Then and now

Capítulo 34

Adele despertó desorientada y con dolor de cabeza. Se fue adaptando poco a poco, abriendo y cerrando los ojos hasta que recordó en donde estaba. Le pareció extraño volver a despertar en esa casa. Ya no había fotografías, ni cuadros, solo muebles. Se levantó, se dio una ducha y tendió la cama. Cuando estuvo lista y después de tomarse la medicina para el estomago salió de la casa.
Volteó a verla por última vez, con lágrimas en los ojos.
—Es hora de por fin decir adiós—susurró para si misma mientras sacaba de su bolso las llaves del auto.
Caminó hasta el auto, abrió la cajuela y sacó el gran letrero. Caminó por el jardín y lo clavó frente a la entrada.
"Se vende" era el mensaje que tenía junto con su número de teléfono.
—Gracias—dijo llorando, mandó un beso hacia la casa y subió al auto.
Cuando arrancó la vio por el retrovisor. Estuvo a punto de arrepentirse, conducía lento. Lo había pensado tanto y por fin lo había hecho. Sintió como si se quitara un gran peso de encima y aceleró. No pensaba dar la vuelta.

Ya estando en Brighton decidió ir a visitar a sus padres. Tocó a la puerta y su madre, hecha un completo desastre le abrió la puerta. Estaba fumando, tenía el pelo enmarañado y estaba en pijama. Cuando la vio empezó a llorar.
—¿Mamá que sucedió?—dijo Adele sumamente preocupada.
—Tu padre—dijo después de darle una última calada a su cigarro y tirarlo—. Nos peleamos, una cosa llevó a la otra y ahora nos separaremos de nuevo—dijo llorando.
—Mamá...—dije triste—. No puede ser posible.
—Pues lo es... Yo intenté todo. Lo intenté, quería que funcionara y ahora...
—Tranquila, vamos adentro.
Ya sentadas en su habitación nos pusimos a platicar.
—Mamá si ustedes me han enseñado algo es que por una pelea no se tiene que acabar una relación. Yo me peleé con Simon antes de que se fuera y ahora estamos bien. Nos hablamos todos los días y...
—Si hija pero esto no ha sido solo una pelea. Todos los días cada minuto que nos vemos nos estamos peleando por algo. Y son estupideces pero él no intenta arreglar nada y ya no lo soporto... Ni él a mi—dijo lo último bajando la vista.
Justo en ese momento se escuchó el sonido de la puerta abriéndose.
—Ahí viene—dijo Penny levantando la mirada.
—Hablemos los tres, creo que yo también tengo voz en este tema—dijo Adele levantándose de la cama.
—¡No! Ya me canse de rogarle y yo tampoco quiero.
—No le vamos a rogar, solo hay que aclarar las cosas.
Mark abrió la puerta de la habitación y se detuvo al ver a Adele.
—Papá...
—Hola hija—dijo con voz seria. Vio a Penny y después a Adele otra vez.
—¿Podemos hablar los tres? Por favor—dijo Adele.
Después de mucho tiempo en silencio Mark aceptó.

•Narra Adele•

En la mesa del comedor, los tres sentados nos pusimos a hablar. Sé que mi madre lo ama y él también la ama, pero ambos son unos cerrados, como yo bien comprenderé. No dejaré que su matrimonio se pierda de nuevo.
—Okay ¿cuál es la raíz del problema?
—Que tú madre no me deja hacer nada.
—Porque nunca puedes hacer nada. Siempre estás de viaje o trabajando y...
—Y cuando llego quiero ayudar o ir a pasear y te pones como una adolescente caprichuda.
—No lo hago solo quiero que descanses.
—Si yo no te digo que estoy cansado no saques tus conclusiones.
Ambos se la pasaron gritándose por varios minutos. Me ignoraban por completo. Y lo peor es que se peleaban porque cada uno quería ayudar al otro y ambos no querían ayuda. Es absurdo.
—¡Ya!—grité y ambos se callaron—. ¿Se dan cuenta de lo que están diciendo? ¿Solo se preocupan el uno por el otro y ahora están peleando por eso?
¡Por el amor de dios! Tienen que dejarse ayudar. ¿Recuerdan cuando Alex murió—me sorprendí de la naturalidad con la que lo dije—, y yo estaba necia a alejarlos de mi vida? Y ustedes me decían que me dejara ayudar, pues déjense ayudar.
Ellos se vieron a los ojos por un minuto. Mi madre se echó a llorar de nuevo, ahora sé de dónde lo heredé, y mi padre bajó la mirada. Después se levantó y la abrazó.
—Lo siento—dijo mi padre besando la cabeza de mi madre.
—Quiero que funcione, en serio quiero que nuestra relación sea como cuando nos conocimos—dijo Penny llorando en su pecho.
—Yo también, yo también...
—Awwww... ¡Abrazó grupal! Jajajaja—dije soltando una de mis carcajadas y los abracé a los dos.
Me despedí y manejé hasta Londres.