(Final)
•Narra Adele•
Al día siguiente dejé a peanut con Martha y la niñera.
—Entonces nos vemos ahí a las seis y media—dijo Simon y me dio un beso.
—Claro, ahí nos vemos—Simon subió al auto y yo a la camioneta.
Llegué a la oficina y todos estaban atareados por preparar lo necesario para el concierto de Sam. Yo tenía algo que hacer. Subí al elevador y llegué a mi piso.
—Mary—dije quitándome los lentes de sol.
—Buenos días señorita—dijo sonriendo.
—Buenos días. ¿Dónde está Emma?
—Acaba de bajar al piso tres. ¿Gusta que la llame?
—Si por favor. Si viene una chica llamada Angie la dejas pasar.
—Claro señorita.Entré a mi oficina. Me senté en mi escritorio y me puse a ver los papeles que me habían dejado para que los revisara. Volteé a ver mis fotografías y sonreí al instante. Ahora tenía dos porta retratos uno con una foto de Simon y yo, el otro con una foto de mi pequeño en su cumpleaños con la cara llena de pastel. Me puse a pensar y me sorprendí de lo mucho que ha cambiado mi vida, como me la solía pasar en esta misma oficina desdichada, enfrascándome en el trabajo y nada más, para olvidarme de Alex. Recuerdo aquel día en el que Simon apareció en la sala de juntas y mi corazón se paralizó. Era el destino, somos el uno para el otro. En ese tiempo estaba tan confundida y ahora estoy embarazada de nuestro segundo hijo, no lo puedo creer.
El teléfono me regresó a la realidad.
—Si Mary—dije contestando.
—Aquí está Emma.
—Dile que pase—dije y colgué.
Tenía algo planeado. Borré mi sonrisa y me puse sería como en aquel año de amargura en el que ni siquiera recordaba cómo sonreír.
Emma al entrar y verme cambio su expresión a susto.
—¿Me llamaba señorita?—dijo Emma cuidando sus palabras.
—Si—dije seca. Yo podría ser una gran actriz—. Siéntate.
Emma me obedeció. Con la mirada baja se sentó y empezó a mover sus manos con nerviosismo.
—Necesito hablar contigo...—Emma seguía viendo sus manos—. Veme a los ojos Emma—dije con severidad y me obedeció.
—Lo siento—acomodó sus gafas. Ahora usaba labial rojo, recomendado por Laura, y el cabello suelto pero sus gafas nadie se las quita.
—No sé cómo expresar lo que estoy a punto de decirte—dije sosteniendo su mirada—. Pero creo que debí hacerlo hace bastante tiempo. Estaba esperando que demostraras que merecías conservar tu empleo...
—¿Qué?—dijo con la voz temblorosa.
—Si. Esperaba que me dieras alguna razón para dejarte en tu puesto, pero no...—sonó el teléfono y con la mano le indiqué a Emma que esperara—. ¿Qué sucede Mary?
—La señorita Angie está aquí.
—Hazla pasar—colgué.
Se abrió la puerta y Emma volteó aterrada. Angie estaba de pie en la puerta.
—¿Puedo pasar?
—Pasa—dije sonriendo porque Emma estaba de espaldas a mi. Cuando volteó de nuevo cambié mi expresión a seriedad.
—Siéntate Angie—le dije señalando el sillón.
—Gracias—dijo y se sentó.
—¿En qué estaba?
—En que yo no...—dijo Emma.
—¡Ah si! No hay ningún motivo por el que te tenga que dejar en tu puesto.
—Señorita... No irá a despedirme ¿verdad? Yo... Yo me esfuerzo al máximo por ayudarle. Esta empresa es mi vida y...
—Silencio Emma—le dije levantando la mano—. No he terminado.
De inmediato dejó de hablar.
—Llegaste en el momento oportuno Angie—le dije y sonrió. Aunque me veía con cara de confusión por mi actitud—. Emma, ella es Angie, mi nueva asistente personal.
—¡¿Qué?!—pude ver cómo el color de sus mejillas desaparecía lentamente—. Señorita yo...
—Emma, déjame terminar—me puse de pie y me percaté de que estaba a punto de llorar y decidí terminar con la actuación—. Escúchame, ya no vas a ser mi asistente ¿entendido?—ella solo asintió y bajó la mirada—. Ahora serás vicepresidenta..
—¡¿Qué yo que?!—dijo levantando la vista asombrada. Una lágrima ya se hacía presente en su mejilla, pero su rostro ahora era sorpresa pura.
—Serás mi nueva vicepresidenta Emma. Te lo mereces.
—Es...esta... Esta... ¡Oh por dios! Jaja—dijo entusiasmada y empezó a llorar pero de felicidad. Se cubrió el rostro con las manos.
—Has sido tan eficaz y conoces esta empresa tanto como yo Emma. Ahora que no está Maire necesito a mi mano derecha y esa solo puedes ser tú—dije sonriendo.
—Gracias... Gracias... ¡Gracias gracias gracias!—se levantó de un salto, rodeó el escritorio y me abrazó. Yo le devolví el abrazo sonriendo.
—Ahora necesito que instruyas a mi amiga Angie—Angie se puso de pie y saludó a Emma—. La conozco de cuando vivía en Brighton, ahora que se mudó...
—¿Qué mejor que trabajar con una de mis mejores amigas?—dijo Angie sonriendo.
—Claro... Claro yo le mostraré toda la empresa y... Lo que debe de hacer. ¡Si yo haré eso! ¡Ah! No puedo creerlo—dijo Emma eufórica.
—Te lo mereces Emma. Mañana estarás en tu nueva oficina. Pero hoy tenemos que apresurarnos para dejar todo listo para el concierto de Sam.
—Claro señorita—dijo sin borrar esa gran sonrisa de su rostro.
Emma y Angie salieron de mi oficina. Y yo hice una llamada.
—¿Cómo que no?—dije enfadada.
—Tengo cita con el estilista a las cinco—dijo Laura.
—Laura... El concierto es a las seis.
—¿Y si no salgo a esa hora? Tal vez salgo más tarde de mi cita y...
—Cierra la boca, irás al concierto y punto.
—Pero...
—Espera... ¿Por qué no quieres ir? ¿Estás enfadada? ¿Hice algo malo? Si lo hice dímelo porque no me di cuenta y...
—No no, nada de eso.
—¿Entonces?
—No quiero ser el mal tercio.
—¿Qué?
—Ya sabes... Siempre que salimos soy el mal tercio. Cuando voy a tu casa soy el mal tercio, esque...
—Laura, nunca has sido el mal tercio. Además estará lleno de gente. No me salgas con esto, te encantan los conciertos, ¡no me hagas ir por ti!
—Adele—dijo desanimada.
—Laura—dije imitándola.
—Esta bien iré... Pero si no salgo del estilista a tiempo no quiero que te molestes.
—Te lo juro—dije sonriendo aunque no pudiera verme—. Fingy Park. A las seis.
—Claro claro. Adiós—dijo y colgó.
Salí de mi oficina para ir a hablar con Gabriela y me detuve cuando vi a Emma hablando con el chico que me había comentado que le gustaba. Volteé a ver a Mary y me sonrió, hizo un corazón con las manos y los señaló.
Me acerqué un poco y escuché que el chico le estaba pidiendo su numero. Se despidió tímidamente y se fue. Emma se quedó con una sonrisa pintada en el rostro. Volteó a verme y solo levanté los pulgares. Eso la hizo reír y a mí también.

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Then and now
FanficEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...