Capítulo 24

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AERYN

El caos envuelve el gran salón.

- ¡Marcus!- grita Fredek.- ¡Llévate a Aeryn!- y el mencionado asiente llevándome con él.

- ¡No!- grito intentándome zafar de su agarre.

Quiero quedarme aquí, luchando junto a Fredek. Soy lo suficientemente fuerte como para luchar contra un vampiro.

Cuando vamos a salir por la puerta trasera de la casa un vampiro aparece de la nada sonriendo.

- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí- dice riendo.

- No te atrevas a tocarla- le dice Marcus amenazándole.

Pero antes de que pueda hacer nada, otro vampiro lo golpea por detrás y Marcus cae al suelo desmayado.

- ¡Marcus!- grito.

Me voy a agachar para socorrerle pero miro de reojo cómo el primer vampiro ríe y decido huir.

Subo al piso de arriba y pienso en esconderme pero sería inútil ya que podría reconocer mi olor fácilmente así que decido simplemente correr. Algunos lobos intentan frenar al vampiro y uno de ellos lo consigue. Yo sigo huyendo.

Por el pasillo aparece otro vampiro e intenta alcanzarme. Me acorrala y yo no tengo otra escapatoria que transformarme en lobo y atravesar el cristal para tirarme por la ventana.

Estoy algo adolorida pero me adentro al bosque. Corro como si no hubiera un mañana. Huyo sin pensar, mi cerebro no da órdenes a mis patas, son ellas las que se mueven solas.

No sé el tiempo que llevaré corriendo. Sé que estoy muy alejada de la casa pero también sé de primera mano que los vampiros son muy veloces y que cualquiera de ellos podría llegar hasta mí en un abrir y cerrar de ojos.

- Quieta- escucho en mi cabeza y tengo la necesidad de detenerme pero no hago caso a esa voz y corro aún más rápido si es posible.

- Alto- la misma voz, ahora la escucho más cerca y tengo más ganas de pararme en seco pero no lo hago.

Sigo corriendo hasta llegar a un arroyo.

- ¡Detente!- no me puedo resistir más.

Mis patas no se mueven. Intento con todas mis fuerzas hacerlo pero me es imposible.

- Buena chica- dice riendo una voz tras de mí.

Me giro y una figura delgada y de pelo blanco me mira sonriendo con malicia.

- Así que tú eres la lobita de Fredek- dice riendo.- Vuelve a tu forma humana- me ordena y yo lo hago sin ser consciente de mis acciones.- Preciosa. ¿Qué haré contigo?- dice paseando a mi alrededor con su dedo en la barbilla pensativo.- Podría matarte y que encontrasen el cadáver- me tenso.- O mejor, podría transformarte en vampiro- suelta una carcajada.- Pagaría por ver la cara de ese chucho al ver que su mujer es un vampiro- se pone frente a mí.- Pero no, no lo haré. Tengo un plan mejor para ti- me da una sonrisa ladeada.

FREDEK

Estamos luchando contra los vampiros. Nos han tenido entretenidos durante al menos una hora. Hay algo que se me escapa, no lo entiendo.

- Nos superan en número,- me dice Dan,- ¿por qué no han acabado aún con nosotros?- es como si Dan me leyese la mente.

Están esperando a algo pero, ¿el qué?

No nos es necesario esperar mucho más para saberlo.

Un silbido atronador procedente de un lado del salón nos hace detenernos en seco. Todos miramos y me quedo pálido al ver de dónde proviene.

Rustam se eleva unos metro del suelo sujetando a Aeryn del cuello. Unos de mis hombres intentan ir a por el pero Rustam pone un cuchillo en su garganta y ellos se alejan poco a poco.

- Buenas noches, lobitos. Me apena que no nos hayáis invitado a vuestra fiesta para poder ver a esta preciosidad- dice pasando un dedo por su mejilla.

- ¡Suéltala!- rujo.

- Hombre, pero si es el perro supremo- dice riendo.- Si no la suelto, ¿qué me vas a hacer?- yo gruño.- Chicos, necesito vuestra opinión,- dice refiriéndose a sus vampiros,- ¿la mato?- todos le vitorean en señal afirmativa y yo tiemblo de terror- o mejor aún, ¿la convierto?- todos le gritan aún más eufóricos que la vez anterior y es en este momento cuando mi corazón late de tal forma que creo que se saldrá de mi pecho.

Dan me lo advirtió pero yo igual de egoísta que siempre. Mi afán de superioridad me hizo pensar que podría acabar con Rustam con facilidad. Que equivocado estaba. Ahora él destruirá mi vida y no me quedarán razones para seguir en pie.

- Pero, ¿queréis saber algo? Yo no la haré nada- frunzo mi ceño,- se lo hará ella sola- la gente vuelve a gritar y yo no entiendo nada.

Rustam aparta el cuchillo de su garganta y se lo coloca en la mano. ¿Qué pretende hacer? La mira fijamente a los ojos.

- Clávatelo- abro mis ojos como platos.

Control mental. La va a obligar a matarse a sí misma. Intento correr hacia ellos pero me detienen.

- ¡Aeryn, lucha!- la grito desesperado.- ¡No te dejes controlar!- golpeo a todos los que me sujetan pero no puedo con tantos.

No me van a matar. Dejarán que lo vea todo.

- Hazlo- la ordena Rustam.

A Aeryn le tiembla la mano. Sé que intenta resistirse pero el poder mental de Rustam es muy superior al de cualquier otro ser sobre la faz de la tierra.

Lágrimas caen por los ojos de Aeryn. Ve llegar su final. Yo no puedo casi ni respirar. Me muevo como un loco intentando llegar hacia ellos pero soy incapaz. Cuando derribo a un vampiro, tres vienen a ocupar su lugar e incluso caigo al suelo y me arrastro pero no puedo, es imposible. Agacho mi cabeza, no puedo mirar.

- Alto- la detiene Rustam.

Un atisbo de esperanza llega a mí.

- Quiero que mire- dice señalándome y yo niego con la cabeza mientras él sonríe.

Entre varios vampiros, no sé cuántos exactamente, me sujetan obligándome a mirar la macabra escena que se desarrolla ante mis ojos sin yo poder hacer nada para detenerla.

- Ahora, hazlo- murmura cerca de su oído pero soy capaz de escucharlo.

Aeryn alza el cuchillo a la altura de su estómago.

- Te amo, Fredek- vocaliza mirándome y una lágrima cae de sus ojos en el instante en el que introduce el cuchillo de plata en su estómago.

- ¡No!- lanza un grito desgarrador Dan.

Los lobos aullan de dolor pero yo soy incapaz de mover un sólo músculo.

Mi Luna.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora