42. Lo necesito

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NOTA: Hemos alcanzado las 30K visualizaciones :D Theeeeeeenks!


Narradora: Diane


Realmente me siento genial. Como si hubiera adquirido un poder sobre mí. Mi cuerpo se siente mejor, aliviado. De todas formas, no puedo detenerme. Mantengo esa pena y furia cada vez que recuerdo el rostro del Joker, de Harley y de Bane. Creo que necesito algo más que entrenamiento.

Hace una hora que Gordon y yo terminamos de entrenar. Le he vuelto a patear el trasero, sin esforzarme casi, y no estoy fardando. Es una realidad. Siento que puedo hacer más que machacar a un saco de boxeo. Ahora mismo, tumbada en la cama, escucho el ruido del agua de la cascada caer. Tengo la teoría de que si Bruce me hubiera enseñado este lugar, hubiéramos estado aquí horas, y cuando pienso en esa teoría, no puedo evitar que la nostalgia me invada. Formulo decenas de preguntas que inician en un "¿y si...?", sintiendo remordimientos de haber tardado tanto en decirle a Bruce lo que sentía. Aún así, no lo hice lo suficiente. Jugué a ser difícil de llegar y no debí, pero... ¿qué iba a hacer? No estaba acostumbrada a amar, y ahora que sí, he perdido esa oportunidad de garantizarme algo de felicidad. Se fue junto a Bruce.

Me levanto de la cama tratando de pensar en otras cosas. Bajo hacia la mesa de control. Caigo en la cuenta de que en teoría es el lugar donde todo el material de Batman se encuentra. 

-Alexander.

-¿Sí, señorita Gruff?

-Em... ¿Puedes mostrarme... las armas? - pregunto, no muy segura de si lo estoy haciendo bien.

-Ahora - dice para luego ver yo unas cajas rectangulares metálicas aparecer de una brecha en el suelo.

Éstas se abren, mostrándome figuras metálicas oscuras en forma de murciélago. Tomo una y me corto en el intento de mantenerla en mis manos. Observo con detalle la sangre que sale del corte de mi dedo índice y la quita con mis labios. Me fijo de nuevo en las piezas. Deben haber como unas 20 en una caja. 

-Alexander.

-¿Sí?

-¿Bruce tenía armas de fuego?

-Según el armamento, no. No disponía de armas de fuego, solo armas que obstaculizan al enemigo de atacar o escapar.

-De acuerdo.

Me acerco más a la mesa de control. Veo botones de color azul y rojo, pero no entiendo lo que significan. Solo hay como tres o cuatro botones con símbolos algo reconocibles. Toco cualquiera de ellos y aparece a dos metros de mi espalda un traje de Batman. Me acerco. El color mate negro que resalta del traje me hace tener recuerdos en mi mente de nuevo.

Definitivamente creo que he tomado una decisión.


* * *


Horas y horas después, aún sigo esperando de caiga la noche, cuando todos duermes y no saben lo que está por pasar. He matado esas horas haciendo unas prendas para cubrir mi rostro y a la vez tener la capacidad de ver. Le pedí a Alfred viejas ropas de Bruce de invierno y verano, además de una maquina de coser. Me preguntó que para qué, yo le respondí que por aburrimiento. Tengo varias prendas para el frío y otras para ir ligera. Las necesarias. 

También le he ido pidiendo a Alfred comida. Café, fruta, bollos, galletas... He ido guardando y escondiendo la comida del mediodía, el desayuno y de las veces que le he pedido de más. También tengo la comida justa para una semana.

Estoy lista. Casi. Quizás me esté equivocando, pero francamente: me da igual lo que me pase.


* * *


Son las 00.13 de la madrugada. Es la hora. He empacado todas las cosas en una mochila bastante grande donde he enrollado en ella una manta y una abrigo abundante. Llevo lo necesario para sobrevivir. Antes de salir por la salida secreta de la cueva, me dirijo a la mesa de control. 

-Alexander, muéstrame todo el arsenal.

-Sí, señorita.

De lo que ha sacado, tomo muchas cosas que creo necesarias. Las veinte flechas, gafas de visión nocturna, granadas de gas, capa de camuflaje, un cinturón con cuerda, cadenas y puños americanos - aunque estos llaman un poco la atención por el color dorado...-. 

Ahora sí, estoy lista. 

He dejado dos cartas sobre la cama. Una para Jim, otra para Alfred. Lo que espero es que lo entiendan y el porqué. 

Observo una última vez la cueva, su agua y las luces.

-Adiós, Alexander...

-¡Adiós, señorita Diane! - se despide esa robótica e inocente voz .

Salgo, utilizando unas escalera de piedra que asoman hacia el exterior por una compuerta metálica camuflada. La abro, y veo la luz de la luna y la nieve deshaciéndose en el suelo. A punto de ser marzo, la nieve ya no cae como hace un mes. Tomo la moto de mi padre, la que utilice para escapar cuando estuve en su casa. Aún tiene gasolina suficiente y las llaves puertas. 

La enciendo y arranco. Mi camino ahora es hacia la oscura y caótica Gotham.



Batman: The Dark Is BackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora