Capítulo 36

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Sentí su mano en mi barbilla e hizo que levantara la mirada. Lo vi a los ojos y tenían un brillo inexplicable que nunca había visto.
—¿Es en serio?—dijo con un tono indescifrable.
—Si...nunca bromearía con algo así.
—Y...¿es mío?
—Jajajaja obviamente es tuyo Simon—dije sonriendo ante su comentario.
—Entonces ¿por qué bajaste la mirada y te mordiste el labio?
—Porque no sabía cómo lo ibas a tomar. Yo...
—¿Cómo creíste que lo tomaría? Es lo más hermoso que me puede pasar. Es lo más hermoso que le puede pasar a una pareja. Y lo mejor es que será contigo. Adele... Vamos a ser padres—dijo sonriendo ampliamente y pude notar un indicio de lágrimas en sus ojos.
No pude contener mi emoción, sentí un enorme alivio al ver su entusiasmo por tener un hijo conmigo. Me abrazó con fuerza y cariño.
—Oh Simon, estoy tan feliz de que esto te haga feliz.
—Más que feliz. Nunca... Nunca imaginé sentir algo parecido. ¿Cuándo te enteraste?
—Hace unos días. Compré una prueba de embarazo y resultó positiva. Laura y yo caímos en llanto. Estaba nerviosa... Bueno de hecho estoy nerviosa.
—¿Laura lo sabe?
—Es como mi hermana. Es la única enterada.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—No quería que te sintieras más frustrado por no poder estar aquí.
—Pero cuando llegué... Es una noticia maravillosa Adele.
—Fue tanta la emoción y la impresión de volver a verte y abrazarte que olvidé decírtelo. Lo siento.
—No te preocupes. Dios Adele ¡vamos a tener un bebe!
—Lo sé—dije llorando de la felicidad.
Simon tomó mi rostro y me besó.
—Estoy tan...feliz y emocionado. Te juro que nunca me había sentido así en toda mi vida.
—Yo...—dije bajando la mirada. Recordando cuando me enteré de que estaba embarazada de Alex. Me dieron unas ganas enormes de llorar pero no de alegría. De repente el miedo me invadió y solté un sollozo. Abracé a Simon fuertemente y él me devolvió el abrazo.
—¿Qué sucede Adele?—dijo preocupado.
—Yo había sentido algo parecido cuando...—se me cortó la voz.
—No tienes que hablar de eso. No hablemos del pasado Adele.
—Tengo—dije entre sollozos—miedo de que pase algo de nuevo. De que vuelva a perderlo.
—No pienses eso. No ocurrirá. ¿Recuerdas que te hablé del destino?—asentí viéndolo atenta. Me limpié una lágrima que recorría mi mejilla y respiré hondo—. Pues el destino te puso aquí, a mi lado. Tendremos un hijo, todo pasa por alguna razón. Te amo como no tienes una idea. Nuestro destino es tener a ese pequeño que se formará dentro de ti—dijo tocando mi vientre—. Y nada ni nadie podrá impedirlo, yo me encargaré de cuidarte mientras él o ella esté dentro de ti y cuando nazca los cuidaré a ambos con mi vida si es necesario.
—Simon no tienes ni la menor idea de cuánto te amo, de cuánto te necesito en mi vida.
—Y yo a ti.
—Cuando te fuiste, me sentía tan vulnerable.
—Lamento haberme ido y haber intentado...terminar con nuestra relación. Estaba tan frustrado, enojado, nervioso, que no sabía qué hacer.
—Te comprendo perfectamente. Fue exactamente lo que hice al mudarme aquí.
—Ambos somos unos locos—dijo sonriendo tocando mi mejilla. Lo acerqué a mí y ya a pocos centímetros, sintiendo su respiración, hablé.
—Estoy completamente loca...por ti—dije sonriendo.
—No más que yo por ti—dijo y me besó.
Cerré los ojos sintiendo el beso, siguiendo sus labios, no quería que se terminara esa conexión entre nosotros, lamentablemente el tiempo apremiaba.
Nos arreglamos, él para ir a recuperar su empleo, yo para ir a mi oficina. Salí del vestidor con mi atuendo puesto cuando él estaba poniéndose la corbata. Se veía al espejo y trataba de descifrar el extraño acertijo de hacer un nudo. Caminé silenciosamente y me puse tras de él.
—¿Problemas?—dije en su oído asustándolo.
—¡Wow! Jajajaja ¿a qué hora saliste?—dijo deshaciendo lo que llevaba del nudo por el susto.
No contesté, solo lo puse de frente a mí y tome la corbata. Lo vi a los ojos con una sonrisa y luego centré mi atención en la corbata. Terminé de hacer el nudo y volteé a verlo a los ojos, me veía con una sonrisa.
—Recuerdas aquella vez que me preguntaste ¿cómo podía sonreír después de lo que había sucedido con mi madre?
Asentí. No quería hablar de eso y no quería hacerlo hablar de lo sucedido con su tía, pero él continuó.
—Ahora que mi vida volvió a ser un desastre total, puedo ver aún una luz y esa eres tú.
Me mordí el labio inferior y volteé hacia el techo para no dejar que las lágrimas salieran. Puse mi mano en su pecho. Me tomó de la espalda y me besó. Literalmente sentí que mis piernas se debilitaban. Seguí besándolo hasta que tuve que separarme para tomar aire. Al abrir los ojos no pude contener la carcajada.
—¿Qué? Jajajajajaja—volteó al espejo y se vio la cara llena de labial rojo.
—Lo siento jajajaja pero tú empezaste.
—No me queda tan mal jaja. ¿No quieres emparejar el lado derecho?—dijo poniendo su mejilla derecha frente a mi.
—Con gusto—le di un beso en la mejilla dejando mi marca.
—Gracias—dijo sonriendo.
—Ahora límpiate que se nos hace tarde.

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