Batman: The Dark Is Back

51. Tener fuerzas

Las horas del día sucedieron de una forma ligera, como si nadie fuera completamente consciente de las hora o el día que era. Diane las pasó observando a la gente. Todos estaban dispersos por la casa, excepto en algunas zonas. No eran unas imágenes muy felices, pero sí complacientes de que algunas familias tuvieran el privilegio de estar unidas. Y así, pasó un nuevo día. James Gordon ha recibido ese mapa como se le fue prometido. Diane se encontraba aún en la cama, durmiendo plácidamente cuando Bruce se decidió por apostar y hacerle caso a Gordon. Fue donde se le dijo y cuando se le dijo. Se sentía como un niño pequeño recibiendo órdenes. Gordon hizo igual con Bruce que con Diane: un entrenamiento.

Horas de sudor ya iniciaron un gran esfuerzo para Bruce. El entrenamiento no solo era físico, Gordon le tentaba a hacer cosas violentas. Le provocaba para que le atacara. Y así surgía, pero parecía que los reflejos de Bruce estuvieran dormidos, tranquilos y escondidos en su interior. Eso le daba aún más rabia.

"Te has dormido, ¿parece que venga a jugar, Wayne?" le repetía una y otra vez. Bruce mascullaba y apretaba sus dientes cada vez que intentaba sin éxito darle a Gordon.

Después de ese exhaustivo primer entrenamiento, Lucius y Alfred bajaron a la cueva. Bruce estaba agotado emocionalmente, por ello evitaba las miradas de cualquiera. Poco más tarde, hasta este momento, Diane también baja a la cueva. En estar ahí, ve a un trio de los más adultos charlando en privado, y a la vez, en la otra punta, a un Bruce sentado en el suelo y secándose la frente con una pequeña toalla blanca. Le observa, quiere ir ahí pero prefiere dejarle cierto espacio. Bruce se ve en su mundo sumergido por la rabia, así que mejor lo deja estar. Se acerca a ese trio de charloteo e intenta poner la oreja para entender de lo que hablan.

-Oh, Diane... - la capta Lucius - Ven, ven.

-Ya tengo el mapa - murmura Gordon -. Lo he mirado y han señalado las localidades donde están las bombas.

Gordon, mostrando un notable descontento, se acerca a una mesa que no tuviera nada encima para abrir el extenso papel. Abriéndolo, vemos la forma dibujada con cierta precisión de la ciudad en una posición totalmente nadir, desde arriba. Solamente vemos tres puntos rojos marcados en distintos puntos de la ciudad.

-¿Qué?¿Solo hay tres? - salta Diane.

-Sí, pero tenemos un problemas - señala Gordon.

Antes de que éste lo dijera, Bruce, más relajado, hace notar su presencia tras Diane, apoyando levemente su mano en uno de sus hombros. Ahora que todos estaban reunidos, James retoma su explicación.

-Son tres bombas, situadas como un triángulo en el marco material de la ciudad. El problemas es que no es dinamita. Son bombas nucleares.

-Dios santo... - murmura Lucius.

-¿Cómo demonios ha conseguido esas bombas? No lo sabemos. Pero sí sabemos que son de Gotham. Algún fabricante de aquí. Las tres tenían el sello de la marca negra.

-¿Qué significa eso? - pregunta Bruce.

-¿No lo recuerdas? - se sorprende Gordon, mirándole por encima de las gafas.

-¿La marca que también estaban en los cargamentos de droga de Falcone?

-Exacto. Esa marca significa que el material es del mercado negro proveniente de aquí. Las piezas no, pero se construyeron aquí.

-No me sorprende. Seguramente ha sido alguien al que hayan capturado o directamente un lunático de Arkham.

La conversación ahora estaba centrada entre James y Bruce, citando hechos que ellos dos entendían de primera mano al enfrentarse al crimen.