Un nuevo día amanece cuando siento que poco a poco mis párpados se abren sigilosamente dejando que la ténue luz de la mañana horrorize mis ojos con molestia. Tomo entre mis manos algo patosas mi teléfono móvil y observo que me he levantado antes de la hora prevista, algo que me hace sentir gratamente bien. Justo en dejar el aparato en la mesita de noche, me llaman. Lo tomo d nuevo con algo más de prisa y observo que se trata de un número desconocido.
-¿Sí...? - pregunto tensa, debido a que no estoy muy acostumbrada a que me llamen desconocidos al teléfono. Sé perfectamente quiénes son mis contactos.
-Buenos días, Diane - oigo esa voz con el mismo tono vacilante y pícaro que el de ayer.
-¿Cómo ha conseguido mi número, Señor Wayne? - es la primera preguna que formulo levantándome indiferente de la cama, preparándome para otro de sus numeros de billonario y vividor.
-Su padre me lo dio - responde limitadamente -. ¿La he despertado?
-No, pero unos minutos antes y probablemente sí, en tal caso le habría cogido mucho odio.
-Mire, así puede decir que hemos despertado juntos - ríe, pero es evidente que ha frenado su risa algo incómodo porque no ha oído la mía.
-¿Qué quiere, Señor Wayne? - exijo saber tajante.
-Le dije que me llamara Bruce - objeta -, pero yendo al grano, me gustaría desayunar con usted ahora.
-No sé si puedo, Señor Wayne, debo trabajar - le digo la verdad.
-Ya se lo he dicho a su padre, y tiene el día libre, Diane - dice, y suena orgulloso de tener ese poder e influencia sobre la gente,
-¿El día libre? -murmuro. Siento que mi voz se ha apagado de golpe del disgusto.
-Ya que es nueva, seguro que no le han enseñado la ciudad como es debido.
-Pues... no.
-Vístase, voy a buscarla.
-¡Espere, espere...! - exclamo, pero él ya me colgó - ¡Maldita sea!
Me doy mucha más prisa de la habitual ya que no acostumbro a recibir visitas cuando me despierto, literalmente. Voy al baño corriendo, también en sentido literal, y me aseo como puedo de rápido los dientes, el pelo y, a ser posible, la cara de sabana pegada a la cara que llevo.
En cuestión de poco tiempo, escucho que llaman al timbre. Me pongo mi bata azul suave como la seda, y me encamino a la puerta pero, al bajar las escaleras, Claire la está abriendo, dejando paso para ver al Señor Wayne entrar y posar su mirada en mi.
-Buenos días - sonríe triunfante mientras hace reposar su caro bastón sobre el suelo.
-Buenos días... - farfullo cruzando mis brazos.
Claire asiente sonriente y desaparece sin ni siquiera darme los buenos días. No me atrevo ni a bajar las escaleras vestida así, solo deseo despertarme de este sueño.
-Por más que me gustaría que se quedara con esa bata, ¿le importa darse prisa en vestirse? Tengo algo de hambre... - vacilea abrochándose un botón más de su americana.
-Cinco minutos - le pido dirigiéndome ya a la ahbitación.
-Aquí estaré - oigo que dice antes de que cierre la puerta de mi dormitorio.
Inevitablemente, niego con la cabeza dirigiéndome hacia mi armario. No me apetece en absoluto arrglarme como quién se arregla para una fiesta. Quiero sentirme cómoda, al menos, lo máximo que pueda. Ya que me va a parecer una tarea bastante difícil junto al Señor Wayne, que la ropa sea cómoda. En un efímero tiempo, me encuentro vestida con un tejano, una camisa negra y unos tacones. Quizás los tacones no sean llevaderos, pero es que es lo único que combinan. Tomo el bolso con la cartera y mi teléfono, y me dispongo a bajar.
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Batman: The Dark Is Back
FanfictionDiane Gruff es un mujer que se acaba de mudar a Gotham por negocios, ya que es la hija de uno de los empresarios más prestigiosos de Gotham: Henry Gruff. La heredera de la empresa de su padre aprende a adaptarse a la ciudad de Gotham gracias a las...