Capítulo 40

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AERYN

¿Qué se supone que es lo que yo debo hacer ahora? No me puedo creer lo que le ha hecho Fredek a su hermana. Puedo entender que haya perdido los nervios porque toda esta situación le supera pero, ¿tanto como para llegar tan lejos? A todos nos supera.

Me giro para salir de la sala mientras intento contener las lágrimas por lo nerviosa que estoy.

- Aeryn, no te vayas, tú también no, por favor...- su voz desgarradora me mata.

Me doy la vuelta para mirarlo. Tiene los hombros caídos en señal de abatimiento. Puedo ver en su mirada lo arrepentido que está pero no soy capaz de enfrentarme a esto. Ahora no.

- Lo siento, Fredek, necesito pensar- le digo muy a mi pesar.

- ¿Pensar el qué?- me dice acercándose a mí.- No tienes nada que pensar, sólo quédate conmigo- me suplica.

- No puedo, Fredek- digo dejando salir unas lágrimas traicioneras.- Necesito estar sola.

- ¿Tú también lo piensas?- le miro confusa.- ¿También crees que yo no te pude proteger?

- No digas bobadas...

- ¡Contesta!- me ordena alzando la voz.- O mejor aún, no lo hagas, no gastes saliva, sé la respuesta- dice desviando su mirada.

- Mira, Fredek, no es el momento de discutir esto.

- A mí la única persona en este mundo que me importa eres tú- me dice aguantando sus lágrimas que luchan por salir y yo me muero de ganas de abrazarle y decirle que todo estará bien, pero no puedo.- Tu opinión sobre mí es la única que me importa, el resto me da igual.

- Abi no te da igual, Fredek.

- ¡Joder!- dice tirando de su pelo con rabia.- Ya lo sé, pero todo es demasiado difícil y ella me lo complica todo yéndose con ese hijo de puta.

- Ése hijo de puta quiere y cuida de tu hermana,- le digo seria sin dejarme amilanar por su debilidad actual,- no hay que ser un genio para verlo.

- Me da lo mismo que...- frunce el ceño y se queda pensativo para después mirarme con rencor- ¿Cómo sabes tú si cuida o no de mi hermana?- me pregunta inquisitivo.

Yo abro mis ojos con sorpresa al haberme dado cuenta de que he hablado de más.

- Tú lo sabías,- me señala con el dedo acusándome- lo sabías y no me dijiste nada. ¡Me lo ocultaste!

- Fredek, te lo puedo explicar...

- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué me mentiste?- me pregunta riendo sarcásticamente.

- No te mentí- replico.

- Mentir y ocultar la verdad son sinónimos para mí. Creía que entre nosotros no había secretos, que podíamos confiar el uno en el otro- me dice dolido.

- ¡Y podemos! Puedes confiar en mí, Fredek- le digo desesperada.

- Tú sabías lo preocupado que estaba por mi hermana, ¡lo sabías y no me dijiste nada! Es más,- suelta una carcajada,- me hiciste creer que era un paranoico, que sólo eran cosas mías- yo niego con la cabeza.

Un nudo aparece en mi pecho. No sé cómo puedo arreglar esto. No hay nada que diga o haga en estos momentos para hacerle entrar en razón.

- Yo también lo sabía, Fredek- dice mi hermano saliendo en mi defensa.

- Cómo no. Tú eras su compinche. "Es jóven, Fredek, sólo tiene dieciocho años, necesita divertirse"- dice imitando la voz de mi hermano.- Todos me mentísteis y os reísteis en mi cara. Todos lo sabíais.

- Fredek, las cosas no son como tú las pintas- le dice Dan serio.

- Dejadme en paz, no quiero escuchar más mentiras. Suficiente por hoy- dice y se marcha a no sé dónde dejándome preocupada.

- Tranquila,- me dice mi hermano viniendo hacia mí para abrazarme mientras yo lloro,- se le pasará, entrará en razón.

- Pero, ¿y si no lo hace, Dan? ¿Qué voy a hacer sin él?- le digo entre sollozos.

- Le conozco desde siempre, Aeryn, y sé que el cabreo de durará poco o al menos hasta que se dé cuenta de lo estúpido que está siendo y vuelva a pedirnos perdón a todos. Será muy orgulloso, pero siempre ha luchado por aquellos a los que quiere.

Yo no sé si creer a mi hermano. Ésta ha sido la mayor pelea que he tenido con Fredek. Lo que más temo es que haga alguna locura. Cuando está muy nervioso le cuesta controlar a su lobo. No quiero que nada malo le pase.

•••

Cuando por fin logro dormirme, sueño con algo extraño. Una mujer muy bella pero con un aura oscura me habla. Me advierte de que pronto será mi fin y el de todo el mundo que me rodea. La mujer me resulta familiar pero juraría no haberla visto antes. Me dice que todo será por mi culpa, que seré la causante de él sufrimiento de mis seres queridos. Se acerca rápidamente a mí con unos colmillos afilados y se evapora atravesando mi cabeza.

Me despierto incorporándome en la cama con un gran grito. Mi hermano, que se ha quedado a dormir en la casa conmigo, ya que no quería dejarme a mí sola, entra agitado y enciende la luz.

- ¡Aeryn!- dice y pone su rodilla izquierda sobre mi cama apoyándose.- ¿Estás bien?- yo tirito y le miro asustada- Ha sido una pesadilla, sólo eso- me abraza para calmarme.- Estoy aquí- susurra.

- Era tan real, Dan.

- ¿Has soñado con Fredek?- me pregunta preocupado y yo niego con la cabeza.

- No... era una mujer, creo que una vampiresa- le digo intentando calmar mi respiración.

- ¿Y qué te hacía?

- Nada, me hablaba, mejor dicho me advertía.

- ¿Sobre qué?

Intento contestarle pero no soy capaz. Me falta el aire. Estoy demasiado nerviosa como para ponerme a pensar y abrazo más fuerte a Dan.

- Durmamos, ya hablaremos de esto mañana- dice tumbándose en la cama junto a mí abrazándome.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora