Capítulo 6

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FREDEK

Después de estar una hora resolviendo un problema sobre los vampiros que últimamente acechan la manada más de lo normal, sólo deseo llegar a casa y tumbarme en mi cómoda cama para después ir en busca de mi Luna a su casa. No puedo permitir que crea siquiera que tiene opciones de escapar de mí. No veo el momento para hacerla mía, de que esté en mi cama y grite mi nombre debajo de mí.

Aparto esos pensamientos de mi mente para calmarme. Es increíble el efecto que tiene sobre mí. Llego a casa y pregunto por Abigail, contestándome ella que están en la cocina. No sé con quién podría estar pero cuando las veo juntas no lo puedo creer.

- Aeryn.

- Hola, Fredek.

Dios, sólo con oír su voz quiero quitarle la ropa y tomarla aquí mismo. Cuando me recupero de la sorpresa sonrío.

- ¿Has venido a verme, mi Luna?— pregunto feliz por su cercanía.

- Ey, ey, ey, un momento- dice atropelladamente Abigail.- ¿Tú eres la mate de mi hermano?- le dice y Aeryn asiente seria.- ¿Por qué no me lo has dicho? ¿Cuándo te mudarás aquí? ¿Os casaréis pronto?- Aeryn empalidece y yo ruedo los ojos.

- Basta, Abigail. Vamos al piso de arriba, Aeryn- le digo y asiente.

La llevo a mi habitación.

- ¿No podemos hablar en un despacho o algo así?- pregunta Aeryn nerviosa mirando hacia la cama.

- Mi despacho está algo desordenado hoy- una excusa barata para sacar esa idea de su mente y así poder jugar en mi terreno; la tomo por la cintura.- Mi Luna, no te puedes llegar a hacer una idea de lo incómoda e innecesaria que me está resultando la ropa en estos momentos- muerdo su oreja y se estremece pero pone sus manos en mi pecho apartándome.

- Para,- me detengo en seco- he venido aquí para hablar.

- Aeryn, ahora mismo quiero hacer de todo menos hablar- le digo volviendo a atrapar el lóbulo de su oreja derecha entre mis dientes.

- Hablo en serio, Fredek- al escuchar su tono noto que está enfadada así que le hago caso y paro.

- ¿Qué pasa?- digo mosqueado por privarme de tocar su delicioso cuerpo.

- ¿Cómo que qué pasa?- dice cruzándose de brazos cabreada.- Mi hermano volvió anoche a casa como si le hubiesen pegado entre siete personas, con la diferencia de que sólo fue una.

- Aeryn, yo...

- ¿Por qué, Fredek?- dice dejando caer sus brazos a ambos costados de su cuerpo derrotada.- Dime por qué lo hiciste.

- Porque no permito que nadie me dé ordenes- me acerco a ella,- y mucho menos permitiré que alguien intente separarme de ti- voy a tocarle pero retrocede un paso.

- No, para- dice y su rechazo es como un aguijón clavado sin piedad en mi pecho.- Mi hermano lo es todo para mí y no puedo estar con alguien que quiera dañarle. Por ello, yo, Aeryn Vólkov, te rechazo a ti, Fredek Ivanov, Alfa de la manada Luna Azúl, como mi...- no le permito terminar.

Le sujeto por debajo de la nuca y le atraigo hacia mí besándole con posesión, demostrando que aquí quien tiene el poder soy yo, aunque sólo yo sepa que es al contrario; de momento eso último me lo guardaré para mí.

Al principio ella se queda en shock pero termina siguiéndome el beso. Le agarro por la parte trasera de sus muslos y la alzo haciendo que rodee mi cintura con sus piernas. Ella enreda sus manos en mi pelo y tira de él convirtiéndose automáticamente en la culpable de mi locura. La poca cordura que podría quedarme se esfuma cuando entre beso y beso suelta un pequeño gemido.

Arranco su blusa de un tirón y ella hace lo propio con mi camisa. La dejo sobre la cama y le quito los pantalones sin desviar mirada de su cuerpo.

Ambos quedamos en ropa interior respirando agitadamente. Su gesto es de puro deseo. Una sonrisa maliciosa aparece en mi cara mientras camino sobre la cama como un felino por su cuerpo. Mientras subo hasta su cuello, recorro su delicioso cuerpo con mis manos. Creo que nunca había disfrutado tanto del sexo como lo estoy haciendo ahora y ni siquiera he empezado. La quito el sujetador y tocó sus pechos como si fuesen el objeto más preciado del mundo. La beso por todo el cuerpo; el tiempo es secundario. Cuando llego hasta sus bragas se las quito y pruebo su delicioso saber con tantas ansias que creo que me volveré diabético.

- Fredek...- gime mi nombre y me derriba por completo.

- Dime, mi Luna.

- Por favor, no me tortures más- dice con la respiración agitada.

- Tus deseos son órdenes- digo y me pongo sobre ella para de una estocada introducirme por completo en su interior.

Ambos nos detenemos de golpe, disfrutando del máximo placer que sentimos al sentirnos el uno en el otro.

Cuando me recupero comienzo a moverme sobre ella y cada vez que de sus labios resbala mi nombre, rozo con mis dedos el cielo.

Creo que no voy a aguantar más pero quiero que mi Luna llegué al éxtasis lo más al tiempo que yo que se pueda, por lo que la empiezo a lamer y tocar por todas las partes de las que soy capaz hacerlo. Cuando la noto temblar se que no aguantará mucho así que aumento el ritmo de mis embestidas llevándonos a ambos al extremo de las sensaciones.

Me dejo caer sobre ella, apoyando mi peso sobre mis codos para no aplastarla. Respiro de forma entrecortada, al igual que ella. Le miro a los ojos y me doy cuenta de que éste es el lugar en el mundo al que pertenezco, mi lugar favorito, dentro de ella, respirando del aire que exhala.

Apoyo mi frente en la suya y cierro mis ojos.

- Lo siento, Aeryn.

- ¿Por qué?

- Porque tener que estar junto a mí es más un castigo impuesto por la Diosa Luna que una bendición. Soy consciente de ello- digo en un murmuro.

— Dan es mi hermano y eso está por encima de todo. Yo no me quiero separar de ti, principalmente porque no soy capaz, pero tampoco permitiré que manejes mi vida— me dice seria y yo me tenso.— La Diosa Luna es sabia. Si ha querido que nuestros caminos se cruzasen, es por algo- yo le miro sin poder creerme la suerte que he tenido.

Si algo le pasase no creo que pudiese continuar. Si ese día llegase no tendría ni un solo motivo para seguir adelante. Pero me da miedo que el causante de su desgracia vaya a ser yo.

Debo hablar con Dan.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora