Ya estábamos en casa, en Madrid. Al final tuve que hacer las maleta a prisas corriendo un poco antes de marcharnos, porque se me había olvidado por completo, a mí y a Rubén. Raquel y Víctor se fueron a su nueva casa, que estaba ubicada en Móstoles. Un poco lejos del metro, pero como dije en su momento, no hay nada que el metro no solucione.
En fin, ya sólo faltaban unas cuantas horas para nochevieja -era ese mismo día, pero por la mañana-, y yo me acababa de despertar, por una vez, desde que estoy con Rubén, no había dormido con él, y tengo que decir, que se le extraña, pero bueno, también está bien tener un respiro de vez en cuando. Ya sabes, en una relación es malo estar todo el rato atosigando a la pareja, hay que dejarla un ratito ahí con sus cositas... No estar todo el maldito rato agobiando... Y sin pensar mal por de "sus cositas"...
Me puse mi bata, ya que realmente hacía frío, y bastante. Me asomé a la ventana de mi cuarto, abrí la persiana y me fijé en que por la noche había estado nevando y un poco lloviendo, porque había nieve, pero también estaba todo un poco mojado, y por eso la nieve aún no había cuajado mucho. Sonreí al recordar cómo jugábamos en la nieve yo, Noe, mi madre, mi padre, y los suyos cuando éramos pequeñas... Echaba de menos esos momentos con mi padre, y no sé por qué pero ahora me afecta más que en otros momentos, y no lo entiendo, creí que ya lo había superado... Quizás haya algo o alguien, que me haya echo recordar otra vez momentos con mi padre, y que me pongan así.
Sacudí mi cabeza para desplazar esos sentimientos y volver a lo que iba. A prepararme mi desayuno. No era especialmente pronto, pero tampoco era tarde, eran las doce menos veinte. Un poquitito tarde quizás, pero comparado con otros días que he salido y me he despertado a las cinco de la tarde, pues está bastante bien.
Fui hacia la cocina y cogí el bote de Colacao, junto con un vaso y un poco de leche. Mientras metía el vaso con el líquido en el microondas me dirigí a unos panecillos para hacerme una especie de montaditos de jamón york y queso.
Por estas épocas del año nuevo y todo ese rollo siempre me pongo muy sentimental, porque, me pongo a pensar, sobre todo lo que ha pasado este año, sobre las cosas maravillosas que hay y han venido a mi vida, sobre todo lo nuevo que he descubierto, sobre las nuevas personas que he conocido... Y es que el tiempo pasa tan rápido... Recuerdo los dos últimos años como si fueran ayer, aún... Que me "emociono" mucho con toda esta mierda, porque es como que me pongo a "rememorar" y eso me hace recordar los buenos momentos que he pasado con mi mejor amiga, todas las risas que he tenido en el año, toda la gente que me ha echo daño -que a esa le pueden dar por culo...-, a todo... A ellos, a todos, los que conocí, y me cambiaron la vida por completo, a los que volvieron a aparecer en mi vida, después de unos años desaparecidos, aunque fueran unos idiotas, yo lo recuerdo, y nunca podré olvidarlo... Esta noche, va a ser una gran noche, y no quiero que nada me lo fastidie, y nadie me lo va a impedir.
Acabé de desayunar y me fui a cambiar por una ropa que me mantuviera con calor, porque pensaba salir a la calle a jugar con la nieve (like old times), y está claro que no iba a ir sola, pensaba llamar a Noe para que viniera conmigo, y para hacer de padres sobreprotectores, llamé a Rubén y Alex también.
Me puse unos vaqueros leggins azul eléctricos ajustados y gruesos, para aguantar el frío, junto con una camiseta interior de tirantes blanca, y otra interior del mismo color, pero esta vez de manga corta, y ya, para finalizar la parte superior, una blusa de manga larga que caía un poco sobre mis dos hombros, pero abrigaba y servía para el frío, y también era de lana negra, marrón y blanca, y unas botas Snow de mis preferidas, que son marrones claritas, las típicas. Me maquillé muy poco, casi nada. Sólo me puse una crema protectora para el frío por toda la cara, ya que en estas épocas mi piel se pone muy mal, me hice la raya del ojo y nada más, muy sencilla, por mi no me maquillaría, pero es que la raya del ojo, para mí, es imprescindible.
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Tú eres mi destino
RomanceCeleste Martínez es una chica de 21 años, de pelo anaranjado, ojos verdes claros, no demasiado alta, pero tampoco muy bajita y cuerpo esbelto. Estudia audio visuales para poder ser algo en esta vida. Aunque a ella ya le vale con tener un título, no...