Capítulo 7

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AERYN

— Debo volver a casa— digo y Fredek refunfuña en mi cuello.

— Quédate a vivir aquí. Tú eres mía, además eres la futura Luna de la manada. Debes quedarte—dice colocando su cabeza en la almohada, mirándome intensamente.

Pienso en Dan y sé que no le haría gracia que me viniese a vivir con Fredek.

Dan.

Vuelve tambaleándose a casa y al día siguiente yo me acuesto con el causante. Soy una persona terrible.

Me giro dándole la espalda a Fredek.

Pasa su mano por mi cintura y me acerca a él.

— No pienses tanto; déjate llevar— murmura con su ronca voz y me derrito al instante, pero no puedo permitirme esto.

•••

Fredek me deja en la puerta de casa después de despedirse de mí con un gran beso.

No sé cómo le voy a explicar todo esto a Dan. Abro la puerta y nada más entrar, un olor muy desagradable choca contra mí.

Vampiros.

Subo corriendo en busca de mi padre y Dan. Mis nervios aumentan cuando busco a papá en su habitación y no le veo. Entro sin llamar en la habitación de Dan y el pánico se apodera de mí cuando veo a mi hermano tendido en la cama con los ojos cerrados y un vampiro de pie mirándole.

— ¿Qué haces aquí?— le espeto y él se gira horrorizado.

— Yo... yo...

— Aléjate ahora mismo de mi hermano, chupa-sangre— le grito histérica.

— No grites, cálmate, por favor— me dice susurrando.

— ¿Qué ocurre?— pregunta Dan adormilado y el vampiro le mira con tristeza.

Un momento.

— Tú... ¿eres Andrew?— le pregunto y el vampiro se acerca a mí a una velocidad increíble.

— ¿Cómo sabes quién soy?— me dice asomando sus colmillos amenazante y yo me asusto.

— Detente Andrew— dice Dan incorporándose en la cama quejumbroso.— Ella es Aeryn, mi hermana— al decirle eso, el vampiro esconde sus colmillos en el acto y me mira apurado.

— Lo siento mucho, Aeryn, pero desde que conocí a tu hermano siempre estoy alerta— dice algo nervioso y de fondo se escucha la risa adolorida de Dan, provocando que Andrew ruede sus ojos.— Realmente tenía muchas ganas de conocer a la hermana del amor de mi vida— y con eso me gana para siempre.

Dan sonríe mirándole con amor y yo me enternezco.

— No pasa nada, pero un consejo para el futuro: no es muy agradable para tu cuñada que le enseñes tus dientes— digo riendo y él se pone colorado.

Dan suelta una carcajada pero pronto se detiene sujetándose el estómago. Andrew corre hacia él preocupado.

— ¿Estás bien, amor?— le pregunta echándole el flequillo que llega hasta sus ojos hacia atrás.

— Sí, tranquilo— le mira con una mirada totalmente desconocida para mí por parte de mi hermano.

— Qué envidia...— digo en voz alta y ambos ríen.

— No te quejes,— me dice Andrew,— ya me ha dicho tu hermano que has encontrado a tu mate.

Dan pone una sonrisa tensa.

— Bueno,— quiero cambiar de tema,— ¿y vosotros? ¿No habéis pensado en hacer lo vuestro oficial?

Ellos se miran tensos.

— Es demasiado difícil— me dice Dan desviando su mirada.

— Quizás la gente sea más comprensiva de lo que creéis— me encojo de hombros restándole importancia.

— ¿Tú crees que el Alfa nos aceptaría?— dice Dan con asco.

— Y ya no hablemos de Rustam, el rey de los vampiros— murmura Andrew.

Seguramente tengan razón. No sé cómo se lo tomaría Fredek pero sólo con ver el historial que comparten él y Dan, no creo que se le hiciese mucha ilusión. Y con todo, estoy segura de que Andrew lo tiene mucho peor porque por lo que me ha contado Dan, Andrew pertenece a una de las familias de vampiros más poderosa y sanguinaria frente a los lobos.

Un amor prohibido por el que lucharán hasta el final.

•••

Doy un paseo por el pueblo, deteniéndome en cada escaparate que veo. En una de estas paradas, un chico un poco más mayor que yo se pone a mi lado.

— Hola, guapa, no me suena tu cara. ¿Eres nueva en la manada?— me dice con una sonrisa seductora que a mí no me hace la más mínima gracia.

— No— respondo escueta y sigo mi camino.

El chico me sigue.

— ¿No me dirás tu nombre?— insiste.

— Aeryn.

— Oh, un nombre precioso. Y dime, ¿dónde has estado toda mi vida, rubia?— pregunta alzando varias veces sus cejas.

Odio que me llamen "rubia". Lo ignoro e intento esquivarle para irme a mi casa pero él me sujeta del brazo haciéndome tambalear.

— Ey, ¿dónde crees que vas? Sólo estábamos hablando, no es necesario que seas tan borde.

— No quiero perder mi tiempo hablando con personajes como tú— le digo intentado deshacerme de su agarre pero me es imposible, me aprieta demasiado.

— Qué pasa, lobita, ¿no quieres venir conmigo a pasar un buen rato?— me dice con voz insinuante y a mí me entran náuseas.

No tengo miedo porque hay mucha gente a mi alrededor y si no grito es porque no quiero montar un escándalo.

— Suéltame ahora mismo— siseo y él suelta una carcajada.

— O si no, ¿qué?— y en el instante que dice eso alguien le agarra del cuello y le tira de forma violenta al suelo.

Fredek.

Hemos llamado la atención de todo el mundo. Nadie desvía su mirada de la escena. La gente ha parado de hacer sus cosas sólo para estar atentos y enterarse de la pelea.

— ¡Levántate!— grita Fredek lleno de ira y de reojo veo como algunas personas pegan un brinco por su intimidante voz de Alfa.

El chico que está en el suelo se levanta como buenamente puede para que acto seguido Fredek le pegué con el puño cerrado en la nariz partiéndosela.

— ¡Nunca en tu miserable e insignificante vida de rata vuelvas a poner una mano encima de tu Luna!— grita colérico y escucho exclamaciones de sorpresa por parte de los espectadores.

El gesto del chico se vuelve aún más pálido si es posible.

— Lo siento, señor, no volverá a pasar— dice lleno de miedo.

— Por supuesto que no pasará. ¿Sabes por qué? Porque te condeno a muerte— abro los ojos como platos.

Vale que el chico era un baboso pero no creo que sea necesario llegar a tal extremo. Algunas personas se tapan la boca con la mano por la sorpresa.

Ni siquiera yo puedo disimular mi temor.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora