Capítulo 8

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FREDEK

Lucho para que mi lobo no salga y arranque la cabeza a este tío. Lo haría con gusto, la verdad. Nadie toca a mi mate. Es mía. Tendré que morderla pronto para que no queden dudas.

El chico me suplica por su vida, algo que a mí me hace soltar unas carcajadas.

- Suplica lo que quieras que no conseguirás nada- le digo levantándole con una mano.

Le estampo contra la pared y aprieto su cuello mientras él, desesperado, se retuerce en busca de aire.

Una anciana se pone al frente de la multitud. Llora y grita por el que supongo es su hijo. Me es indiferente.

- Señor, por favor, tenga piedad- ruega la anciana y yo le estrujó con más fuerza mientras él patalea.

- ¡Fredek, para!- grita a mi lado Aeryn y clavo mi mirada en ella.

Aeryn me ve con miedo en sus ojos. No quiero que ella me tema.

- Por favor, detente- susurra.

Mis ojos vuelven a su color normal y suelto al chico quién cae al suelo tosiendo sin control, buscando aire con desesperación. La anciana se acerca al chico y le abraza mientras llora. Me giro y miro hacia la multitud que ha estado presente en la pelea. Sus caras reflejan sorpresa por haberle perdonado la vida a alguien. Desde que soy Alfa, nunca antes lo había hecho. No podía permitir que alguien pensase que podría pasar por encima de mí. Mi padre tenía más que ganado el respeto de todos, en cambio, yo tengo su miedo, algo que nunca me ha importado. Hasta ahora.

Noto que una pequeña mano sujeta la mía. Miro y subo mi vista para encontrarme con la mirada preocupada de Aeryn. No sé cuándo fue la última vez que alguien se preocupó por mí. La sensación tan reconfortante que siento es maravillosa. Aeryn ha hecho que vuelva a sentir.

- Vámonos a casa, mi Luna- le paso el brazo por los hombros y caminamos hacia mi coche para irnos, ignorando a todos a nuestro alrededor.

•••

Me tumbo en el sofá boca arriba con las manos en mi nuca. Ya no sé lo que está bien y lo que no. Cómo debo actuar con la gente. No quiero que dejen de temerme pero tampoco quiero que Aeryn me tema. Tiene que saber que yo nunca le haría nada malo, que ella es mi luz.

- Fredek- susurra Aeryn tocándome la frente.

- Siento lo de antes, pecas, pero no me puedo controlar- niega con la cabeza pero quiero terminar de hablar.- Cuando he visto a ese chico agarrarte, me he vuelto completamente loco y no hubo manera de controlarme. Tampoco sé si quería hacerlo, pero no me gusta como me mirabas... No quiero ni que me tengas miedo ni decepcionarte- le miro y ella se tumba sombre mí apoyando su cabeza sobre mi pecho.

Yo acaricio su suave pelo. Podría pasarme lo que me queda de vida así. Con tanta paz, con tanta tranquilidad.

- Fredek, las cosas no pueden seguir así- me tenso; temo que se quiera ir de mi lado.- Tu manada está aterrada por tus actos y nadie puede respirar tranquilo por si alguien bosteza y a ti te da por decapitarle- se impulsa sobre mi pecho para mirarme y yo alzo una ceja.

- No quiero que nadie me vea como una persona débil. Yo no tengo debilidades- le digo.- Bueno, ahora sí- le aparto un mechón de pelo que caía por su cara.- Si te pasase algo, Aeryn, no sé qué sería de mí. No podría soportarlo, lo sé. Si por mi fuese, te encerraría en esta casa y no te dejaría salir nunca.

- ¿Como a Abi?- me tenso.

No me gusta que nadie me diga cómo tengo que cuidar a mi hermana.

- No es lo mismo- digo molesto haciendo el amago de ponerme en pie pero ella me lo impide.

- Abi tiene dieciocho años, Fredek. Es una chica muy especial. Es guapa, inteligente y demasiado amable con todo el mundo. Dan me contó alguna cosa sobre ella que...

- ¡Basta!- interrumpo y la aparto de mí para levantarme.- No quiero que me hables de tu hermano,- alzo la voz- mi paciencia con él se ha agotado. Le he permitido cosas que si otro me las hubiese hecho, ya estaría sirviendo de alimento para los perros. No le pasaré ni una más- camino ofuscado de un lado a otro.

- Eso es porque es tu amigo- me dice calmada y yo me río sarcásticamente.

- ¿Mi amigo? Aeryn, por favor, que no hace falta ser muy inteligente para ver que nuestra relación es un poquito tensa. Pero nada, sólo un poco eh- me burlo.

- Sólo los amigos se dicen las verdades a la cara- se levanta hacia mí enfadada.- Mi hermano es un buen amigo y lo ha demostrado. Le conozco y te puedo asegurar que si no le importases, no perdería su tiempo en dirigirte la palabra.

- Estoy seguro de que si no me dirigiese la palabra, ese idiota de Dan y yo no nos llevaríamos así de mal- digo riéndome y cuando termino la frase Aeryn me da un empujón que me hace retroceder un paso.

Vaya, sí que tiene fuerza. Yo la miro sorprendido. No conocía esta faceta de Aeryn; lo peor de todo es que me está poniendo como una moto.

- ¡No hables así de Dan! No olvides que es mi hermano- me grita.

- Te puedo asegurar que no me puedo olvidar de quién es- le digo cruzándome de brazos.

- Mira, haz lo que quieras Fredek. Yo no soy nadie para decirte lo que tienes o no tienes que hacer- da media vuelta para marcharse pero rápidamente le atrapo y le abrazo por la espalda.

- Estás en todo tu derecho de decirme lo que quieras, mi Luna. No me vendrá mal tener a alguien cerca que me no tema decirme las verdades a la cara- beso su coronilla.

- ¿Arreglarás las cosas con Dan?- pregunta girándose para estar cara a cara.

Yo resoplo y miro hacia el techo.

- Vamos, Fredek, hazlo por mí- me hace un puchero y ése es mi fin.

No puedo negarle nada. Haría lo que fuese por verla sonreír.

- De acuerdo, hablaré con él. ¡Pero no prometo nada!- digo y ella salta sobre mí abrazándome.

Si dejar mi orgullo a un lado tendrá esta recompensa, me da que estaré cediendo continuamente frente a ella.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora