34. ¿Puedo dormir contigo?

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No nos molestamos ni en mirar la hora en éste descansado y fluido silencio. Siento sus caricias pasearse por toda mi espalda descubierta. Entre eso y las suaves sábanas de la cama de Bruce, se siente como el mejor lugar del mundo.

-Puedo ver cómo se te eriza la piel - ríe Bruce, haciendo eco en el silencio.

Me giro boca a arriba para verle. Ambos desnudos y con escasedad de vergüenza alguna, yo también puedo ver cómo se le eriza la piel a Bruce cuando paso mi mano por su hombro. No digo nada, simplemente me limito a acariciarlo y a intentar reprimir la sonrisa, cosa que acaban siendo intentos fallidos.

-¿Qué? - ríe Bruce, sin apartar la vista de mi rostro.

Niego con la cabeza.

-¿Qué? - insiste.

-Ni recuerdo cómo hemos llegado a éste punto - murmuro.

-¿Te refieres a la cama? Porque es fácil de explicar.

-¡No! - espeto de risa - Cómo hemos llegado a sentir esto.

Bruce relaja sus facciones y sigue acariciándome, esta vez el estómago y el pecho. Siento cosquillas, pero trato de calmarlas.

-¿Y con "esto" a qué te refieres...? - murmura sonriente Bruce.

-Ya sabes de lo que hablo.

-Mmm... No, no lo sé - dice con un tono bromista.

En ese momento, oímos ruidos que hacen eco por la mansión.

-Debe ser Alfred - dice Bruce.

Yo, algo nerviosa, me tapo con las gruesas y suaves mantas de la cama, cuya acción hace reír a Bruce.

-Tranquila, no va a entrar aquí.

-Igualmente - espeto bajo la manta.

Oigo cómo Bruce se levanta de la cama y empieza a vestirse.

-¿Dónde vas? - pregunté asomando la cabeza.

Él me dedica una sonrisa y se acerca para besarme.

-Ahora vuelvo, voy a hablar con Alfred.

Tras decir esas palabras, se marcha cerrando la puerta detrás de sí. Yo no tardo en vestirme de nuevo, y en rodear la cama para salir, observo al final de la habitación cómo reposa en el suelo el traje de Batman. Me lo quedo mirando unos segundos y salgo de la habitación. Bajo las escaleras dirigiéndome hacia donde oigo las voces de Bruce y Alfred, que venían de la cocina.

-Buenas noches, Diane - sonríe Alfred al verme.

-Buenas noches, Alfred - sonrío.

-¿Han cenado? - sonríe Alfred, casi a punto de saltar a la vitroceramica para hacernos algo.

-No, Alfred, pero ya nos encargamos nosotros - le frena amablemente Bruce con una sonrisa.

Alfred, extrañado por nuestro comportamiento, nos observó a los dos en un abrir y cerrar de ojos. Incluso yo noté que se dio cuenta de que algo ha sucedido. No hace más que reír internamente mientras niega.

-Está bien, entonces me iré a la cama porque estoy algo cansado, Señor Wayne.

-Claro, Alfred. Buenas noches - le responde.

-Hasta mañana - me sonríe Alfred.

Yo repito las mismas palabras a la vez que me estoy muriendo de vergüenza. Una vez Alfred desaparece de nuestra vista, me tapo la cara y niego repetidamente. Oigo la risa de Bruce, pero a mi no me hace gracia.

-¿Qué pasa? - ríe Bruce.

-¿No te da vergüenza que Alfred se haya dado cuenta de lo que ha pasado? - espeto en murmuros, por si acaso Alfred aún puede oírnos.

-¿Darse cuenta? No creo que se haya dado cuenta - dice con indiferencia -. Además, ¿qué más da?

-¿Que qué más da? - espeto - Dios, qué vergüenza.

-¿Qué quieres cenar? - cambia de tema, mirándome con los brazos cruzados y una sonrisa. Sé que aún se está riendo de mí en su interior.



* * *



Después de haber preparado una cena juntos, nos quedamos a comer en la misma mesa de la cocina. Se me hace aún rara la idea de que Bruce y yo nos hayamos acostado, pero la sensación es demasiado agradable. Solo quiero que siga esta sensación y no pare. Estamos él y yo solo en una burbuja de la que no queremos salir. No sé en qué situación estamos ahora. No sé lo que somos, pero sé lo que siento.

-Bruce, ¿cómo estás? - le pregunto después de haber acabado con un tema que no tiene nada que ver.

Él me observa extrañado a la vez que mastica la comida. Yo me río porque sus muecas me hacen gracia y en terminar el bocado, dice:

-¿Que cómo estoy? - ríe - ¿Por qué?

-Por lo de hoy en la tarde. No sé... Estás aquí conmigo relajado e indiferente, y no parece que esta tarde hayas peleado contra unos lunáticos que casi te matan.

-Nunca se está indiferente con esto porque a cada acto del Joker hay víctimas que no tienen culpa de nada - murmura -. Por cierto, sobre lo de hoy, ¿conseguiste hablar con Gordon?

-Sí - espeté al acordarme de todo lo que le tenía que decir -. Tengo información.

Él hace una señal con la mirada para que procese a contárselo, y entonces recuerdo la charla con Gordon.

-Literalmente me ha dicho que él mismo tiene en cuenta de quién se fía o no en el departamento de policía y que me pasará una lista de quienes son. Ya habrá informado a ese grupo de polis para prepararse a lo que viene. También me ha dicho que podremos disponer de armas pero... no sé si va a ser necesario.

-Yo tengo lo de Batman. No tengo armas de fuego.

-¿Por qué? Ellos las usan, los malos.

-Yo no. Solo llevo a los delincuentes donde deben estar, no los mato para tener una cuenta llena de sangre.

Me pasa un escalofrío en oír eso. No es que me haya provocado pavor o algo así, simplemente me ha impresionado.

-¿Algo más? - pregunta.

-No. Ya está hecho: saben que algo se avecina y espero que se preparen bien.

Bruce guarda silencio y da otro bocado a su cena. En un momento sin darme cuenta, bostezo haciendo el mayor ruido posible. La verdad es que los párpados se me están cerrando con la cena medio comida.

-Intuyo que la Señora tiene sueño.

-Sí, voy a recoger esto y me voy a la cama.

-No, déjalo. Lo haré yo ahora, tu ve a descansar - me dice con una sonrisa.

Yo le devuelvo sin añadir palabra y me marcho escaleras arriba hacia mi habitación. Me lavo los dientes y vuelvo a bostezar de sueño cuando me dirijo a la cama. Pasan unos minutos de los cuales ya sentía que estaba cayendo en el sueño profundo, pero unos pequeños golpes me volvieron a mi ser. Veo con los ojos cansados cómo se abre la puerta y aparece Bruce.

-Bruce... - murmuro.

-Diane, ¿puedo... dormir contigo? - murmura, casi tengo que esforzarme para oírlo.

Su pregunta me enternece, pero tengo tanto sueño que me cuesta hasta sonreír.

-Sí - murmuro.

Él cierra la puerta de la habitación y siento como se mete en la cama al bando contrario. Siento en mi pierna uno de sus pies helados.

-Auch, tienes los pies fríos.

-Lo siento.

No añado nada más. Por el frío me encojo y por su calor me aferro hacia su lado. Nos quedamos cara a cara y cierro los ojos cayendo en el vacío negro del sueño.

Batman: The Dark Is BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora