Capítulo 41

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DOMINIC

Panda de imbéciles. ¿Se creen que les necesito para algo? ¡Deberían estar agradecidos de que siquiera me haya dignado en honrarles con mi presencia! El futuro rey de los vampiros ayudando a unos estúpidos lobos. ¿En qué me he convertido?

Podría volver a casa con Rustam, pero no creo que se fuese a alegrar por verme. Tampoco puedo quedarme con uno de mis antiguos amigos. Si entro en los dominios de Rustam me detectará en el acto, es más, siempre he estado seguro de que sabe dónde estoy en cada momento del día. Me pregunto qué es lo que estará planeando para no haber venido a por mí aún.

De momento y al menos por esta noche en lo único que voy a pensar será en emborracharme como hacía mucho que no lo hacía. Todavía estoy por mi tercera cerveza; necesitaré muchas más para cumplir mi objetivo. Fuera está lloviendo. Adoro la lluvia. Sobre todo escucharla o mirar por la ventana cómo cae estando yo resguardado bajo techo. Y cuando cae en mi cara me siento... vivo.

- ¡Dejad paso!- grita un hombre y la gente zanja sus conversaciones para mirar hacia la puerta de entrada.

Dos lobos cargan con un vampiro en sus brazos.

- ¿Qué ha pasado?- pregunta otro vampiro amenazante.

- ¡No lo sabemos, joder! Le hemos encontrado tirado en medio de la carretera- le dice con poca paciencia el otro lobo.

El camarero del bar quita vasos de una mesa larga para que pongan al vampiro moribundo. Yo ni siquiera me acerco. No puedo llamar la atención en un lugar en donde hay vampiros.

Los dos lobos le tumban boca arriba sobre la mesa y el vampiro murmura cosas incomprensibles.

- ¿Quién te ha hecho esto, chico?- le pregunta el camarero.

- No puede ser,- dice un vampiro que estaba de pie mirando la escena,- le han mordido.

- ¡Ya estamos!- le grita un lobo.- Cuando algo le ocurre a un vampiro, ¿de quién es la culpa? De los lobos.

- No, gilipollas. No es un mordisco de lobo, tiene la marca de dos colmillos- la gente al escucharlo palidece pero no se compara con mi reacción.

Detengo mi cerveza a mitad de camino al escucharlo. No puede ser.

- ¡Es imposible!- dice una vampiresa.- Los vampiros no nos mordemos entre nosotros.

Aparto al círculo de gente que rodea al cuerpo del chico y miro su cuello con atención.

- Dominic Steklov- murmura un vampiro sorprendido y el resto de vampiros del bar se sorprenden a su vez.

Yo les ignoro. Estoy muy concentrado observando la mordedura. No cabe duda. Colmillos.

- Escúchame,- le digo al chico agarrando su cara bruscamente con una mano,- ¿ha sido ella?- el chico intenta hablarme pero no tiene fuerzas.

- Joder,- dice otro hombre,- pero si es Alexei Búvka. Es el hijo de Karen y Alexei, uno de los matrimonios que asesinaron los de la manada Luna Azúl. Se quedó completamente solo después del ataque.

Ya está. No necesito oír más. Suelto la cara del chico y cierro sus párpados al darme cuenta de que ha pasado a mejor vida. Un chico con suerte. Me pongo recto y levanto mi mirada.

- ¿Qué ocurre, Señor Steklov?- pregunta una mujer temerosa y su marido la regaña por haberme dirigido la palabra.

- Ha vuelto.

- ¿Quién?- me pregunta el dueño del bar.

- Génesis- digo.

Vampiros sueltan gritos ahogados de puro terror. El resto no entiende nada.

- ¿Quién es Génesis?- pregunta un hada dudosa.

- Mi madre- digo y me marcho del bar.

Corro con todas mis fuerzas, lo más rápido que puedo. Puede que cuando llegue me quiera asesinar pero le tengo que advertir, al fin y al cabo él me crió y me cuidó. En cierta medida se lo debo.

Cuando entro en los dominios de Rustam, los que antes eran mi hogar, soy detectado por unos guardias que intentan apresarme pero a pesar de mi cansancio, sigo siendo más rápido. Cuando llego golpeo con fuerza la puerta de la mansión de Rustam. Coloco mis manos en mis rodillas buscando aire.

Noto que me agarran por la espalda.

- ¡Soltadme, joder!- grito intentádome zafar del agarre.

- Dejadle,- ordena la voz de Rustam a mis espaldas.

- Pero, Señor...

- He dicho que le dejéis- dice serio y noto cómo me sueltan.- Marchaos- les ordena y se van.- Sabía que volverías arrastrándote hasta aquí. Pasa- me ordena y lo hago.- Te lo advertí, Dominic,- me dice- te dije que no te entrometieses en mis planes, ¿y tú qué hiciste? Ignorarme por completo- dice negando con la cabeza.- De poco te va a servir pedir perdón ahora, estoy muy disgustado contigo.

- No he venido a pedir perdón- le digo y él me mira sorprendido.

- Entonces, ¿vienes buscando la muerte o qué?

- Vengo a advertirte- suelta una carcajada.

- Por favor, Dominic, no me hagas reír- dice secándose una lágrima invisible.- Vienes a mi casa a amenazarme, ¿crees que tienes alguna posibilidad contra mí?

- No he dicho que te vaya a amenazar- le digo serio.

- ¿Entonces?

- Génesis ha vuelto. Sólo quería avisarte- él vuelve a reír aún más fuerte y yo frunzo el ceño sin entender nada.

- Querido sobrino,- dice poniéndome una mano en mi hombro.- No me has contado nada que no sepa ya. Recuerda que yo soy el Rey.

- ¿Qu-qué quieres decir?

- Hola, hijo- abro los ojos como platos al reconocer esa voz.

Me doy la vuelta y ahí está: mi madre.

- Génesis- susurro.

- No recuerdo la última vez que me llamaste "mamá"- dice fingiendo tristeza.

Puta cínica...

- Tampoco recuerdo la última vez que te comportaste como una madre- digo furioso y ella da pasos lentos, pero largos hasta ponerse a mi lado.

- Cariño,- dice pasando un dedo por mi cara hasta llegar a mi cuello y yo me aparto con brusquedad,- parece que Rustam finalmente no ha podido controlar tus emociones- se vuelve a acercar a mí e inhala mi aroma- Dolor. Puedo olerlo- dice con una sonrisa maliciosa.- ¿Serás un buen hijo y ayudarás a mamá a alimentarse?- se acerca más hacia mí dejando ver sus colmillos.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora