Rubén y yo seguimos jugando un buen rato a la consola... Hata las 11 de la noche.
- Oh mierda. Nos hemos viciado demasiado tiempo, y tengo que irme a dormir... que mañana es el último día de universidad. - Le dije a Rubén bajito por la hora que era mientras apagaba la consola.
- Jo... con lo bien que me lo estaba pasando... ¿Entonces el miércoles ya estás vacacionera? - Me preguntó Rubén levantándose del suelo. (Estábamos sentados en el suelo en vez de en el sofá. Somos así de retraídos)
- Si.
- O sea queeeee, ya tienes más tiempo para mi... para tus amiguitos quiero decir... - Añadió tartamudeando.
- Que sí pesao' hala vete ya. - Le empujé suavemente hacia la puerta.
Estaba a punto de irse, pero antes se para y me da un abrazo.
- Gracias por esta tarde maravillosa. - Me susurró al oido. Se me puso la piel de gallina y mis mejillas enrojecieron. Correspondí su abrazo.
Me despedí de él y me fui a dormir... Me da un poco de pena tener vacaciones. Porque voy a estar muy aburrida todos los días, y además preocupándome por estudiar y todo ese rollo no me comía tanto la cabeza con mis varios problemas que ya están solucionados, pero siempre pueden venir otros nuevos... Pero bueno, puedo quedar con Rubén, Noe o Alex. Además míralo por este lado, Celeste. Ya no vas a ver a Sergio en una buena temporadita. Ya no te va a tocar tanto los ovarios a no ser que sea un acosador de mierda que te siga a todos lados... Vamos a dejar de pensar gilipolleces...
Con tanto pensamiento me quedé dormida al instante.
***
Último día de clases. ¡Yupi! Me dije a mí misma.
Me duché y me preparé rápidisimo y desayuné a una velocidad que ni yo podría imaginar que alcanzaría. Estaba impaciente esperando a Noe. Muy pocas veces o ninguna bajaba antes de que ella llegara. Y en cima con el frío que hacía. Pero con la emoción que llevaba en mi cuerpo no tenía demasiado frío. ¿Que si no estoy nerviosa? Pues no, porqué con todo lo que me he esforzado y estudiado este año sé que voy a sacar buenas notas.
Por fin llega Noe. La agarro del brazo y me la llevo rápido hacia la universidad.
- Eh tú. ¿Por qué tánta prisa leñe? - Preguntó intentando recuperar la respiración.
- Venga joder, que quiero mis putas notas ya. - Quería irme rápido de la universidad de una vez para poder tener todos los días libres y poder hacer lo que me diese la gana.
***
Acabamos las clases, y no me había equivocado con lo de las notas. ¡Genial! Aunque a pesar de todo Noe ha sacado mejores notas que yo... Y por una vez Sergio no estaba allí para molestarme. Más genial aún. Noe y yo decidimos ir a comer por ahí.
- Espera. ¿Por qué no avisamos a nuestros chicos para que vengan con nosotras? - Preguntó Noe marcando los números en el teléfono.
- ¿Cómo que NUESTROS chicos? - Dije molesta. - En fin... Claro, por qué no. Al fin y al cabo ya estás llamando...
- Con lo de nuestros chicos me refiero a MI novio y a "tú amiguito" - Me pone enferma pero la quiero mucho.
Rubén y Alex llegaron y entramos a comer con ellos. Esta vez yo me senté al lado de Noe, dejando a Rubén y a Alex juntitos. Aunque yo estaba en frente de Rubén, y Noe en frente de Alex.
Pedimos nuestra comida y varias bebidas.
Estaba comiendo tranquilamente cuando noto que alguien me golpea la pierna y veo con una sonrisita a Rubén.
Decido contraatacar y darle otra un poco más fuerte para que parase. Su cara cambió al instante a rostro de dolor. No pude evitar reírme
Pasó un rato y éste volvió a las patadas. Él y yo seguíamos dándonos suaves golpecitos bajo la mesa con las piernas y riéndo levemente por el dolor. Noto como Alex y Noe nos miran extrañados.
- ¿QUÉ COÑO ESTÁS HACIENDO AHÍ DEBAJO? - Preguntó Noe mientras agachaba la cabeza para mirar debajo de la mesa.
- Nada mujer. - Dije entre carcajadas. - Que este retraído no para de darme patadas y ahora se jode porque sabe que yo las doy más fuerte. - Añadí con una sonrisa.
- Sí seguro. - Dijo Rubén riéndo e irónico.
- Uuuh, aquí hay tensión sexual. - Expresó Alex con cara de pícaro.
- Me has quitado las palabras de la boca. - Contestó Noe. El uno para el otro, aunque Alex no estaba tan salido como Noe.
- Callaros hijos de fruta. - Respondió Rubén.
***
Acabamos de comer y Noe y Alex se fueron por un lado y yo y Rubén por el otro, ya que éramos vecinos.
Un poco antes de llegar a mi portal Rubén me para y me sienta en un banco que había allí cerca.
- Vamos a hablar un rato, anda. Que con la tontería de las pataditas de la comina no me has contado nada. - Dijo Rubén dejando caer su brazo en el respaldo del banco por detrás de mi espalda.
- Fuiste tú el que empezó las pataditas. ¿Y qué narices quieres que te cuente? - Pregunté confusa.
- Coño, pues qué tal te ha ido hoy, yo que sé, algo.
- Pues hoy me ha ido bien. Muy bien. - Sonreí como una tonta. Esa sonrisa se debía a que he pasado el día con mis amigos y me he divertido mucho. Observé cómo Rubén me miraba fijamente y también sonreía. - He sacado buenas notas en la uni, a partir de ahora voy a poder hacer el vago todos los días y he comido con mis amiguitos que más quiero. - Me arrepiento un poco de haber dicho esto. - ¿Qué más puedo pedir?
- Nada, porque lo tienes todo. Sobre todo a mí, ¿eh? - Expresó burlón. Suspiró y rió levemente. - ¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? - Me preguntó esto de repente y lo miré a los ojos fijamente. Él miraba a un punto fijo en el cielo naranja del atardecer. - Tú estabas allí, tan guapa con tu pelo rojo y con aquel gilipollas... y te ví, y me acerqué a tí. Algo me dijo que tenía que... protegerte... y sucedió el milagro de poder ser amigos... - Me quedé sorprendida al oir hablar así a Rubén. Al momento me vino a la mente lo sucedido de la noche del sábado.
- Rubén. ¿Te acuerdas del gilipollas llamado Sergio que estaba sentado conmigo el día que nos conocimos? Pues ese mismo gilipollas fue... - Hice una pausa y suspiré - Fue el que me pegó la noche del sábado en la discoteca...
Rápidamente Rubén deja de sonreír y me mira con odio en la mirada.
- No puedo creer que ese retraído mental fuera el que te pegase... si antes lo odiaba, ahora más...
- Rubén, comprendo tu odio, yo también siento una ira dentro de mi que no controlo cuando lo veo... Pero, vamos a dejar pasar todo esto... olvidémoslo y disfrutemos del atardecer, ¿sí?
- Sí... - Rubén me cogió la cabeza y la llevó suavemente hacia su hombro. Me acariciaba el pelo mientras contemplábamos el sol anaranjado... Me sonrojé...
Sentí como un cosquilleo en mi tripa... Como un sentimiento que está floreciendo dentro mía, pero que a la vez no quiero que florezca... Y ahora mismo me estoy haciendo la pregunta del siglo... ¿Debía haber aceptado aquel beso...? Unas lágrimas salieron de mis ojos sin permiso... Pero puse la mano en cima del hombro de Rubén que se interponía entre éste y mi cabeza para que él no notase que estaba llorando... Seguía acariciándome el pelo... Se está tan agusto así... Pero... Pero... Siempre son "peros" los que rondan mi cabeza...
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Tú eres mi destino
RomanceCeleste Martínez es una chica de 21 años, de pelo anaranjado, ojos verdes claros, no demasiado alta, pero tampoco muy bajita y cuerpo esbelto. Estudia audio visuales para poder ser algo en esta vida. Aunque a ella ya le vale con tener un título, no...