Capítulo 25

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AERYN

Quiero gritar, de verdad que quiero hacerlo pero soy incapaz. Noto cómo el filo del cuchillo devora mis entrañas. El dolor que siento es inexplicable.

Saco el cuchillo lentamente de mí.

- Otra vez- murmura Rustam a mi lado.

Me encamino a hacerlo pero alguien se abalanza sobre Rustam haciendo que los tres caigamos al suelo de forma brusca. Los vampiros que vitoreaban enmudecen. Yo sólo noto cómo mi estómago me arde, como mis pulmones se encharcan y me es prácticamente imposible respirar.

Miro hacia donde ha caído Rustam que mira con los ojos abiertos por la sorpresa a un hombre de pie frente a él.

- Tú...- murmura Rustam.- Me has traicionado.

El hombre no dice nada. Sólo le mira apretando sus puños.

- ¡Cogedle!- ordena Rustam pero antes de que ningún otro vampiro se mueva él sale corriendo.

Me ha salvado. Se ha jugado la vida por mí.

Dominic.

Cuando él se marcha los lobos aprovechan para atacar y los vampiros huyen.

Fredek viene corriendo hacia mí.

- Aeryn, por favor, aguanta- me implora desesperado.- No cierres tus ojos, amor, lucha.

Yo quiero hacer lo que me pide pero mis párpados pesan demasiado para lograrlo.

- No te duermas, cariño, no te duermas- dice acunandome.

- No puedo, Fredek- susurro.- Estoy muy cansada.

- Hay que llevarla al hospital de la manada- oigo una voz a mis espaldas que habla.

No tengo fuerzas para seguir luchando. El dolor es tan intenso que casi no lo noto, paradójico, pero real. Noto como mis ojos se van cerrando sin yo poder evitarlo. Sólo quiero que todo pase, quiero dormir y que todo esto acabe.

- ¡No, Aeryn! ¡Quédate conmigo!

•••

Escucho voces a mi alrededor. Intento concentrarme para lograr diferenciar alguna pero no lo consigo.

Vuelvo a dormir.

•••

Esas voces vuelven a resonar en mi cabeza. Hago toda la fuerza que puedo para abrir mis ojos pero éstos parecen estar pegador con pegamento extra fuerte. Esta vez logro distinguir las voces.

- Todo ha sido por mi culpa.

- No es hora de lamentarse, no ayudará a Aeryn hacerlo.

- La voy a perder- oigo a alguien llorar.- No sobrevivirá.

De nuevo otra vez oscuridad.

•••

Noto mi boca seca. Necesito hidratarla. Intento abrir mis ojos y está vez lo consigo. Poco a poco, la luz de una habitación blanca me ciega pero logro abrirlos.

Miro a mi izquierda y Fredek está sentado en una silla junto a mi cama con su cabeza entre las manos.

- A...- intento hablar pero mi voz suena muy ronca por la falta de saliva.

Fredek levanta su cabeza de golpe y me mira sorprendido con su boca abierta como si no pudiese creer lo que está viendo. Sus ojos están muy enrojecidos y tiene grandes ojeras bajo ellos. Su barba más larga que de costumbre.

- Aeryn...- susurra.

Yo sonrío como puedo. Él coge mi cara entre sus manos y deja caer una lágrima.

- Creí que no volvería a ver esos preciosos ojos- murmura.

- A...- vuelvo a intentar hablar pero me cuesta.

- ¿Qué es lo que quieres mi vida?- pregunta.

- Ag... Agua- logro decir al fin.

El se levanta y coge de una mesilla situada al otro lado de la cama un vaso de plástico y me lo acerca.

- Bebe con cuidado- acomoda mis almohadas para que pueda beber mejor y hago una mueca al intentar moverme.

Mi estómago duele.

Fredek acaricia mi pelo y me mira con ternura y aún tristeza.

Le doy el vaso y lo vuelve a dejar donde estaba.

- ¿Quieres más?- niego con la cabeza.- Debo llamar a los médicos para avisarles de que has despertado- asiento.

Besa mi frente y se marcha.

Poco después llega un doctor y dos enfermeras y me revisan.

- Todo está en orden pero aún no te daremos el alta,- me dice el doctor- esperaremos a ver cómo evoluciona.

- ¿Entonces ya no hay peligro?- pregunta nervioso Fredek.

- No, pero hay algo que os debo contar- dice el doctor serio.- Con la puñalada en el estómago... Lo siento, pero Aeryn perdió a su bebé.

¿Bebé? Miro a Fredek y tiene su rostro desencajado.

- Les dejaremos solos- todos se marchan y quedamos en la habitación Fredek y yo.

Él me mira. Se acerca a mí y palpa con cuidado mi estómago. Se acerca lentamente y lo besa con delicadeza pero de pronto rompe a llorar sobre él. Yo acaricio su pelo y lloro en silencio.  

Estamos así un rato hasta que Fredek se levanta y se frota la cara.

- Esto no quedará así- afirma rotundo.

- Basta, Fredek, ya no quiero más muertes- le suplico.

Él viene hacia mí, coge mi mano y la besa poniéndose de cuclillas.

- No pasará nada más, te lo prometo, mi Luna.

- ¿Cuántas veces he oído eso ya?- dice Dan entrando por la puerta.

- Esta vez sera diferente.

- Siempre lo mismo- niega con la cabeza.- Aeryn ha estado apunto de morir y tú no aprendes la lección. Se acabó, Fredek.

De repente recuerdo algo.

- ¿Dónde está Dominic?- me muevo alterada y mi estómago duele.

- Tranquila, pequeña, no te muevas.

- Dominic, Fredek, dónde está- le pregunto nerviosa.

- No..  no lo sé. Él huyo después de enfrentarse a Rustam.

- Le matará- digo y ninguno de los dos contesta.- Tenéis que encontrarle.

- ¿Para qué?- pregunta Fredek molesto.

- Sé que nunca te ha caído bien pero él me salvó la vida. Si no fuera por él no estaríamos hablando en estos momentos- él cierra sus ojos con rabia.- Se lo debo. Se lo debemos.

- Tiene razón, Fredek- concuerda mi hermano conmigo.- No sé por qué lo hizo pero el caso es que gracias a él, Aeryn está viva. Rustam irá a por él, tenemos que darle asilo. Estamos en deuda con él.

Fredek niega con la cabeza y sale de la habitación.

No me importan sus celos. En estos momentos sólo me importa Dominic.

Como dice mi hermano, estamos en deuda con él.

Sobre todo yo.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora