Then and now

Capítulo 40

—Wow Marcy estás aquí—dije sorprendido.
De la nada se lanzó hacia mí y me abrazó.
—Oh Simon ¡lo sé! Estoy aquí y todo es gracias a ti. No puedo creerlo—dijo abrazándome fuertemente por el cuello. La verdad me tomó por sorpresa o tal vez solo tengo sueño—. Y casualmente te encuentro justo después de salir del aeropuerto.
—Eso sí que fue suerte jaja—dije separándome de ella—. Y ¿qué tal tu vuelo?
—Cansado, bastante cansado.
—Deberías ir a tu hotel a descansar.
—Ahí me dirijo. Solo buscaré un taxi.
Eso fue una clara clave de "llévame a mí hotel".
—¿Quieres que te lleve?
—Oh no Simon, no quiero molestarte a estas horas... Por cierto, ¿qué haces aquí a estas horas? Jaja.
—Oh... Vine por comida jaja—dije recordando que estaba en pijama, afuera de un bar, a la una de la mañana. Nada extraño.
—Genial jaja.
—Ven sube, te llevo. No es muy seguro tomar un taxi a esta hora.
—Bueno no... Gracias Simon.
Me dijo a que hotel iba y como conozco Londres como la palma de mi mano llegamos bastante rápido, además, queda de camino a la casa de Adele... Bueno, a mi casa.
—¿Ya tienes planeado lo que harás?—dije para mantener una conversación y no quedarme dormido.
—Mañana iré a un tour en la mañana. La tarde estará libre para mí. Iré a explorar la ciudad.
—Te recomiendo un café bastante bueno frente al Big Ben. Es una pequeña puerta roja. Está justo frente al reloj.
—Gracias Simon, sin duda iré. Espero no perderme.
—Te doy mi numero si quieres por si se te ofrece algo.
—Claro, me encantaría—dijo sonriendo.
Le di mi número y la dejé en la puerta de su hotel.
—Nos vemos pronto Simon—dijo sonriendo y entró a su hotel.
Me fui directo a la casa. Entré, subí a la habitación con la bolsa de comida y cuando abrí la puerta me encontré a Adele dormida con su mano sobre su vientre y la televisión encendida.
Dejé la comida en el tocador y me senté en la cama. Le di un beso en la frente y se empezó a mover un poco. Abrió los ojos poco a poco.
—¿Simon...?
—Lamento la tardanza—dije susurrando. Acaricié su cabello—. Duerme si quieres, puedo guardar la comida.
—¿La encontraste?—dijo adormilada sentándose con dificultad.
—Si jaja. ¿Aún quieres?
—Muero de hambre—dijo sonriendo.
A las dos de la mañana comimos burritos y tomamos agua de sabor.

•Narrador normal•

—Dime que lo tienes—dijo Maire ebria.
—Sip... Aquí está—dijo Jacob dándole su celular.
—Esto es oro amor.... ¡Oro! Ya quiero ver su cara jajajaja.
—¿Se lo mostraras?
—Si no ¿para qué rayos las tomamos?
—Se va a molestar.
—Ese es el punto—dijo ella y lo besó.

•Narra Adele•

No puedo creer que Simon encontrará la comida. En serio fue bastante inesperado, y esos burritos me supieron a gloria. No sé porqué pero este bebé ama la comida Mexicana. Desperté a las cinco de la mañana de nuevo por ganas de hacer pipí, mi vejiga es mucho más pequeña. Cuando sonó el despertador para irme al trabajo lo apague porque estaba despierta. Siento mis párpados pesados.
Simon despertó y me vio preocupado.
—¿Estás despierta?—Asentí con los ojos cerrados—. Adele cariño. Duérmete.
—Tengo que ir al trabajo—dije levantándome.
—No vayas hoy. En serio tienes que descansar.
—La verdad creo que no iré hoy. Sólo iré a hacerme una taza de miel caliente.
—Te acompaño. Yo sí iré al trabajo jaja.
Fuimos a la cocina. Hice mi taza de miel y él se hizo un café. Después de desayunar él se fue al trabajo y yo me fui directo a la cama.
Con Louie a mi lado me puse a ver televisión. Me esperaba un día de descanso.

•Narra Simon•

—Estábamos comiendo burritos a las dos de la mañana—le dije a Frank mientras trabajábamos en las computadoras.
—Después de tu llamada me puse a investigar porque rayos Ana sabía sobre ese bar. Me contó toda la historia del bar. No dudo que lo haya fundado ella.
—Jajajajajajaja. Estaba atiborrado de gente ayer. Y yo en pijama.
—Ya te imagino. Pero todo por nuestras lindas mujeres.
—Exactamente. Hubieras visto la cara de Adele cuando le dije que sí había encontrado la comida.
—Jajajaja esque a quien se le ocurre.
—Ella quería eso jajajaja—en eso sonó mi celular—. Espera, ¿hola?—dije contestando.
—Hola Simon—dijo Marcy.
—Hola. ¿Cómo estás?
—Muy bien gracias, fascinada con Londres. Acabamos de pasar por el Big Ben pero no vi el café que me dijiste.
—Esta justo frente al reloj.
—Esque pasamos en camión.
—Oh si... Es más fácil verlo cuando vas a pie.
—Quería... Decirte si te gustaría mostrármelo. Podemos tomarnos un café y luego tal vez ir a dar una vuelta. Tú que si conoces la ciudad sabrás a donde ir.
—Oh Marcy me encantaría pero hoy tengo muchísimo trabajo. Si quieres te pasó la dirección del café para que vayas.
—O más tarde...
—Bueno puede ser como a las dos y media.
—Me parece perfecto.
—Entonces ¿te veo en tu hotel?
—Ahí estaré esperándote.
—Muy bien ahí te veo. Hasta pronto—colgué.
—¿Quién era?
—Una amiga de Estados Unidos que vino de viaje. Quiere que le muestre un café que le recomendé.
—Ojalá que no quiera algo más—dijo Frank.
—No lo creo.