Capítulo 37

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•Narrador normal•

Simon se despertó y sintió el movimiento de Adele. Como le daba la espalda no podía ver su rostro pero su respiración calmada le decía que estaba durmiendo.
Con cuidado se levantó y caminó hasta su maleta. Tenía que empezar a desempacar. La abrió sin hacer ruido y lo primero que vio fue su cámara. La sacó, se sentó en la silla del tocador y se puso a ver las fotos.
Adele con los brazos cruzados, la cabaña en el fondo, viéndolo con el ceño fruncido y sonrisa en el rostro. La segunda era ella cortando una manzana y la tercera tenía el lago de fondo y Adele sentada en el pasto, se veía como una foto de calendario.
Volteó a ver a Adele, tan tranquila, su boca ligeramente abierta. Enfocó la cámara y tomó la foto. Justo en el momento de capturarla Adele empezó a moverse.

•Narra Adele•

Abrí poco a poco los ojos y me estiré. Di un gran bostezo y crucé la mirada con la de Simon, que me veía fijamente.
—Buenos días dormilona—dijo Simon con una sonrisa. Sonreí y cerré los ojos. Me cubrí con la sabana.
—Cinco minutos más—dije con voz adormilada.
—Lo bueno de que eres tu propia jefa es que puedes llegar a tu trabajo a la hora que sea jaja. Yo ya me tengo que arreglar lamentablemente—Simon se puso de pie y me besó la frente, que era lo único descubierto por la sábana.
—Ya me voy a levantar. Si puedo si puedo—dije estirándome.
—Duermes como una osita.
—Así me decía mi madre—dije sonriendo con los labios. Me le quedé viendo a Simon.
—¿Qué?
—Voy a levantarme. Voltéate.
—¿Por qué? Jajajaja.
—No traigo nada puesto.
—¿Y? Anoche no me volteé jajajaja.
—Lo sé pero es diferente—dije sonriendo tímidamente.
—Claro que no jajajaja pero no importa, de todos modos voy al baño.
Simon entró al baño y yo me  levanté, tomé ropa interior de la cajonera y me la puse.
Simon salió justo en ese momento.
Volteé a verlo con una sonrisa.
—Muy tarde jaja—dije sosteniendo mi brasier—. Podrías abrocharlo por favor.
—O mejor no—dijo Simon abrazándome y besando mi hombro desnudo.
—Simon—dije suspirado, haciendo esfuerzos por no caer en su juego—. Por favor. Tenemos que ir a trabajar.
—Lo sé...—abrochó el sostén y me volteó. Me dio un beso y me dejó libre.

Estoy entre emocionada y nerviosa ya que hoy me entregan los resultados del análisis. Llamé para preguntar si ya estaban listos pero lamentablemente tendría que esperar hasta las seis de la tarde.
Simon me llevó a la oficina y él se fue a su trabajo.
El día transcurrió tan lento, todo me parecía que pasaba en cámara lenta. Estaba ansiosa por que fueran las seis para saber si estoy embarazada o no. Me siento un poco mareada y mis párpados se sienten pesados. Ya había sentido los síntomas del embarazo, pero este cansancio y pesadez extrema no las había sentido. Tal vez era por los nervios de los análisis.

A la hora de comer se supone que iría con Laura pero nunca encontré mi celular y no recordé su numero para llamarla de la oficina, ella tampoco me llamó a mi así que seguro lo olvidó.
—Mary, ¿has visto mi celular?—dije buscando por todos lados.
—No señorita, ¿no lo dejó en su casa?
—No... Lo sé—dije confundida. No recordaba muy bien el camino desde mi casa hasta la oficina. Ni siquiera recordaba el desayuno. Son los nervios y la paranoia de los análisis.
—Señorita Adkins el celular está en el sofá.
—¿Qué? He buscado tres veces por todos lados y revisé el sofá y no estaba—pero en efecto ahí estaba.
¿Cómo rayos llegó aquí?—pensé.
—No lo sé señorita.
—¿Qué?—dije volteando a verla asombrada.
—Dijo que como había llegado ahí su celular. No lo sé.
—¿Lo dije? Wow, pensé en voz alta.
No me siento nada bien. Tomé mi celular y me senté. Vi el reloj del teléfono. ¡Las cinco cincuenta!
—¡¿Qué?! ¿Está bien el reloj?
—Son las cinco cincuenta señorita—dijo Mary viéndome sin ninguna expresión en el rostro.
—¡Los análisis están listos a las seis! Rayos... Llamaré a Simon.
Marqué su numero pero la puerta se abrió y era él.
—¿Simon? Estaba a punto de marcarte.
—Bonita oficina—dijo viendo todo.
—No es momento para eso—dije levantándome. Sentí como mis manos empezaban a sudar—. Vámonos.
Se hizo a un lado y me dejó pasar.
—Después de ti—dijo sonriendo.

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