Capítulo 33

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•Narra Adele•

Ni loca iba a volver al trabajo, me fui a mi casa, me puse mi pijama, cerré las cortinas y me metí entre las sábanas de mi cama con Louie a mi lado. Lo abracé y me puse a llorar en su pequeño lomo.
—Oh Louie... Lo perdí, lo perdí.
Al día siguiente desperté con Louie al lado de mi. No planeaba levantarme de la cama, estaba cansada, fastidiada y además cómoda. El sopor me estaba derrotando cuando pensé algo. Ojalá su tía esté bien, no sé qué hora sea allá pero tal vez ya hayan llegado, tal vez la estén operando.
Me estaba quedando dormida cuando escuché el timbre. No voy a abrir, no tengo ganas de abrir porque ya sé quién es, nadie más me visita. Solo Laura y... Antes Simon.
Cuando mi celular empezó a sonar yo ya estaba llorando. No contesté, entonces Laura llamó a la casa y esperó a que saliera la contestadora.
—¡Abremeeeee dormilona! Vamos a desayunar. ¡Anda! ¡Abre la puerta!
Se cortó el mensaje. No quería levantarme tenía demasiado sueño y flojera. Lamentablemente tuve que hacerlo porque siguió insistiendo. Arrastraba los pies ligeramente, no tenía ánimos ni de caminar.
—Laura...—dije abriendo la puerta y cerrando un poco los ojos por la luz del día.
—Oh por dios ¿qué sucedió?—dijo preocupada.
Me mordí el labio inferior, volteé al cielo y tomé aire.
—Llora—dijo ella y volteé a verla. Estaba viéndome seria.
—¿Qué?—dije con un nudo en la garganta que intentaba tragarme.
—Llora...
—Se fue y no volverá y estoy muy triste y enojada y cansada y...—dije empezando a llorar.
—Okay Okay relájate... Por se fue y no volverá te refieres a...—dijo con cautela.
—Se fue a Estados Unidos, se mudó.
—Dios creí que era otra cosa.
—¡Lauraaaa!—dije llorando.
—Ya ya ven aquí—me abrazó y mojé el hombro de su saco rosa con mis lágrimas.

Entramos y le expliqué todo. Estaba sentada justo en el sofá en el que Simon y yo habíamos pasado la noche hace solo una semana...
—Yo creo que si volverá—dijo Laura nerviosa. Se veía que no sabía que decirme para hacerme sentir mejor.
—Él me dijo que no.
—Pero... Mira... Emmm.
—No hay nada que puedas decirme para animarme.
—Adele has pasado por muchas cosas. Tienes que dejar de llorar y demostrarte a ti misma que puedes ser feliz sin un hombre a tu lado. Mírame a mí.
—Pero tú eres tu, Laura la intrépida, extrovertida, divertida y autosuficiente. Yo soy Adele la llorona, introvertida e insegura.
—Adele por favor...
—Laura tengo muchísimo sueño—dije sorbiendo mi nariz. Limpié mis mejillas y me recosté en el sofá.

*Recuerdo*

Me levanté un poco y apagué la lámpara. Ya estaba completamente desnuda frente a él. Me sentía indefensa, insegura, pero me tomó entre sus brazos empezó a besarme de nuevo y sentí su mano en mi entrepierna.
—¡Ah!—solté sin previo aviso—Simon...—dije excitada—Simon por favor.
Me dejó de nuevo en el sofá, se quitó el pantalón y la ropa interior y se puso sobre mi. Besándonos sin control, Simon deshizo mi peinado, sentí mi cabello cayendo a mis hombros.

*Presente*

No no no no quiero pensar en eso. Me levanté del sofá y tomé aire.
—¿A dónde vas?—dijo Laura levantándose también.
—A pasear a Louie.
—¿No estabas cansada?
—Lo estoy y mucho, pero quiero despejarme.
—¿Quieres que te acompañe?
—Prefiero ir sola Laura... Gracias.
—Muy bien... ¿Irás en pijama?
—No estaría mal...—dije caminando sin ánimos. No sé que me ocurría pero me sentía como fulminada. No tenía ganas ni fuerzas para nada.

Me puse mi abrigo negro enorme, hice un intento de arreglar mi cabello, converse negros, lentes de sol, ni una gota de maquillaje; la correa de Louie y salí de la casa.
Caminamos por toda la colonia, Louie me dirigía yo ni siquiera ponía atención de hacia dónde nos dirigíamos. Solo pensaba en él.

*Recuerdo*

—Yo no me creo capaz de...
—¿De sonreír de nuevo? Claro que serás capaz. Puede que necesites una ayudadita—se acercó a mi y me empezó a hacer cosquillas.
—Jajajaja no Simon por favor jajajaja—dije riéndome a carcajadas. Hace bastante que no escuchaba eso.
—Ves que si puedes—dijo sin dejar de hacerme cosquillas.
—No ya por favor Simon—dije riéndome. Caminé hacia atrás y resbalé en el pequeño escalón. Como Simon me estaba haciendo cosquillas en el estomago alcanzó a sostenerme y evitó que me cayera. Nuestras caras quedaron a pocos centímetros de distancia. Viéndonos a los ojos, mi respiración agitada por la risa y su respiración mezclada con la mía...

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