Capítulo 47

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AERYN

Ayer me pasé todo el día practicando mis nuevos poderes junto a Olenka e Iván. Aunque Iván siempre me ha parecido soberbio y pretencioso, debo admitir que es un gran profesor con bastante paciencia. Me ha ayudado mucho.

Hoy también practicaré con ellos. Me han dicho que aún no puedo hacer gran cosa pero su intención simplemente es que mis poderes sean un último recurso en caso de verme entre la espada y la pared. Ellos piensan que serán una sorpresa para mis enemigos y les pillaré desprevenidos.

- Toma,- me tiende Olenka un collar con varias cápsulas,- son conjuros,- me explica.

- ¿Qué debo hacer con ellos?- pregunto curiosa.

- Nada, sólo te servirán como defensa y te serán de gran ayuda para poder canalizar tu poder con mayor facilidad- me explica.

- ¿Seguimos con el entrenamiento?- pregunta Iván chocando sus manos y yo asiento emocionada.

•••

Estoy descansando en el salón de la casa de Thomas. Entrenar junto a Iván es lo más duro que he hecho nunca. Tanto ellos como Milenka se han marchado a sus casas a preparar sus ejércitos. El de los brujos es algo pequeño, pero menos es nada. La baza fuerte son las hadas. Ellas dominan el aire. Menos mal que Milenka accedió a ayudarnos, de no ser así no creo que hubiésemos tenido ninguna posibilidad.

— Te noto cansada— me dice Dominic desde el respaldo del sillón.

— Qué va...— digo irónicamente y él ríe.

— ¿Muy duro el entrenamiento?— me pregunta.

— Bastante más de lo que me esperaba— suspiro.

— Merecerá la pena, estoy seguro— me dice serio.

— ¿Por qué me miras así?— pregunto incorporándome y él niega con la cabeza.

— Es sólo que... da igual.

— Venga, dilo— digo palmeando el sitio vacío que hay a mi lado para que se siente y él lo hace.

— He vivido tantas cosas desde que te conocí, Aeryn— me dice con una mirada intensa que me hace temblar.

Pocas veces he visto a Dominic de esta forma.

— Las seguirás viviendo— le digo y él asiente poco convencido.— Ey,— le sujeto la cara con una mano para que me mire,— todo saldrá bien, confía en mí— se pasa la lengua por los labios y mira los míos.

— Ojalá todo fuera tan fácil— dice con voz ronca.

— Repites eso mucho— le susurro sin apenas voz por la intensidad que causa en mí.

— Porque es la verdad— me susurra él a su vez.

— Nadie dijo que fuese a ser fácil, pero tampoco dijo nadie que tuviese que ser difícil— él me da una sonrisa triste.

— Lo que daría por creerme tus palabras— dice a apenas centímetros de mí boca y mi respiración se vuelve entrecortada.

— ¡Qué demonios pasa aquí!— grita Fredek y ambos nos separamos como si quemásemos.

— Fredek, te lo puedo explicar...— le digo poniéndome de pie nerviosa.

— ¿Qué me vas a explicar, Aeryn?— dice con una risa sarcástica.

Nunca he visto tanto dolor en su mirada.

— Por favor, Fredek, cálmate— le digo desesperada.

— Eso lobito, mejor no montes una escena— dice Dominic burlándose.

Joder, Dominic, no, no me ayudes mejor.

— Se acabo, no esperaré a mañana. Te mataré ahora mismo— dice Fredek colérico y salta sobre él mientras se transforma en lobo.

— ¡No, Fredek! ¡Detente!— le grito pero me ignora.

Los ojos de Dominic están completamente negros, ni un hueco blanco en ellos. Sus colmillos a la vista de cualquiera. Nunca le había visto en ese estado por lo que me sorprende.

Ambos se enzarzan en una pelea rompiendo todo a su alrededor.

— ¿Qué ocurre aquí?— grita Thomas y ambos le ignoran, siguen a lo suyo.

— Thomas, por favor, tienes que hacer algo, ¡se van a matar!— oigo un aullido de dolor de Fredek al clavarle Dominic sus colmillos pero de un zarpazo le estampa contra una cristalera que da al jardín la cual se rompe en pedazos y Fredek la atraviesa para ir a por él.

— Mi mujer me va a matar...— murmura Thomas al ver el desastre en el que se ha convertido su casa.

Voy tras ellos y les veo rodando por el suelo. Dominic se aparta y consigue ponerse de pie mirándole amenazante.

— ¿Qué culpa tengo yo de que Aeryn prefiera a un muerto antes que a un perro?— le dice Dominic a Fredek riendo y éste ruge para abalanzarse de nuevo hacia él tirándole al suelo.

— ¡Parad!— grito y de nuevo soy ignorada.

El camino de piedras del patio está teñido de sangre.

— Joder, Thomas, ¡haz algo!— le digo.

— Hasta que uno no acabe con el otro no van a parar— se encoge de hombros y yo le doy un empujón.

— ¿Te has vuelto loco o qué?— le grito histérica.

— Loco estaría si me metiese entre esas bestias. Aeryn, los celos son muy peligrosos— me dice serio.

Yo miro hacia todas partes como si la solución fuese a aparecer ante mis ojos por arte de magia.

Magia.

Estiro mi brazo hacia ellos.

— ¡Separaos!— les grito y ni se inmuta.— ¡Parad de una vez!— siguen con su pelea.— ¡¡¡He dicho que paréis!!!— grito y de mi mano sale una gran bola de fuego que va directa hacia ellos.

Dominic que está de frente mío abre sus ojos y consigue esquivar el fuego pero Fredek que me da la espalda no predice el peligro y le doy de lleno en la espalda. Su pelaje arde por lo que rápidamente se transforma en humano y se frota con el húmedo césped del jardín para aliviar el dolor mientras lanza quejidos por el dolor.

— ¿¡Estás loca!?— me grita Dominic viniendo hacia mí.— ¡El fuego es mortal para un vampiro!— yo me cruzo de brazos y miro hacia otro lado.

— Ups... lo siento— le digo irónicamente.

Dominic refunfuña y entra enfadado a la casa. Thomas y yo nos acercamos a Fredek, quien sigue tumbado boca arriba ahora con ambas manos tapando sus ojos mientras respira con dificultad. Thomas se agacha y pone una mano en su hombro.

— Ya te mandaré una factura por los desperfectos del salón— se levanta y se marcha.

Yo ruedo mis ojos pero entro a la casa con él dejando a Fredek tumbado en el suelo.









NOTA:
Quiero avisar de que desde un principio me fijé el capítulo 50 para terminar la historia y, a no ser que algo cambie, contad con que el 50 será el último.

Gracias por leer 😃

PD: NO HABRÁ EPÍLOGO.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora