazos y me vio a los ojos.
—Solo fue un sueño ¿Okay?—dijo preocupado con el ceño algo fruncido—. ¿Quieres hablar de lo que soñaste? O...
Negué y solté algunas lágrimas más. Me sentía como una niña pequeña.
—Muy bien, entonces no hablemos de eso—me dio un beso rápido y volvió a abrazarme.
Ese era mi Simon, mi verdadero Simon. Estaba tan feliz de que solo había sido un sueño. No había vivido ese día... Gracias al cielo.

Simon sacó ropa de su maleta porque aún no desempaca y yo me puse mi atuendo para irme al trabajo.
Cuando íbamos en el auto seguía recordando mi sueño como si hubiera sido real. Simon conducía viendo fijamente al frente, volteé a verlo y puse mi mano en su pierna. Me volteó a ver y sonrió.
—¿Estas nerviosa por los resultados?
—Si—logré decir, porque en verdad lo estaba—. ¿Tú?
—Bastante. Más bien diría emocionado, ya quiero ver qué dice la hoja de los resultados—dijo Simon entusiasmado.
—Simon... Soñé que no te importaba y que me lastimabas—dije sin poder resistir. Tenía que decirlo para sacarlo de mi mente.
—Oh Adele—dijo comprensivo—. Entonces si estabas soñando porque nunca pasara eso—ahora él puso su mano en mi pierna mientras se detenía en un semáforo en rojo—. Te amo demasiado como para serte indiferente en algo tan importante como esto y mucho menos lastimarte.
—Gracias Simon...gracias—dije sonriendo.

A diferencia de mi sueño, los resultados si estaban listos a primera hora en la mañana, fuimos a recogerlos. Entrando sentía que iba a vomitar.
Tomé el sobre y salimos. En el auto lo abrí y se lo di a Simon justo como lo había soñado, esta vez no cerré los ojos.
—¿Qué dice?—dije viéndolo mientras leía.
—Bla bla bla... Adele Adkins... Emm... Resultado... su prueba de embarazo resultó...—y se quedó callado, volteó a verme.
—¿Qué?—dije preocupada—. Resultó ¿qué?
—Positivo—dijo viéndome a los ojos y sonriendo.
—Simon...—dije y después me cubrí la boca y volví a llorar. Deberían darme un premio por la mujer con más lágrimas del planeta.
Lo abracé, él me abrazó y después se separó para besarme.
—Seremos padres—dijo entusiasmado—. Seremos padres Adele.
—No lo puedo creer—dije entre mi llanto de alegría.

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