Capítulo 27

1.4K 81 8
                                        

•Narrador normal•

Simon se despertó a las tres de la mañana por el dolor en su herida. Se movió un poco pero recordó que Adele estaba entre sus brazos y de inmediato se quedó quieto y sonrió.
El sueño se había ido por completo, la lluvia seguía mojando la ventana. Simon decidió esperar a que el dolor se fuera y a que el sueño volviera a atraparlo. Se quedó viendo a Adele dormir. Recordó aquel día en el auto, cuando Adele se quedó dormida y tenía el ceño fruncido y la respiración entrecortada. Ahora Adele tenía la respiración calmada y la cara relajada, fruncía el ceño de vez en cuando pero Simon sabía que eran punzadas de dolor, él también las sentía en su herida.
Adele estaba acurrucada entre los brazos de Simon y tenía una mano sobre su pecho. Simon con cuidado tomó su mano, acarició su muñeca un poco morada. Se sintió furioso con él estupido de Josh por haberle hecho eso, no tenía derecho de vivir. Lamentablemente solo lo habían metido a la cárcel, y Simon esperaba que no lo dejaran salir nunca más.
El sueño no llegaba pero Simon era feliz viendo a Adele dormir, con su boca entre abierta, su piel iluminada por la luz de la luna, su hermoso aroma a lavanda y algún rastro de su perfume. La quería, demasiado. La amaba. Pero no se atrevía a decírselo. Era muy pronto para decirle que la amaba, pero así era. Se pasó toda la noche viéndola dormir, memorizando cada facción de su rostro porque al día siguiente, en el trabajo, quería estar pensando en ella, y solo en ella.

A las seis de la mañana Adele, acostumbrada a despertar para ir al trabajo a esa hora, comenzó a despertarse. Se movió para acomodarse y sintió los brazos de Simon a su alrededor. Se alteró un poco pero después recordó todo y se tranquilizó. Volteó a ver a Simon y se percató de que la estaba observando con ojos adormilados y una sonrisa pintada en el rostro, esa sonrisa la hizo sonreír.
—¿Cuánto llevas despierto?—le dijo Adele en voz baja y adormilada.
—Unas horas, duerme Adele, es muy temprano.
—Tu también deberías dormir—dijo Adele acomodándose más cerca de Simon porque el frío empezaba a ser insoportable por la lluvia de la noche.
—Si, eso haré. Duerme.
No tuvo que decirlo otra vez, Adele cayó profundamente dormida de nuevo.

•Narra Adele•

Desperté y me estiré. Simon... Ya no está a mi lado. Me levanté un poco, con una serie de quejidos por los múltiples dolores, e inspeccioné la habitación pero no había señales de él. La puerta del baño estaba entreabierta, me levanté y fui a ver si estaba ahí.
—¿Simon?—dije tocando la puerta.
—Hola Adele—dijo desde adentro.
—Buenos días—dije sonriendo. Por la parte abierta de la puerta pude ver el espejo y por el pude ver a Simon sin camisa y con la venda en su mano. Su herida estaba roja y le estaba aplicando pomada. Sentí una punzada en mi corazón y por inercia me llevé la mano al cuello recordando mi cortada. Pero la mía no es tan grave como la de él.
—Buenos días—dijo y después frunció el ceño al aplicarse más ungüento.
Volteó al espejo y cruzó la mirada conmigo. Bajé la vista de inmediato y segundos después Simon abrió la puerta.
Me sonrió pero yo seguía viendo su expresión de dolor en su rostro.
—No llores, no es nada—dijo tomando mi mano y acercándome a él.
—Simon no...no creí que fuera tan grave.
—Se quitará pronto ya veras. Oye..—levantó mi barbilla y me hizo verlo a los ojos. Me sorprende lo fuerte que es porque me sonríe como si en realidad no pasara nada—. Todo estará bien ¿si? Pero tenemos que seguir con la frente en alto. Estamos a salvo y nos recuperaremos.
Asentí. Él, sin soltar mi barbilla me dio un beso rápido que me dejo con ganas de más. Bajé la vista mordiéndome el labio inferior y creo que me abrí un poco la cortada pero eso no era lo importante, lo importante era que Simon llevaba puesto un pantalón negro y zapatos del mismo color.
—¿Por qué te pusiste eso? Es muy temprano como para...—dije volteando a ver el reloj. Las seis y media.
—Adele tu labio está sangrando de nuevo—dijo preocupado.
—¿A dónde vas?—le dije viéndolo confundida.
—A trabajar—dijo entrando de nuevo al baño. Salió con un paño húmedo y lo puso en mi labio. No me había percatado del ardor que sentía hasta que ese paño lo calmó. Lo sostuve yo misma y volví a insistir.
—¿A trabajar? Estas jugando.
—No Adele. Tengo que ir para que me den el dinero.
—Simon como rayos vas a ir así. No debes, no puedes. Y si...¿y si se abre la herida que?
—Pero necesito...
—¿Para qué? ¿Para volver a tu apartamento? ¿No te sientes a gusto aquí?
—¡Claro que si! Pero... No me gusta dar molestias. Te agradezco que me hayas dejado dormir aquí pero tengo que...
—Simon—dije quitándome el paño de la boca—. No digas estupideces. No eres ninguna molestia, es más... Yo quiero que te quedes. ¿Y si me quedo sola y algo pasa? Me desmayo o algo por el estilo. Aún no estoy bien, ni tú tampoco. ¿No dijiste que nos arreglamos el uno al otro?—mi voz era como la que siempre uso en el trabajo, estricta, pero con una energía nula. Parecía que estaba susurrando.
—Si... Sé que dije eso. Y así es.
—¿Entonces?—dije poniéndome a pocos centímetros de él.
—Yo...—el timbre nos interrumpió.
—En seguida vuelvo—dije dándole la espalda.
Louie como de costumbre se puso a ladrarle a la puerta.
—Shh Louie tranquilo—abrí y Laura con una enorme sonrisa y dos enromes bolsas en sus manos apareció frente a mi. Tengo que admitir que su sonrisa funcionó porque me hizo reír un poco.
—¿Qué rayos haces?—dije riendo.
—Traje hielo, bistecs, pomadas, y todo tipo de desinflamatorios para los enfermitos yyyy el desayuno. Yyyyy— dijo entrando—, ayer me quede pensando. Como estaba tan conmovida e impactada con la historia de todo lo que pasó cuando me presentaste a Simon lo único que pude hacer fue abrazarlo por salvarte y bla bla bla—mientras hablaba caminaba hacia la cocina intentando no chocar con nada ya que las bolsas obstruían su visión—. Pero después me puse a pensar, ya sabes, esos momentos de reflexión cuando te estás duchando y cuando estás a punto de dormir—dejó las bolsas e hizo una pausa dramática para tomar aire dramáticamente—. Y en esos momentos de reflexión...
—Hola Laura—dijo Simon. Ahora vestido con unos pantalones casuales, sus pantuflas y una playera con la bandera de Inglaterra. Sonreí al ver que no iría a trabajar.
—¡Hola! Bueno el punto es que recordé que ya había visto a Simon.
—¿Ah sí? ¿En donde?—dije sentándome frente a la barra de la cocina mientras Laura sacaba todo de las bolsas.
—Yo también recuerdo haberte visto un día en el autobús.
—¡Exacto! Fue cuando acababa de llegar aquí y estaba buscando tu edificio Adele. El hombre aquí presente me dio indicaciones de cómo llegar. Gracias a ti la encontré, me corrió ese día de su oficina pero bueno, esa es la Adele que no queremos cierto.
—Cierto—dije desanimada. Recordé las palabras del cómplice de Josh.
"Tú despediste a mi hermana, estoy haciendo esto a manera de venganza"—en verdad me había convertido en un monstruo y ya no quería serlo, tenía que arreglarlo de algún modo...
—Houston llamando a Adele, despierte señorita Adele vuelva con nosotros—dijo Laura sacándome de mis pensamientos.
—Disculpa. ¿Qué decían?
—¿Que si tienes hambre? Traje café y cup cakes de mi pastelería favorita. Bueno de hecho la descubrí cuando venia hacia acá, aún no conozco la ciudad del todo jeje, pero esa pastelería es hermosa.
—Vienes con mucha energía hoy o ¿soy solo yo? ¿Qué te sucede Laura?
—Ya sabes que así soy yo—dijo evitando mi mirada pero su sonrisa no se borraba de su cara. Volteé a ver a Simon y solo levantó los hombros como diciendo "ni idea".
—Okaaaay...
—¿Vamos a desayunar o no?—dijo Laura sacando los cup cakes.
—Claro, me prepararé una taza de miel caliente con limón. ¿Gustan?
—No quiero tus menjurjes raros—dijo Laura sentándose.
—No gracias Adele—dijo Simon.
—Y... ¿Que tienen planeado hacer?—dijo Laura.
—Dormir, dormir y dormir.
—Yo secundo esa idea—dijo Simon.
Volteé a ver a Simon porque hace unos minutos no opinaba lo mismo. Solo me sonrió y siguió ayudando a Laura con la comida.
—Estoy pensando en hacer algo cuando vuelva al trabajo—dije y ambos voltearon a verme. Con la taza caliente entre mis manos los vi a ambos—. Voy a disculparme.

Then and now Donde viven las historias. Descúbrelo ahora