No sé si estaba soñando algo lindo o algo feo, ni siquiera sé si soñé pero el sonido del teléfono me despertó, seguido por el tierno ladrido de Louie.
—Okay Okay tranquilo Louie, ya contesto...—dije más dormida que despierta. No podía ni abrir los ojos por el sopor. Mi ojo derecho simplemente se negó a abrirse. A tientas encontré el teléfono y contesté—. ¿Hola?
—Hola Adele buenos días—dijo Simon con voz alegre—. Creo que te desperté ¿cierto?
—No no hay problema Simon. Buenos días—dije sonriendo con los ojos cerrados. Mi sopor se iba poco a poco y lo sucedido ayer llegaba con delicadeza, haciéndome sonreír cada vez más.
—Jajajaja buenos días... Emmm... Bueno, quería preguntarte si te gustaría ir a desayunar. Claro que si quieres descansar mas no hay ningún problema.
Voltee a ver el reloj, eran las once y media de la mañana.
¡Hace mucho tiempo que no despertaba a esta hora! Por lo general (ahora) me despierto a las cinco de la mañana y no vuelvo a conciliar el sueño, tal vez algo está cambiando en mi. Siento como si mi cuerpo fuera más ligero, como si pudiera respirar mejor, es algo extraño.
—No Simon, me encantaría desayunar contigo—puse a Louie entre mis brazos y comencé a acariciarlo.
—Perfecto. ¿A qué hora paso por ti?
—Si gustas en una media hora. En lo que me arreglo.
—Muy bien te veo allá.
—Adiós—dije y colgué.
No puedo creer que esté saliendo con Simon. Nunca imaginé que... Podría volver a enamorarme pero creo que está sucediendo y no me disgusta en absoluto.Simon llegó justo media hora después, me llevó a unos de esos hermosos y acogedores lugares que él conoce. Desayunamos, platicamos de cosas sin ninguna relevancia, el tiempo pasó volando. A las tres de la tarde nos dirigimos al London Eye. Desde que me mudé y pasé al lado de él me dio tentación de subirme pero con todo lo acontecido simplemente lo dejé pasar, se lo conté a Simon en el desayuno y de inmediato insistió en llevarme.
Sorprendentemente nos tocó subirnos solo con una mujer y su hija. Digo sorprendentemente porque hay una fila enorme para subir.
—Es hermosa la vista cuando estás hasta arriba—dijo Simon viendo hacia afuera—. Casi como el edificio al que te llevé hace unos días.
—Creo que me dará vértigo jaja.
—¿Le temes a las alturas?—dijo viéndome preocupado.
—Pues, últimamente he soñado varias veces que caigo de un enorme edificio, pero no, no le temo a las alturas—dije y sonreí.
—Gracias a dios, si hubieras dicho que si habría pedido que nos bajaran de inmediato jaja.
—No no, no te preocupes.
Una vez en la cima de la rueda, ésta se detuvo y nos dejó ver Londres a la luz del día, se veía hermoso.
—¿Sabes algo?—dijo Simon sin verme. Solo volteé a verlo y continuó—. No puedo imaginarte con el cabello largo.
—¿Es en serio?
—Si jaja no te imagino...
—No, digo que si es en serio que estás pensando en eso justo cuando estamos aquí, a estas alturas viendo la hermosura de ciudad a nuestros pies.
—La hermosura de la ciudad no se compra con la tuya. ¿Por qué no pensar en ti?
Me dejó sin palabras y lo único que pude hacer fue sonreír y voltear a ver la ciudad, completamente sonrojada.
Sentí su brazo rodeándome y volteé a verlo, su cara estaba muy cerca de la mía volteé a ver sus labios y bajé la mirada.
—Yo...—dije en voz baja—. Hay días en los que—levanté la mirada y lo vi a los ojos— me veo en el espejo y no me reconozco. Fue un cambio muy muy drástico.
—Lo sé... Te entiendo.
—Pero no lo escribí todo en la libreta. Hay demasiadas cosas que no sabes cómo sucedieron aún.
—No tienes porque contármelas si no quieres.
—Ya veremos... Que lo decida el tiempo.
—Es una frase muy inteligente—dijo y me abrazó con ambos brazos. Justo en ese momento el London Eye se comenzó a mover otra vez.Bajamos y fuimos a dar una vuelta, a ver el Big Ben, a comprar varias cosas y después fuimos por un helado.
—Sabor...—dijo Simon.
—Chocolate por favor—dije sonriendo.
—Perfecto. Dos de chocolate por favor—el heladero le dio los helados a Simon, él me dio uno y accidentalmente tiró un poco del suyo en su camisa. Su reacción fue tan graciosa que solté una carcajada. Me cubrí la boca de inmediato pero no podía dejar de reír.
—Jajajajajajaja no te burles de mí—dijo limpiándose pero mi risa no cesaba. Parecía que todo lo que no me había reído en un año estaba saliendo.
—Lo siento... Lo siento en serio...pfff jajajaja—comencé a llorar de la risa.
—¿A si? ¿Quieres reírte?
—No no—dije tranquilizándome—. No no Simon atrás.
—No haré nada—dijo sonriendo pícaramente.
—Simon jajajaja—dije riendo un poco menos.
Él tomó un poco de su helado y me lo embarró en la nariz.
—¡No! Jajajaja Simon—me volteé y comencé a correr. Salí de la heladería y el viento comenzó a mover mi cabello y mi abrigo. Volteé para ver dónde estaba Simon y me sorprendió con otra embarrada de helado en mi cara, esta vez en mi boca.
—¡Simon!
—Jajajajajajajajaja—ahora él era el que no podía dejar de reír.
Con mi cono de helado lo embarré en la mejilla y en la boca, y salí corriendo. Sentí sus brazos recorriendo mi abdomen, me sostuvo fuerte pero sin lastimarme.
—Te tengo—me dijo al oído. Me volteó y me puso frente a él, yo seguía riéndome como loca.
—Tu... Empezaste—dije tomando aire y tranquilizándome.
—Amo tu risa, es la más escandalosa que he escuchado y es muy contagiosa.
—Si jaja lo siento. Hace años que no me reía así.
—Tienes un poco de helado, por... Toda la cara—dijo sin soltarme. Mi cabello cubría mi rostro de vez en cuando por el aire.
—Es tu culpa. Y tú también estás un poco lleno—dije sonriendo ampliamente.
Se acercó un poco a mí y con una mano limpio el helado de mi mejilla. Al sentir su tacto mi cuerpo se erizó por completo. Después con su manó tocó mi nariz. Yo no dejaba de verlo a los ojos, con mi manó derecha quité el helado de su mejilla y después pasé mi manó por su cabello. Él hizo lo mismo, me acercó a él y me besó. Fue soltando mi cadera poco a poco y yo sentía como si flotara. Sus labios sabían a chocolate y simplemente no quería dejar de besarlo, pero tenía que respirar así que me separé y tome aire.
—Te quiero Adele—dijo tomando aire.
Me mordí el labio inferior, lo abracé y me acurruqué en su pecho.
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Then and now
FanfictionEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...