Capítulo 23

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Después de confundirme me miró con pena y acto seguido me abrazó.

- Lo siento princesa... Es que me jode un poco verte tan bien con otro...

- Eso son celos. Pero te repito que no tienes por qué tenerlos. - Nos separamos y nos miramos a los ojos.

- Perdóname. Vamos dentro y a disfrutar de la noche, ¿vale? - Añadió Rubén acariciándome la mejilla con su mano.

- Vale. - Sonreí.

Rubén me agarró la mano y fuimos entre toda esa gente hasta volver a incorporarnos a nuestros correspondientes sillones. Me dejó con Noe y él y Alex se fueron a bailar un rato.

- ¿Qué habéis echo ahí fuera? - Preguntó Noe levantando una ceja.

- NADA malo. Solo hemos hablado y aclarado sus celos... ¿Vamos a bailar?

- Vamos. - Sonreímos las dos.

Fuimos a bailar.

Después de un rato bebimos mucho más. Estábamos muy borrachos todos.

***

Quise despertar la mañana del sábado, pero mis ojos estaban muy agustito cerrados. No recuerdo absolutamente casi nada de la noche anterior.

Fui abriendo los ojos poco a poco, y me di cuenta de que había alguien a mi lado. Lo ignoré, y volví a cerrar los ojos como si nada. Me percaté de aquello y abrí los ojos rápidamente y sorprendida.

¡RUBÉN ESTABA EN MI CAMA, CONMIGO!

- ¡¿Pero qué cojones?! - Grité asustada, y con dolor de cabeza.

- Shhh, calla joder... - Dijo Rubén molesto y al parecer, también con resaca.

- ¡¿Cómo que "calla joder"?! ¿Qué haces aquí? - Pregunté alterada. Salí corriendo de la cama (estábamos vestidos) y me senté en la silla de mi escritorio.

Rubén soltó una pequeña risa.

- ¿No te acuerdas? - Me miró con mirada pícara desde la cama. - Ayer estabas bastante pedo, así que te acompañé a casa a las seis de la mañana y te traje en brazos. Cogí las llaves de tu bolsillo y cuando te tumbé en la cama me dijiste, concretamente: "Por favor, quédate conmigo". - Dijo con tono ñoño.

- ¿¡En serio dije eso?! - Ni yo misma me lo creía, no podría estar más roja en este momento.

- Sí, princesa. - Rubén sonrió como un tonto.

- Eeeh... Bueno, vale. Ahora vete. - Estaba muy nerviosa y confundida por la situación en la que estábamos.

- Oye, relájate un poco. Al menos invítame a desayunar, ¿no?

- Ya para la hora que es, mejor comer... - Pues eran ya las dos de la tarde.

- Bueno, pues a comer.

Suspiré.

- Te tendría que echar a patadas, pero soy demasiado buena gente. - Solté de brazos y piernas curzadas.

Rubén se levanta de la cama y se acerca a mí. Me levanta de la silla y rodea con sus brazos mi cintura acercándome más a él.

- Vamos... - Juntó nuestras frentes. - Si sabes que te ha encantado dormir conmigo... - Sonrió.

- Ehh... - Me puse muy roja. Lo aparté suavemente de mí. - No puedo saber si me ha encantado o no, porque ni si quiera lo sabía. ¿Vamos a comer o no, pesado? - Cambié rápidamente de tema.

Me dirigí a la cocina para preparar la comida mientras Rubén me ayudaba un poco. Mientras yo cocinaba, él preparaba la mesa. 

Decidí hacer pasta, que se hace rápido y sencillamente. Nos sentamos y comenzamos a comer.

Tú eres mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora