Capítulo 9

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*Pasado*
(Dos meses después del accidente)

—¡Alex!—grité. Pero no se escuchó nada.
Alex esta sangrando sobre mi, no puedo respirar, el auto esta destrozado y todo mi cuerpo agoniza de dolor. Mi bebé... Esta abajo de Alex. ¡Dios mío que alguien nos saque de aquí!

—Señorita... Señorita—dijo una voz masculina y abrí los ojos. Estaba llorando sin control.
—No puedo—dije llorando.
Estoy recostada en el sofá del psicólogo. Me pidió que intentara recordar lo sucedido, es la segunda vez que hacemos el estupido "ejercicio" y el punto es que lo haga sin llorar pero simplemente no puedo.
—No puedo, no lo soporto—dije sentándome mientras limpiaba mis lágrimas.
—Es la mejor forma de superarlo. Contarlo y enfrentarlo. Si quiere salir adelante tiene que saltar ese muro...
—¡Pero no puedo! Es demasiado para mi. No... Simplemente no quiero hacerlo.
—Vamos señorita intentémoslo de nuevo—dijo apuntando algo en su libreta.
—No por favor—dije llorando—. No quiero hacerlo...
—Relájese, recuéstese y empecemos de nuevo, recuerde que es por su propio bien...
Lo obedecí. Me recosté, cerré los ojos y lo recordé. No fue nada difícil ya que las imágenes son tan frecuentes en mi mente. Volví a ver a Alex, volví a ver el auto impactándose contra el nuestro, dolor, oscuridad...

*Presente*

—No puedo creer que haya sido tan ingenua e idiota como para pensar que no iría el estupido de Josh—le dije a Maire enfadada.
Llegó esta mañana a mi oficina pidiéndome una explicación por lo de anoche... ¿Acaso lo dice en serio?
—Es un buen chico...
—No no lo es Maire. Y si sigues jodiendome con lo mismo será mejor que te largues y no te me vuelvas a cruzar...
—¡Relájate! Solo quiere ser tu amigo pero si no quieres pues bueno...
—¡Eso no es lo que quiere! Es un cerdo que solo quiere tener sexo con la primera que se la cruce. Yo no soy una puta y no haré eso.
—Pero no tienes...
—¡Cállate Maire! Vete a trabajar. Lárgate ahora—dije sentándome en mi silla y quitándome mis gafas. Más que para leer eran para cubrir mis enormes ojeras.
Maire se puso de pie sin decir nada y salió de mi oficina.
Me puse mis anteojos de nuevo y acomodé mi escritorio en busca de las fotografías que necesitaba. Al mover una carpeta vi el papel rosa fosforescente...
"Llámame cuando vuelva Adele..."
Metí el numero de Laura en el primer cajón y al cerrarlo recordé el otro papel...
"Mi numero, por si... Ya sabes, necesitas un abrigo, o que te quite a un idiota de encima. También puedes llamarme por cualquier emergencia con mi hermano..."
El teléfono me sacó de mis pensamientos.
—El representante de Sam Konecki esta en la línea para confirmar la grabación del día Lunes—me dijo Mary.
—Dile que si...—le dije aun pensando en Simon. Colgué.

*Lunes*

Los días han pasado tal y como siempre. Trabajo, trabajo trabajo. Lo único que ha cambiado son las noches. A veces no sueño absolutamente nada, otras sueño con Alex y mi bebé llegando a la casa, y otras... Sueño con Simon. Es algo extraño que sueñe con alguien que no sea Alex o mi bebé. Y es aún más extraño porque ni siquiera lo he vuelto a ver. Sin embargo dejo esos pensamientos atrás justo cuando llego a mi refugio, mi trabajo.
Hice una junta y después subí a mi oficina.
—¿Si?—dije contestando el teléfono.
—Solo para informarle que el joven Sam Konecki ya esta en el estudio—me dijo Mary.
—Esta bien...—dije y colgué.
Después de unos minutos trabajando en mi computadora decidí bajar al estudio. Tenía curiosidad.

•Narrador Normal•

Sam y su representante se encontraban con el productor en el estudio.
—Entonces podemos ponerle unos bajos en el coro—le dijo el productor a Sam.
—Si yo creo que estaría bien.
—Perfecto. Entonces entra a la cabina. Cuando te haga la señal empezará la música.
—Okay—dijo Sam entusiasmado y nervioso a la vez.
Entró a la cabina y analizó cada rincón con la mirada. No podía creer que estuviera dentro de una cabina de grabación. Las paredes, el micrófono, todo le parecía de otro mundo. Tomó los audífonos como si estuviera cargando a un recién nacido. Se los colocó con el mayor cuidado y de inmediato escuchó la voz del productor.
—¿Listo?—le dijo.
Sam solo asintió y levantó el dedo pulgar. Temía que con cualquier palabra que dijera su sueño se esfumara y despertara en su cama. Pero todo era real.
—Cuando cantes intenta estar lo mas pegado al micrófono. En las notas altas te despegas un poco.
Asintió de nuevo. El productor le hizo la señal y la música empezó a sonar. Esas notas que antes solo estaban en su mente ahora estaban siendo reproducidas. Cerró los ojos e intentó concentrarse en cada una de las notas y los instrumentos. Después comenzó a cantar, imaginándose que estaba en su habitación en la casa de la tía Elizabeth, solo, pero en su mente siempre había un público escuchándolo, y le aplaudían. Su mente estaba fuera del estudio. Solo cantaba sintiendo la música.
Adele entró al estudio justo cuando Sam cantaba el coro de su canción. Había una nota alta que hizo que su piel se erizara. Sam tiene una gran voz y Adele lo sabe. Sabe que tendrá mucho éxito. Lo vio cantar, los ojos cerrados, sus sentimientos se reflejaban perfectamente en la voz. No pudo evitar recordar...

Then and now Donde viven las historias. Descúbrelo ahora