Capítulo 40

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Han pasado los días, y he ido a varias clases de defensa personal con Noe y Raquel, que ésta se puso mala la primera semana de universidad y tuvo que pasar su San Valentín en la cama, pero por suerte ahora ya está totalmente curada.

Mi día de San Valentín fue maravilloso. Rubén me invitó a un restaurante carísimo al que me dio miedo entrar, porque allí la gente era demasiado estirada, así que al final, como me daba palo comer entre gente madura ... Nos fuimos a una hamburguesería/bar/cervecería que estaba muy cerca de la casa de Alex.

Por otra parte... El San Valentín de Noe y Alex creo yo que no fue tan bien... Pero no me ha querido dar detalles... Simplemente me ha dicho que ya está todo solucionado, más o menos...

NARRA NOE

Envidio la vida de mi Taco, pero no es su culpa, es la mía por ser tan estúpida, pero también tiene parte de la culpa Alex por ser como es... Pero en fin, hemos quedado como amigos y al menos pudimos hablar nuestros problemas y arreglarlos...

*Flashback*

Y aquí me encuentro yo. Dada de la mano con Alex yendo hacia no sé dónde sin saber qué hacer ni qué decir. Sin saber cómo va a reaccionar cuando le de la noticia. Tampoco es algo por lo que se vaya a acabar el mundo, pero más vale prevenir que curar.

Llegamos a un asador, que tenía muy buena pinta, tanto la carne como el lugar. Parecía caro, y me molestaba que Alex se gastase ese dinero en mí cuando... Bueno... Cuando no tiene por qué hacerlo.

– Ven, la mesa está por aquí. – Alex me empujó suavemente por la zona de la cintura para podernos hacer paso entre la gente.

Cada vez estaba más incómoda. Mi mente estaba en blanco, ahora mismo solo quería huir de ahí, huir de esa situación. ¡Es culpa de Alex! Se está portando bien, es amable y cariñoso conmigo, justo ahora que es cuando todo se tiene que acabar, siempre pasa lo mismo... Discutimos, se arrepiente por dentro pero no lo dice, aunque se le ve en los ojos y se poner super amigable conmigo, y después otra vez exactamente igual...

Llegamos a la mesa, que ya estaba preparada, tanto con comida como con flores... Una cosa en lo que me fijé es que en el asador había muchas parejas comiendo juntas, y después me acordé de nuevo de San Valentín.

Llegó el postre, la tensión permanecía inmóvil en el ambiente, y yo junto con ella. Alex estaba todo el tiempo mirándome detenidamente para saber qué me pasaba, no era la de siempre, y tenía razón en absolutamente todo.

– Alex... Necesitamos hablar. – Fui lo más rápido y directa que pude.

– Sabía que estaba pasando algo... – Suspiró. 

– Pero... Es que me sabe mal tener que hacer esto justo hoy...

– No importa, suéltalo ya. – Permanecí en silencio, y él imitó mi gesto mirándome serio. – Mira, si es por lo de la otra noche, te voy a aclarar unas cuantas cosas... Estaba borracho, y cuando estoy borracho y sobrepasando mis límites pasan cosas como esa... Segundo; sabiendo lo que puede ocurrir cuando estoy ebrio, me parece un poco gilipollez enfadarse en tal nivel como tu caso, por esa tontería... Tercero; esas pavas eran unas guarras, pero en fin, supongo que eso ya te lo debiste imaginar... Y cuarto, pero no menos importante; a pesar de toda la mierda que te he hecho, de todo el daño que te hice, simplemente por todo... Yo te quiero, y un montón, y a ese montón súmale otro, y así continuamente hasta el infinito y más allá, y por todo aquello... Lo siento, lo siento muchísimo. Y estás en tu derecho de decirme lo que me ibas a decir, no soy nadie para impedirlo... – Mis ojos empezaban a humedecerse, así que lo primero que hice fue irme del lugar, no quería montar un numerito en medio del local lleno de parejitas felices...

Tú eres mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora