Llegué a mi casa y me preparé la cena. El dolor de cabeza seguía matándome, me tome otra aspirina y trate de relajarme.
Cuando terminé de cenar me puse a lavar los platos y mientras lo hacía empecé a pensar en el trabajo, en el chico que firmará con nosotros y en otras cosas del trabajo.
Después empecé a pensar en la conversación de Maire.
"—¿Eres virgen?" No podía quitármelo de la cabeza. Ese comentario me había sacado tanto de mis casillas. ¿Qué le importa si lo soy o no? Además me hizo recordar.*Pasado*
(Seis meses antes del accidente)Acabamos de llegar a la casa después de una hermosa cena por mi cumpleaños con mis familiares y amigos. Laura me regaló unos lentes de sol preciosos, mi madre una blusa que me encantaba. Recibí bastantes regalos pero lo material me importa muy poco, lo que mas me gustó es que me la pase con todos mis seres queridos. Alex me regaló un enorme ramo de flores y un joyero bastante elegante y bonito. Lo vimos en la tienda hace unos días y le dije que me fascinaba.
—Muchas gracias por mis regalos—le dije mientras lo abrazaba por la espalda.
—Que bueno que te gustaron. Y que bueno que te la pasaste muy bien hoy—se volteó para quedar frente a mi y me abrazó. Pasé mis manos al rededor de su cuello y lo besé.
—Me la pasé maravilloso—le dije sonriendo.
—Felices veintiséis—me devolvió la sonrisa y me besó.
Cerré los ojos y le correspondí al beso. Alex subió sus manos por mi espalda y después volvió a bajarlas a mi cintura. Sentí un cosquilleo muy agradable en todo mi cuerpo que me hizo sonreír mientras seguía besándome.
—¿Te gustó eso?—dijo sobre mis labios.
Solo asentí sonriendo.
—¿Estas cansada? ¿Tienes sueño?—me dijo viéndome a los ojos, con ese brillo tan peculiar que me enloquece.
Negué y me mordí el labio inferior.
—Feliz cumpleaños—me tomó de la espalda y me atrajo hacia él. Caminamos hasta nuestra habitación tomados de la mano. Alex abrió la puerta de un empujón y en un movimiento rápido me acorraló entre sus brazos. En la penumbra de nuestra habitación Alex bajó sus manos acariciando mi espalda y mis hombros.
Comenzó a besarme con pasión mas que con desenfreno y yo le seguí el ritmo.
Con los ojos cerrados y sin dejar de besarlo y abrazarlo lo seguí hasta la cama. Él se sentó y me puso sobre sus piernas. Acarició mi espalda suavemente e instintivamente me separé de él con un suspiro, eso lo hizo sonreír y contagiarme la sonrisa. Tome su rostro entre mis manos y lo besé. Sus manos pasaron de mi espalda al listón que sostenía mi cabello. Lo quitó y lo lanzó al suelo.
—Amo tu cabello—dijo entre besos—. Es hermoso, como tu.
Con un movimiento de cabeza acomodé mi largo cabello al lado izquierdo. Lo vi a los ojos y su gran sonrisa me sonrojó y bajé la mirada sonriendo. Es increíble como aun me hace sonrojar. Tomó mi barbilla, la levantó y viéndome a los ojos me besó.
Me cargó y me recostó en la cama. Sin saber muy bien como, por estar perdida entre sus caricias y sus besos, me quitó la blusa y el sostén. Me tenía en las nubes y no quería bajarme.
Después de escasos minutos ya estamos desnudos los dos, besándonos sin control hasta que solté un gemido al sentirlo dentro de mi.
Me aferraba a su espalda, a sus hombros y solo paraba los besos por mis suspiros de excitación.
Siento mariposas en mi estomago por sus caricias, su presencia, sus besos.
Terminamos empapados de sudor abrazados.
Cuando ya casi nos vencía el sueño me besó la frente.
—Te amo—me dijo en un susurro.
—Prométeme algo—le dije recostada en su pecho. El sentir sus manos en mi espalda y sus brazos sobre mi piel desnuda rodeándome en un cariñoso abrazo, me hacia la mujer mas feliz del mundo.
—Claro...
—Prométeme que nunca me vas a dejar sola. No se que haría sin estos abrazos—dije hundiendo mi cara en su pecho, absorbiendo su aroma.
—Te lo prometo. Nunca te voy a dejar sola. ¿Por qué perderme el privilegio de pasar el resto de mis días a tu lado? Tener una familia juntos.
Sus palabras me conmovieron a tal grado que no dije nada.
—¿No recuerdas lo que dije en el altar? Hasta que la muerte nos separe.
Volteé a verlo a los ojos y sonreí. La única luz que hay en la habitación es el brillo de la luna que se filtra por las cortinas y me deja ver su perfil con una sonrisa dibujada.
—Te amo—articulé con los labios, temiendo que cualquier sonido rompiera el hermoso momento.
Como respuesta obtuve otro hermoso beso. Después me quedé dormida entre sus brazos.
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Then and now
Fiksi PenggemarEsta es la historia de Adele. Una chica de veintisiete años que sufrió un terrible accidente que cambió su vida y su forma de ser para siempre, o al menos eso era lo que ella quería. Pensaba que cambiando podría olvidar y superar lo sucedido, pero...