—¿Cómo que despedida? No puedes despedirme, no...
—Ya lo hice Maire. Ahora por favor sal de mi oficina y recoge tus cosas—dije bajando la mirada hacia unos papeles que tenía en mi escritorio.
—¿Así tan fácil? Llevo desde que empezaste esta empresa trabajando aquí y así de la nada me despides—estaba furiosa.
—Mira Maire, no hagas esto más difícil. Ya te despedí una vez y no te fuiste, creo que dos veces son suficientes para que entiendas que no te quiero aquí ¿está bien?
—Pero.... Pero ¡no puedes!
—Si puedo, soy la jefa y se hace lo que yo digo—Tocaron a la puerta—. Pase.
—Señorita Adele yo...—dijo Gabriela entrando pero se detuvo al ver a Maire.
—Pasa Gabriela, Maire ya se iba.
—¡No no me voy!—dijo Maire enfadada—. No me voy hasta que entres en razón.
—Estoy completamente consciente de lo que estoy diciendo. Vete por favor. Por última vez por las buenas o llamo al guardia.
—¿Cómo te atreves?—se notaba que Maire ya no sabía qué hacer. Tenía los puños apretados.
—Dime Gabriela—dije ignorándola.
—Los precios de...
—Oye oye oye—dijo Maire deteniendo a Gabriela—. Aún no he terminado.
—Pues yo sí Maire. Tu tiempo en esta empresa se acabo. Adiós. Ya no voy a permitir que me jodas más la existencia.
De reojo podía ver a Gabriela sonriendo. También le agradaba esa idea.
—Siempre has sido una perra—dijo Maire apretando los dientes.
—Vaya que lo he sido y me arrepiento y puedo cambiar. Lástima que tú ya lo traes en la sangre—ese comentario me salió de algún lugar extraño de mi mente pero no lo retuve. Maire pareció ofendida. De repente vi que levantó la mano, estaba a punto de golpearme.
Instintivamente me quité lo más rápido que pude y el movimiento hizo que mi vientre me doliera horrores.
Cerré los ojos y solté un pequeño grito. Cuando abrí los ojos vi a Gabriela dándole un buen golpe en la cara a Maire.
—Por dios Gabriela—dije sorprendida.
—No... No sé que me pasó. Lo lamento...—dijo ella sorprendida de sí misma aún con el puño levantado.
Maire sostenía su rostro y nos veía con odio.
—Lárgate Maire ahora—dije con el ceño fruncido por el dolor que había sentido en mi vientre.
Por fin salió de mi oficina, con la cara dolorida.
—Seguridad—dije por teléfono—. Cuidado con la señorita Maire. Asegúrense de que no haga ninguna estupidez—colgué.
—Nunca...—dijo Gabriela—. Me había sentido tan viva—dijo y sonrió ampliamente. Eso me hizo soltar la carcajada.
—Oh Gabriela jajajaja. Creo que hiciste lo que todos queríamos hacer—le dije mientras sobaba mi vientre. ¿Qué rayos había sido ese dolor?
—Si jajajaja...fue... ¡fue estupendo!
Maire después de horas encerrada en su oficina por fin se largó. Quitamos su placa de la puerta y sentí un gran alivio. No iba a permitir que me hiciera más daño, ya no.—Emma—dije caminando con dificultad hasta donde estaba ella—. Necesito tu ayuda—dije recargándome en el escritorio. Mi espalda me estaba matando, al igual que mis pies y mis senos me dolían horrores.
—Si dígame señorita—dijo ella sonriendo.
—Necesito que me acompañes a comprar unas cosas por favor. Necesito tu ayuda porque me canso muy rápido.
—Cuente con eso señorita—se levantó de su silla, tomó su bolso y salimos.Primero fuimos a un centro comercial porque necesito ropa. Literalmente ya no me queda nada. Emma y yo caminamos por toda la tienda hasta llegar al área de la ropa.
—¿Dónde está la ropa de embarazadas?—dije sosteniendo mi espalda viendo para todos lados.
Volteé a ver a Emma y estaba viendo un vestido rojo corto bastante lindo. Sonreía tímidamente y tocaba la tela una y otra vez—. Emma—dije sonriendo.
—¡Oh! Emm...lo siento señorita—dijo soltando el vestido rápidamente.
—Te gusta el vestido cierto—dije sonriendo y caminando hacia el vestido.
—Es bonito si—dijo acomodándose las gafas—. Pero no es para mí es muy...
—Pruébatelo—tomé uno y se lo di—. Veamos cómo se te ve.
—Señorita yo no—dijo bajando la mirada.
—Emma... Pruébatelo jaja—me da mucha ternura a veces.
—Es...está bien—dijo sonriendo.
—Mientras yo veo ropa para mí y este pequeño—dije sobando mi vientre.
Después del dolor de en la mañana con el incidente de Maire había quedado dolorida pero supuse que era normal.
—Esta bien señorita.
—Estaré por allá. Cuando estés lista me llamas para verte ¿Okay?
Solo asintió sonriendo.
Me fui a la ropa de embarazada, había cosas realmente hermosas. Tomé un suéter, una blusa y unos pantalones holgados que me hacen bastante falta. Cuando entré a los probadores me encontré con Emma enfundada en el hermoso vestido rojo. Se veía tan diferente, se veía muy bien.
—¡Wow Emma! ¿Eres tú?
Volteó a verme y sonrió.
—Jaja si soy yo.
—Te queda perfecto—dije acercándome a ella—. Todos los chicos morirán por ti.
—Jajajaja señorita. No creo que nadie muera por una chica como yo.
—Oh Emma no digas eso—dije viéndola a los ojos por el espejo—. Eres una chica amable y hermosa. Claro que morirán por ti.
—Pues el chico que me gustaría que muriera por mí ni me ve—dijo bajando la mirada.
—Owww pues debe de estar ciego y tonto.
—Es el chico de administración de la empresa—dijo viéndome.
—¿En serio? ¿El nuevo?—asintió—. Oh Emma.
—Mary me dijo que podía cambiar mi peinado y mi forma de vestir. La asistente de la señorita Maire me dijo que dejara de usar zapatos de "niña tonta" y me pusiera tacones.
—No Emma no les hagas caso. Puedes arreglarte así para una fiesta o algo por el estilo pero no cambies tu forma de ser o de vestir solo para impresionar o enamorar a un chico. Si tú te sientes bien así contigo misma, los hombres deben de amarte como eres.
—Ay señorita Adkins, me va a hacer llorar.
—Es la verdad Emma—dije tomándola de los hombros—. Pero... Mira que hermosa te ves con este vestido.
—¿Eso cree?
—¡Claro!—solté su moño y su cabello largo cayó sobre sus hombros—. Y así lo luces mejor.
—Wow—dijo viéndose en el espejo.
—Muy bien. Me voy a probar esto y tú te llevas ese vestido.
—Lo malo es que es bastante caro y no puedo comprarlo.
—Yo lo pago—dije guiñándole el ojo—. No puedo dejar que ese vestido se quede aquí solo.
—Pero mira a quien me voy encontrando—dijo Laura. La vi por el gran espejo. Volteé sonriendo.
—Laura—fui hacia ella y la abracé.
—¡Hola! ¿Comprando ropa?
—Si ya no tengo nada. No me queda nada, he engordado muchísimo.
—Me gusta ese suéter—dijo viendo lo que iba a probarme. Volteó a ver a Emma y se sorprendió—. Wow amiga me gusta ese vestido. Pero déjame decirte que esos zapatos nada que ver.
—Es Emma mi asistente.
Emma levantó la mano para saludarla.
—¿Qué? ¡Wow en verdad eres tú! Te ves súper.
—Ves te lo dije Emma.
Emma solo sonreía.
—Tenemos que hacer algo con esos zapatos—dijo Laura haciendo cara de disgusto.
—Solo me pruebo esto y vamos a ver los zapatos—dije sonriendo.
Entré al probador y me puse el suéter. Me gustó bastante.
Cuando salí me quedé con la boca abierta. Emma estaba maquillada, sin anteojos y descalza viéndose en el espejo.
—Emma...—dije sorprendida.
Ella volteó y sonrió.
—Ni siquiera me reconozco.
—Debería ser maquillista—dijo Laura saliendo de su probador con una sonrisa orgullosa.
—Se ve muy bien—le dije a Laura.
—Gracias gracias no más aplausos por favor—dijo Laura haciendo reverencia.
—Vamos por esos zapatos ya. ¿Te lo quieres llevar puesto Emma?—dije y ella asintió—. Perfecto voy a cambiarme y...—de repente me dio un dolor horrible en el vientre que hizo que me detuviera y abriera la boca pero no salió ningún sonido. Cerré los ojos fuertemente.
—Señorita Adkins—dijo Emma. Sentí que tomaba mi mano.
—¡Adele!—gritó Laura.
Emma me llevó hasta la silla de mi probador.
—¿Estás bien? ¿Te traemos algo? ¿Llamo a un doctor?—dijo Laura sin pausas.
—No no, estoy bien—dije respirando hondo.
—¿Qué te duele?—dijo Laura viéndome preocupada.
—Solo fue un dolor en mi vientre... Ya estoy mejor—dije viéndola a los ojos.
—¿Segura?
—Si si, vamos—dije levantándome—. Sigamos comprando.
Después de recuperarme fuimos a pagar el vestido y mi ropa. Laura nos acompañó a los zapatos y le compré unas lindas zapatilla de piso a Emma. Estaba muy cambiada.
Después fuimos al supermercado. Laura no nos acompañó porque tenía que ir a trabajar. Ya en la camioneta Emma subió al asiento de atrás junto a mí.
—Al supermercado Henry por favor—dije descansando. Recorrer toda la tienda me tenía exhausta.
—Señorita ¿tiene mis anteojos?
—Si...—dije sacándolos de mi bolso—. Ten...
—Gracias. No veía nada jaja.
—Jajajaja. Te ves muy bien—dije recostándome en el asiento.
—¿Segura que quiere ir al supermercado señorita?
—Si Emma, necesito muchas cosas.
—Esta bien.
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Then and now
FanfictionEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...