Desperté en sus brazos, es hermoso despertar y verlo aferrado a mi, protegiéndome de las pesadillas, de lo que quiera robarme el sueño. Me quede viéndolo un rato, su respiración tan tranquila me daba ganas de volver a dormir. Me moví un poco y se despertó. Adormilado me vio y de inmediato sonrió.
—Bueno días—dijo y me acercó más a él. De repente me di cuenta de que yo no tenía nada puesto, recordé todo lo sucedido y no pude evitar sonrojarme y morderme el labio inferior. Escondí mi cara en su pecho para que no me viera con las mejillas rojas—. ¿Dormiste bien?
Asentí. Anoche me había dejado llevar por completo, era como si no fuera yo... Y me había encantado. ¡Dios mío! Me siento como una adolescente o como si hubiera sido mi primera vez.
Nos quedamos en silencio unos minutos, yo pensaba en todo y en nada a la vez, hasta que recordé algo. Me separé un poco de él.
—Simon...
—¿Si?
—¿Qué día es hoy?
—Jajajaja ¿tanto bebiste anoche? Sábado Adele. Tu segundo día con 28 años.
—Ah...bueno. Creí que era domingo. Mis padres vendrán a visitarme mañana. Qué bueno que no es hoy porque no quiero separarme de ti—dije abrazándolo.
—Ni yo de ti. Además tengo preparada la celebración solo tu y yo. Claro, solo si tú quieres.
—Soy toda tuya—dije sonriendo y después de eso me besó.
—En cuanto me digas nos levantamos y nos vamos.
—Cinco minutos más—dije cerrando los ojos.
—Me has leído la mente—me abrazó de nuevo y nos quedamos dormidos.Esos cinco minutos se volvieron media hora. El sol de Mayo entraba por las cortinas y me hizo despertar de nuevo. Nos levantamos y nos arreglamos. Me puse una blusa negra de tirantes, unos pantalones negros y mis converse del mismo color. El calor era un poco sofocante y el pobre de Simon tuvo que ponerse su traje de nuevo porque no tenía nada más.
—Que guapo—le dije bajando las escaleras.
—Ya se ya se—dijo sonriendo—. Tú te ves hermosa.
—Gracias—hice una pequeña reverencia y después me ataqué de la risa.
—Creo que eso es tuyo—volteé a ver lo que señalaba y vi a Louie con mi sostén sobre su cabeza, intentaba quitárselo. Me dio ternura y vergüenza.
—Oh por dios Louie—se lo quité de encima.
—Jajajaja Vámonos ya.
Fuimos a la casa de su tía para que se cambiara. Era la primera vez que vería a su tía, tengo que admitir que me puse nerviosa.
—Mi tía es muy gentil, le agradarás—me guiñó el ojo—. Ven, vamos.
Abrió la puerta y entramos. La casa es blanca y no muy grande, tiene un gran piano en la sala y las paredes tienen un estampado bastante rústico.
—Toma asiento, voy a cambiarme no tardaré. De seguro mi tía está dormida y Sam también.
—Muy bien aquí te espero—dije sentándome en el banco del piano.
—En seguida vuelvo—dijo Simon y desapareció escaleras arriba.
Me puse a ver todo, me levanté para ver las fotografías en la pared. Había una de una mujer tocando el piano, joven y delgada, con el cabello hasta la mitad de la espalda. La foto era en blanco y negro y supuse que ella era su tía Elizabeth. Al lado de esa foto había una en la que aparecían una mujer muy parecida a la anterior, con un bebé en sus brazos y un chico a su lado. Él chico era Simon, sonreía a la cámara, no podía tener más de diecinueve años. La misma sonrisa sincera. Y la mujer supongo que era su madre cargando a Sam de pequeño. Sentí algo en mi corazón que me hizo dejar de ver la foto. Volví a sentarme frente al piano justo cuando mi celular comenzó a sonar. Conteste rápidamente para no hacer escándalo.
—Hola...
—Mi cabeza va a explotar—dijo Laura con una voz horrible.
—No me sorprende—dije aguantándome la risa.
—¿Hice algo estupido?
—¿Cuándo no?
—Que bueno que no estás aquí porque si no te habría golpeado.
—Dios es grande jaja.
—No sé ni para que te llamé—dijo Laura fastidiada.
—Ni yo jaja.
—Adiós voy a vomitar sobre tus tacones.
—Los lavas después por favor.
—No lo creo—colgó.
Guardé el celular y centré mi atención en el piano. Hace años que no tocaba. La tapa estaba abierta y las teclas me imploraban que las tocara. Me senté bien, acomodé mis manos recordando las notas y me puse a tocar la canción que había tocado por última vez.
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Then and now
FanfictionEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...