Capítulo 9

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AERYN

Octubre se acerca y con ello la vuelta a clase. Este año empiezo tercero de carrera. En la Universidad de Dublín estudiaba arquitectura y antes de irme pedí el traslado a una Universidad de aquí. Gracias a mi padre, quien se encargo de todos los trámites, no me pusieron impedimento para el cambio. Según me ha contado él, es una Universidad para seres fantásticos: vampiros, hombres lobo, brujas... Puedes estudiar carreras sobrenaturales o hacer como yo y estudiar una carrera mundana.

La semana que viene empiezo mis clases y aún no se lo he dicho a Fredek. Sé que se pondrá hecho un basilisco pero me va a dar igual lo que me diga, no dejaré de estudiar sólo por darle el gusto.

Ahora le estoy esperando en mi casa. Me vendrá a buscar para salir a cenar juntos. Hace dos semanas que nos conocemos y el tiempo se me ha pasado volando.

Oigo el timbre y bajo corriendo a abrir pero mi hermano se adelanta. Cuando llego a la puerta ambos se miran como si se quisieran matar.

- Me voy Dan- le digo dándole un beso en la mejilla.

- Ten cuidado, Aeryn- me dice mi hermano serio.

- No necesita tenerlo, - replica Fredek,- yo la cuidaré.

- Permíteme que lo dude- se burla Dan.

- Mira que sois pesados los dos,- digo saliendo por la puerta.

- No vuelvas tarde- grita Dan.

- No sé si la traeré de vuelta- dice Fredek subiendo al coche y cerrando la puerta de golpe sin dejar que Dan pueda contestar.

- Te pasas- le digo ya dentro y él arranca el coche.

- ¡Ha empezado él!- me dice como un niño pequeño.

- Lo mismo me da. Además, me prometiste que hablarías con él.

- ¿Tú crees que es posible hablar con ese energúmeno?

- Fredek...

- Está bien, está bien. Dejemos de hablar de él. Hoy estás guapísima- me sonrojo.

- ¿Ayer no lo estaba?- le digo haciéndome la dura.

- Sí, pero no tanto como hoy, ni hoy lo estás tanto como lo estarás mañana- me dice sonriendo.

•••

Estamos comiendo los postres cuando me decido a hablar.

- Fredek, hay algo que debo contarte- le digo nerviosa.

-No me asustes, Aeryn...

- ¡No, no, tranquilo! No es nada malo, sólo es que la semana que viene empiezan las clases en la Universidad y se me había olvidado decirte que yo estoy matriculada- deja caer ruidosamente el tenedor en el plato y me frunce el ceño.

- Ni de broma pensarás que te dejaré que vayas ahí.

- ¿Perdona?

- Perdonada.

- ¿Me estás vacilando?- le digo cabreada.

- Esas Universidades están llenas de vampiros. No correré ese riego.

- No te he pedido permiso, sólo te estoy informando- le digo indiferente.

- Pues irás con dos de mis hombres pisándote los talones.

- Ni mi padre me da órdenes, menos lo harás tú.

- No me cabrees, Aeryn.

- No entiendo por qué esto tiene que ser motivo de discusión.

- ¿A qué Universidad irías?- pregunta de pronto.

- No "iría", iré,- él rueda sus ojos,- a la Universidad que está a veinte minutos de aquí. ¿Por qué?

Fredek sonríe de lado.

- De acuerdo.

- ¿De acuerdo? ¿Ya está? ¿Así de fácil?- pregunto sin poder creérmelo.

- ¿No era eso lo que querías?- alza una ceja.

- Sí pero...

- ¿Pero qué?

- No, nada.

Estoy segura de que trama algo pero, ¿el qué?

•••

Después de pasar la noche en casa de Fredek y aguantar la bronca que me echan mi hermano y mi padre por no haber avisado de que llegaría tarde, me ducho y voy al pueblo de nuevo a comprar los materiales para el curso.

Estoy muy emocionada. Lo que estudio me apasiona, aunque tengo muchas ganas de graduarme a pesar de que aún me quedan dos años.

Cuando termino me siento en la terraza de una heladería a tomar un helado. Pienso en la pasada noche, en cómo Fredek me rogaba dejarme marcar pero yo simplemente aún no estoy lista.

En la mesa de al lado hay un grupo de chicas riendo a carcajada limpia. Pienso en mis amigas de Dublín y sonrío con nostalgia pero algo de su conversación llama mi atención.

- ¿Serán verdad los rumores sobre que el Alfa ha encontrado a su mate?- dice una de las chicas.

- Tonterías- dice otra chica que me suena haberla visto en el baile de la manada,- si esta manada tiene una Luna, esa seré yo- dice y todas ríen como hienas.- Además, todo el mundo sabe que tengo a Fredek comiendo de la palma de mi mano- dice y me pongo tremendamente celosa.

¿Quién narices se cree ésta que es?!

- No sé yo, Mel. Si es verdad eso de que al fin ha encontrado a su mate, dudo que la deje escapar así como así. Ya sabes como es el Alfa de posesivo- dice una tercera.

- Bobadas,- dice la víbora con voz de imbécil, que es lo que es- si yo le digo a ese lobito que venga, te digo yo que le faltará tiempo para hacerlo- dice y todas vuelven a reír.- Es más, hace un par de noches bien que me suplicaba que me quedase en su cama.

No puede ser. No entiendo cómo Fredek ha podido ser tan hijo de puta de engañarme de esa manera.

Mis lágrimas luchan por salir así que dejo el helado a medio terminar para volverme a mi casa.

Cuando llego subo corriendo directamente a mi habitación ignorando los gritos de mi padre pidiéndome que esperase. Me tiro en la cama y comienzo a llorar sin consuelo.

- Aeryn, abre la puerta, cariño- dice mi padre desde fuera de la habitación.

- Papá, por favor, necesito estar sola- digo entre sollozos.

- Lo entiendo, pero si quieres hablar sabes que estoy aquí para lo que necesites- dice y se marcha.

Agradezco que Dan haya ido a ver a Andrew y no esté en casa. Si hubiese sido él en vez de mi padre, estoy segura de que hubiese tirado la puerta abajo.

Dos horas después mi llanto se ha calmado pero en dolor cada vez es más fuerte. Mi loba aún llora desolada.

- Hija,- llama mi padre de nuevo a mi puerta,- me tengo que ir. Alexei me ha llamado para que le ayude a buscar a su hijo. Ya sabes lo problemático que es.

- No pasa nada, papá, estaré bien.

- ¿Estás segura?- pregunta preocupado.

- Sí, ve tranquilo.

- De acuerdo, si necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme. Tienes la cena en la mesa por si te apetece comer.

- Vale, gracias papá.

Mi padre es la persona más buena del mundo. Nunca tiene una palabra fea para nadie.

Mi teléfono suena. Veo que es Fredek y le cuelgo. Llama varias veces más y decido apagar el teléfono. No quiero saber nada más de él. Confiaba tanto en él que ni se me había pasado por la mente que me engañase con otra mujer.

Me pongo el pijama y me meto en la cama pero un ruido me sobresalta.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora