Capítulo 13

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Tocan la puerta. Alguien toca la puerta pero Simon no deja de besarme, ni yo a él. Siguen insistiendo...
Desperté.
—¿Señorita Adele?—dijo mi secretaria tocando la puerta—. ¿Se encuentra bien?
Me despabilé y tallé mis ojos. El cansancio me estaba matando.
—Si—le grité—. ¿Qué sucede Mary?
No puedo creer que me haya quedado dormida y menos que haya soñado eso. El cansancio y el sopor amenazaban con vencerme.
—¿Puedo pasar?
—Si...—acomodé los papeles sobre los que me había quedado dormida.
—Señorita Adele le llamé pero no contestó. Quería decirle que llegaron las imágenes para la propaganda del concierto de...
—Aquí déjalos—le dije quitándome los anteojos—. Mary llama a Emma por favor.
—En seguida.
Salió y solo unos pocos segundos después entró Emma.
—¿Me llamaba señorita...?
—Dile a Maire que esta a cargo. Tengo unas cosas que hacer. Infórmame todo lo que haga y lo que no haga.
—Claro señorita.
Apagué mi computador, tomé los papeles que me había dado Mary y me levanté.
—Nos vemos mañana—le dije. Ella asintió y salió de mi oficina.
Tomé mi bolso y mis lentes de sol. Tomé las llaves y antes de salir hice una ultima cosa. Volteé a ver mi escritorio, indecisa entre hacer lo que estaba pensando o no hacerlo. Me mordí el labio. Al final lo hice. Abrí el primer cajón y saqué el papel. Lo metí a mi bolso y salí de mi oficina.
Cuando iba en el elevador éste se abrió en el piso uno. Maire apareció frente a mi.
—¿Cómo está eso de que te vas? No son ni las seis—entró y apretó el botón cuatro.
—Tengo muchas cosas que hacer—dije cortante checando mi celular.
—Okay. Te informaré todo lo que pase.
—Aja—dije sin verla.
—Oye el viernes iremos Jacob y yo a tomar algo después del trabajo; ¿quieres...?
—No, no no no. Y no. Ya te dije que no quiero verme con el pervertido ese.
—Pero él no va a...
—Ya no voy a caer Maire.
—Okay. No vayas... Amargada.
No dije nada. El elevador se abrió en mi piso y salí sin decirle nada más.

Mi chofer me dejó en la puerta de mi casa. En cuanto entré aventé mi bolso al sofá de la entrada. Subí las escaleras y entré a mi habitación. Apagué mi celular y me acosté en la cama. Me quede unos minutos viendo el techo, pensando en mi sueño, en muchas cosas a la vez; tantas cosas en mi mente me vencieron...

*Pasado*
(Nueve meses antes del accidente)

—Ya te dije que estaba en el trabajo—dijo Alex enojado.
—¿Pero por qué rayos no me avisaste que llegarías tarde?—dije enojada.
—Estaba viendo unos asuntos de las pinturas que haré para la exposición. ¿Podrías dejar de ser tan sobre protectora?
—Me preocupé Alex. ¿Acaso eso es malo?
—No es malo. Lo que me molesta es que no confíes en mi palabra. Somos esposos ahora y parece que desconfías mas de mi.
—No desconfío. Solo te pido que me informes. Además tú también te enojaste aquel día que me quede cantando mas tarde en un restaurante.
—No es lo mismo...
—¡Claro que lo es!—grité frustrada.
Nos quedamos en silencio por unos minutos. Estoy a punto de ahorcarlo. Él rompió el silencio.
—Creo que dejare que te calmes para poder hablar con claridad...
—No me voy a calmar ¿entiendes? No puedo porque...—se acercó a mi y me tomó los brazos con delicadeza.
—Relájate...terca—dijo eso y sonrió.
—¿Cómo quieres que me relaje si mi esposo esta en no se donde a altas horas de la noche con no se quien...?
—Ya te dije donde estaba—dijo frunciendo el ceño—. ¿No me crees?
Me quedé en silencio viéndolo a los ojos. A sus hermosos ojos. No quería ceder... Pero sus ojos...
—Eres una terca—dijo y después me besó y me tomó de la espalda.
Intenté zafarme. ¿Acaso cree que cederé tan fácil?... Pues si lo hice.
Le seguí el beso hasta que se separó y me vio con su hermosa sonrisa.
—Prometo llamarte siempre que vaya a tardar en llegar a casa—dijo casi en un susurro.
Yo no dije nada, solo tomé su rostro y volví a besarlo.

*Presente*

Cuando desperté eran las siete en punto. Después de quedarme un rato acostada viendo hacia la ventana me levanté y bajé por los papeles que había traído del trabajo y por mi bolso.
Me senté en mi escritorio en mi estudio y saqué mis lentes de mi bolso. Al sacarlos cayó el papel rosa que había tomado antes de irme. Lo levanté y lo puse sobre el escritorio. Me quede viéndolo por unos minutos, los recuerdos inundaron mi mente y me mordí el labio. Lo tomé justo antes de que la primera lágrima saliera...

Then and now Donde viven las historias. Descúbrelo ahora