Capítulo 20

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Then and now

Capitulo 20

•Narrador normal•

Después de seguir platicando Penny llevó a Adele a la cocina. Ella le preparó la cena aunque Adele se negara varias veces diciendo que no tenía hambre.
—Estas demasiado delgada Adele. Tienes que alimentarte bien—le dijo Penny.
Cenaron juntas en el comedor y siguieron platicando de los últimos acontecimientos en sus vidas. Mark había conseguido un ascenso en su empleo, Penny seguía obsesionada con la jardinería y Adele le habló del hermano de Simon.
—Tiene mucho talento—dijo Adele jugando con su tenedor.
—Que bueno que se haya unido a tu disquera.
—Si, fue muy buena idea. Lo beneficiará demasiado—a pesar de haber dicho que no tenía hambre, Adele tomó el último bocado que quedaba en el plato y continuó hablando—. Entonces, ¿mi padre vuelve hoy de su viaje?
—Si. Lo citaron en Londres hace un mes. Se fue y me quedé para seguir con lo del jardín de la casa. Después me llamó Laura y me dijo que estabas en Londres. Tomé un autobús ese mismo día. Me encontré con tu padre el día que nos vimos en la cafetería. Llegué ayer, es por eso que no contesté tus llamadas hija.
—Creí que estabas enojada.
—Pero claro que no, si hubiera estado aquí te habría contestado de inmediato—Adele sonrió con los labios y bajó la mirada. Penny tomó un poco de su té e intentó mantener la platica—. Volviendo a la música, ¿Y tú? ¿Ya no has escrito nada?
—Esa fase de mi vida ya terminó mamá—dijo Adele volteándola a ver con ojos cansados. Después de llorar tanto estaba exhausta, además había sido un día muy largo para ella.
—Entiendo—dijo Penny evitando el tema porque sabía que si seguía, en algún punto llegarían al tema de Alex y eso pondría triste a su hija.
Se quedaron un rato en silencio Adele tenía la vista fija en su plato. "Fija" entre comillas, pues sus ojos se cerraban sin su consentimiento.
—Hija...—Adele levantó la vista rápidamente.
—¿Si?—dijo con voz cansada.
—Creo que deberías ir a dormir.
—Si, eso creo. Quería esperar a mi padre y...
—No no, tú ya vete a dormir. Tu padre no sé hasta qué hora llegue así que buenas noches—se levantó, rodeó la mesa y besó a Adele en la cabeza—. Descansa.
—Buenas noches mamá—dijo Adele levantándose con una sonrisa.

Adele subió a su habitación y no pudo evitar que los recuerdos inundaran su mente. Recordó cuando terminaba de cenar con sus padres y subía a su habitación, guardaba sus cosas para otro día de clases y se acostaba en su cama. Recordó cómo le gustaba ver las estampas de estrellas que tenía pegadas en el techo de su habitación, que seguían ahí pero ya estaban desgastadas por el tiempo.
Se acostó en la cama y se puso a verlas como solía hacerlo de pequeña. Siempre le había gustado ver las estrellas. Pensando en eso se quedó profundamente dormida.

***

La cabaña está a unos pasos de ella. El viento sopla y mueve su cabello. Es de noche y escucha como los grillos cantan, es lo único que se escucha. Adele está una vez más frente al lago, respirando el aire fresco. Todo está iluminado solo por la luz de la luna que se refleja en el lago. Adele está completamente relajada. Se recostó y vio las estrellas, la tranquilidad la invadía por completo. Se puso a pensar en que una de esas estrellas era Alex y otra su hijo. Eso hizo que le dieran ganas de llorar, y como estaba sola no se contuvo. Empezó a soltar lágrimas, acostada en el pasto viendo hacia las estrellas. Pensó en que la estarían viendo desde arriba, ellos estarían ahí, justo arriba de ella.
"Como me gustaría que estuvieran al lado de mi"—pensó. No quería decir nada para no romper el silencio porque pensó que si hablaba todo se esfumaría.
Después de un momento viendo las estrellas y pensando en Alex y su hijo se dio cuenta de que se sentía sola, muy sola. Se sentó lentamente, vio al rededor y de repente la invadió un sentimiento de miedo. Se arrastró por el pasto hasta quedar recargada en el gran árbol. Sentía como si tuviera diez años y le asustara la oscuridad de nuevo. El viento arreció, haciendo que Adele se asustara aún más; pero de repente escuchó, no muy lejos, el ladrido de una perro, era un ladrido sutil como el de su perrito. Este apareció del lado derecho, pudo verlo correr hasta ella y de inmediato sonrió. El cachorrito llegó a su lado y se acurrucó junto a ella. La seguridad y tranquilidad la envolvió de nuevo.

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