45. Tanto

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6:38 A.M



Llevamos unas horas hablando de todo, pero no de lo que importa. Hace rato que he decidido que si esto es un sueño, mejor aprovecharlo de una forma agradable. Estamos sentados en el colchón, con una manta y algo de comer. No he parado de tocar el rostro de Bruce. Se siente algo diferente. Teniendo esa barba y una notable mala alimentación, su piel se ve más escuálida y pálida. Yo tampoco es que esté en un estado de salud muy bueno. Esto de dormir en la calle y alimentarte como puedas es de lo más duro y crudo.

-Bruce, hay algo que quiero decirte - interrumpo el silencio de la mañana -, antes de que te marches.

-¿Irme?¿A donde? No voy a irme.

-Solo por si acaso es un sueño - murmuro.

-Te aseguro que soy muy real - sonríe -. No pienso irme, nunca más.

Me aferro a él, a su hombro, y tomo su mano levemente. No le miro porque no puedo, si voy a decirle lo que quiero, no puedo mirarle.

-Bruce, no quiero que desaparezcas de nuevo. No podría. Esto que ha sucedido, todo esto... Me ha hecho darme cuenta de lo orgullosa y testaruda que fui en no dejarte acercarme más a mi y dejarme querer. No sé cómo demonios ha sucedido, pero estás aquí, y es como si fuera una segunda oportunidad. Me sentí tan mal, perdida, y te eché tanto de menos... Por primera vez he sentido lo que significa una pérdida. No quiero volver a experimentarlo.

Siento que los brazos de Bruce se aferran más a mí, abrazándome cálidamente.

-Yo no he dejado de pensar en ti. Ni un día - murmura -. Y también sentí lo que dices. Sé que he sido persistente, pero creo que no fui concreto...

-¿Qué quieres decir?

-No te dije las suficientes veces cuánto te quería, y te quiero.

Me deshago de su leve y cálido agarre, y aunque sienta el frío, no me siento mal en mirar esos ojos arrepentidos aunque a su vez aliviados. Nos miramos sin apartar nuestros ojos ni por vergüenza ni corte. Nos quedamos tranquilos y sin culpas en recordar lo idiotas que fuimos.

-No sé tú, pero yo siento que podría acabar con cualquiera de lo bien que me siento - murmura Bruce bajando su vista al suelo, con la voz entrecortada.

Me acerco a su rostro y le beso una mejilla. Le acaricio, y a parto una lágrima caído de su ojos. Él esperaba que no viera eso y por ello me mira sorprendido. Lo deja pasar y recuesta su cabeza en mi hombro.

-Diane.

-¿Hm?

-¿Qué te ha pasado?

-¿Qué? - me río.

-Es decir... Me has pegado una paliza. Con tácticas, con fuerza. ¿Ya sabías defensa personal o...? - murmura.

-No. Fue después de lo que pasó. Yo no sabía cómo canalizar la rabia que tenía hacia... él y los otros dos. Sentía dolor y solo lo pude aliviarme haciendo ejercicio, pero me di cuenta de que quería más. Y entonces...

-¿Se te pasó por la mente la idea de la venganza? - murmura.

-Sí.

-¿Es por eso que estás acabando con el escuadrón del Joker?¿Eres tú?

Le miro y afirmo con mi mirada. Él alza las cejas sorprendido, suspirando profundamente con la mirada en cualquier otro lado.

-¿Qué pasa? - pregunto algo preocupada.

-No... Nada - ríe -. Hemos pasado de "no me importas, cállate" a "te necesito y mataría por ti". ¿Te das cuenta?

-Era la única manera de entender y aceptar que ya no estabas, Bruce. Y ahora mismo no tengo idea de cómo me siento, porque estás vivo. Estás aquí conmigo. Me abrazas, me tocas, me besas, me hablas. ¿Cómo?

Bruce recompone su postura y se sienta sin apoyarse en la pared grisácea.

-Ni siquiera yo sé cómo ha podido suceder, porque sí. Aquel día dejé de respirar. Tengo en mi memoria un recuerdo muy vago, veo pantallas negras. Cada vez que trato de recordar, tengo unas migrañas. Para cuando me di cuenta, estaba de vuelta en vida

-Pero... ¿no te tenían los del Joker?

-Así es.

-¿Y porqué te revivieron? A demás, ¿cuando?

-Hace casi cuatro meses atrás.

-¿Qué?

-Sí. Fui su prisionero y escapé en cuanto pude. Entonces, fui a por ti. No fui a la Mansión Wayne, es decir, que no entré. No te vi. Solo a un montón de gente, a Gordon, a Lucius y a Alfred.

-¿Por qué no entraste?

-No tuve el valor - murmura -. Sabía que no estabas y me preocupé, entonces salí a buscarte. Sabía que alguien estaba terminando con los secuaces del Joker, pero no me esperaba para nada que fueras tu. Ha sido dos pájaros de un tiro.

Sucumbe el silencio. No se oye nada de nada. Aún en caos, la gente necesita dormir. Descansar.

-Creo que las cosas han cogido otro rumbo, ¿no es así?

-Sí - respondo, mirando al suelo -, y creo que para ello, debemos hacer algo...

-¿El qué?

-Debemos volver a la Mansión Wayne.

-Diane... - suspira Bruce.

-Debemos ir. Piensa que la gente se piensa que Batman está muerto, si Bruce Wayne llegara a su propia casa, fuera sospechas de que eres Batman.

-Ellos lo saben - haciendo referencia al Joker, Harley y Bane.

-Pero no lo dirán - digo convencida -. Te han revivido. Ese imbécil solo quiere seguir con el juego del gato y el ratón, Bruce. No tiene intención de estropear lo que le hacía divertirse. Necesitamos volver y hacerles saber, sobretodo a Alfred. No sabes cómo ha sufrido. Con tu llegada, las cosas tendrán más esperanza. Y ahora que estás aquí, estoy teniendo mucha esperanza en nosotros.

Bruce pone su mirada en mi, sonriente.

-Realmente eres una mujer de negocios - bromea -. Solo que ahora un poco más... ruda.

Ambos reímos, y no puedo evitar sonrojarme. Su mano se apega a mi rostro con suavidad.

-De acuerdo... Vamos.

Batman: The Dark Is BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora