Capítulo 48

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FREDEK

Estoy fumando un cigarro en la terraza de la habitación. No recuerdo la última vez que di una calada a uno. Miro el cigarrillo pensando en nada. Mis heridas están totalmente recuperadas. Miro a la luna llena siendo tapada paulatinamente pero la nubes negras que anuncian tormenta.

Alguien da unos golpes suaves en la puerta que había dejado abierta de par en par. Me giro y veo a Aeryn con gesto triste entrar. Me vuelvo para volver a mirar el oscuro cielo nocturno.

- ¿Cómo estás?- me pregunta en un susurro.

- Jodido pero contento- la digo.

- Fredek, siento lo que ocurrió esta tarde en el salón. No quería que vieses eso- me giro para mirarla apoyando mis codos en la barandilla.

- Si no hubiese llegado, ¿le hubieses besado?- ella mira hacia el suelo y se frota los brazos.- Contéstame, Aeryn.

- No lo sé...

- ¿Le has besado antes?- pregunto y aprieto los labios deseando que la respuesta sea: no.

- Sí- responde.

- Ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos- la digo lleno de ira pero manteniendo mi voz en un tono neutro.

Alza su cabeza hacia mí y tiene lágrimas en los ojos. La envolvería entre mis brazos si no estuviese roto por dentro.

- Estoy confundida, Fredek. Todo esto me supera- dice sentándose en una esquina de la cama.

- ¿Confundida por qué? ¿Acaso no soy suficiente para ti?- le digo y mi voz se rompe a mitad de la frase.

- No es eso.

- Entonces dime qué es.

- Cuando Dominic bebió de mi sangre todo cambió. Le empecé a ver de una forma que antes me resultaba impensable- sus palabras me matan.- No quiero sentir lo que siento pero no soy capaz de evitarlo- dice tapando su cara con las manos.

- ¿Es que ya no me quieres?- la pregunto en apenas un susurro.

Ella baja sus manos y me mira.

- Por supuesto que sí, Fredek, yo te amo y eso nunca cambiará.

- Pero...

- Pero no puedo estar cerca de Dominic sin también sentir cosas por él- su sinceridad cae sobre mí como un jarro de agua fría.- Ojalá no fuese así, de verdad te lo digo- se levanta y viene hacia mí colocando sus manos en mi pecho.- Desearía que tú y yo estuviésemos sólos, en nuestra manada, sin ninguna otra preocupación que la de amarnos.

Yo me aparto y voy hacia la otra punta de la habitación.

- ¡Joder, Aeryn!- grito.- ¿Por qué mierdas le tuviste que besar? Yo nunca te haría algo así... Te quiero demasiado para hacerte eso- digo y me dejo caer de rodillas al suelo derrotado.

Escucho de fondo los sollozos de Aeryn. No entiendo por qué llora. Soy yo quién debería llorar. Me ha engañado.

Viene hacia mí y se pone de rodillas frente a mí. Coge mi cabeza con ambas manos y la levanta para que la mire a la cara.

- Lo siento, Fredek. Te juro que no me he arrepentido de nada tanto como del daño que te he hecho- aprieto mis labios.- Una vez me dijiste que no eras bueno para mí. Al final ha resultado ser al revés. Yo he sido quién ha hecho más daño en esta relación. Ahora sólo te puedo pedir perdón y esperar a que me perdones.

No puedo contenerme más y empiezo a llorar. Lloro como un niño pequeño sin importarme nada. Lloro soltando todo el dolor que llevo dentro, por haber perdido la confianza en el amor de mi vida, por no saber si podré llegar a recuperarla algún día.

- No, por favor, no llores...- me dice y me da besos por toda mi cara pero yo no puedo parar.

El dolor es insoportable, desgarrador.

- Grítame. Grítame, Fredek, insúltame, haz lo que quieras pero no llores por favor- dice apoyando su frente en la mía y ambos cerramos los ojos.

Yo solo quería que la guerra terminase para volver a casa con mi Luna, tener cachorros y ser felices. No pedía más. La quiero con toda mi alma y no la dejaré marchar por nada del mundo pero no quita que me duela. Mataría a ese vampiro pero, ¿de qué serviría? El daño está hecho y eso no cambiaría.

Ella se separa su frente de la mía y nos miramos a los ojos a poca distancia. Los suyos están llenos de tristeza y arrepentimiento. Joder, Aeryn...

- Lo siento- vocaliza sin emitir palabra y suelta de nuevo un sollozo cerrando sus ojos.

Se deja caer en mi pecho y yo no puedo hacer otra cosa que abrazarla mientras llora mientras yo lloro en silencio.

Después de más o menos una hora en esa posición, la levanto y nos tumbamos en la cara. Ninguno de los dos dice nada, sólo nos miramos.

- Espero que algún día puedas perdonarme susurra.

Yo también lo espero.

•••

Me despierto a mitad de la noche y voy al baño. Me miro al espejo y mi rostro está demacrado por el cansancio. Tengo unas ojeras enormes. Observo la imagen que me devuelve el espejo durante unos quince minutos y vuelvo a la habitación. Me apoyo en el quicio de la puerta con ambos brazos cruzados y miro a Aeryn dormir. Se revuelve un poco por lo que supongo que debe de estar teniendo una pesadilla.

Voy hacia ella y la tapo con las sábanas. Vuelvo a tumbarme en la cama y miro su espalda. Murmura cosas pero soy incapaz de descifrar lo que dice. Cuando cierro mis ojos para intentar volver a conciliar el sueño, consigo distinguir algo entre sus murmuros.

- Fredek...

No necesito escuchar más. Me acerco un poco a ella y la rodeo con mis brazos para atraerla hacia mí. Ella termina calmándose. Yo inhalo el aroma de su pelo, ese olor que tanto me relaja y que esta vez no es diferente.

- Te quiero, pecas.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora