Capítulo 31

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DOMINIC

Fredek y yo nos dirigimos al aquelarre de los brujos en busca de Olenka e Iván, sus líderes. A través de los años han demostrado tener la sabiduría absoluta. No hay brujo ni bruja con más poder que ellos.

- Nunca he ido a la guarida de los brujos. ¿Falta mucho para llegar?- pregunta desde el asiento del copiloto.

- Una media hora- le contesto mientras conduzco.

Estúpido perro. Es fuerte, pero su soberbia, su egocentrismo y su falta de empatía le harán caer rápido. No entiende que si Rustam hubiese querido, le hubiese aplastado hace mucho tiempo como a una cucaracha, algo que no me quitaría el sueño, sinceramente. Si estoy ayudando a este idiota es sólo por Aeryn.

Al final mi tío tenía razón.

- ¿Por qué mi casa apesta a lobo?- dijo Rustam al llegar.

- Dominic ha traído a una compañera de clase para hacer un trabajo- le explicó mi tía Julia.

- En mi casa no entran lobos- dice furioso.

-Vamos, Rumsi- se burlaba Julia de él.

- No me llames así- dijo frunciendo el ceño y ella rió.

Siempre se estaban metiendo el uno con el otro, pero nunca llegaban a más. Ninguno de los dos admitiría nunca quererse, pero en el fondo así era. Eran hermanos y habían crecido solos, ¿cómo no se iban a tener un mínimo de cariño? También estaba mi madre con ellos, pero ése es otro tema.

- No quiero que metas a chuchos en mi casa- me dijo Rustam con desprecio.

Por norma general, es común que a un vampiro no le gusten los hombres lobo, pero en el caso de Rustam su odio llega al extremo. Y todo, cómo no, por culpa de mi madre. A veces me pregunto si esa mujer habrá hecho algo bien en toda su vida.

- No te refieras a Aeryn de esa manera- alcé mi voz hacia mi tío.

Rustam me miró con sorpresa. En raras ocasiones le había contestado o levantado la voz.

- ¿Por qué te pones así por una loba, Dominic?- se acercó a mí frunciendo su ceño.

Yo no le contesté. Desvié mi mirada hacia otro lado.

- Espera un momento,- dijo y comenzó a reír a carcajadas,- no me digas que ella es la tua cantante- no le contesté por lo que él rió aún más fuerte.

Me levanté de mi sitio para marcharme, pero él me detuvo.

- Olvídate de ella, Dominic, sólo te traerá problemas- me dice ahora serio.

- ¡No puedo, joder!- grité- ¿Crees que no lo he intentado? A cada instante está en mis pensamientos. He intentado alejarla, pero es como si hubiese un imán que nos atrajese. Cuando la ví por primera vez no quise admitirlo. Me lo negué durante días, pero es imposible negar la realidad.

- ¿Ella lo sabe?- me pregunta en un tono neutro.

- No,- niego con la cabeza,- y no lo sabrá nunca.

- Chico, siento decirte esto, pero si no se lo dices serás un amargado toda tu vida, como tus tíos- dice colocando una mano en mi hombro.

Yo le miro sorprendido.

- Pero... es una loba. ¿Me aceptarías si apareciese con ella de la mano?

- Seguramente no,- dice con una sonrisa ladeada,- pero a ti no te tendría que importar lo que yo piense.

Yo me quedo en silencio pensándolo.

- Sólo te voy a advertir de algo,- me dice serio de nuevo,- no te interpongas en mis planes.

- ¿Qué?- pregunto confuso.

- Lo mandarás todo a la mierda por ella, no quiero estar delante cuando lo hagas.

Y fíjate, estuvo en primera fila cuando lo hice.

Sé que le decepcioné y que nunca me lo perdonará, pero nunca me hubiese perdonado a mí mismo haberla dejado morir delante de mis ojos.

- Llegamos- digo viendo a lo lejos una modesta casa con un tejado azúl celeste, casi verde.

- Ya era hora- se queja.

Nos detenemos ante un gran portón custodiado por dos guardias. Uno se acerca a mi ventanilla y me hace un gesto para bajarla.

- Largo de aquí- me ordena.

- Venimos a ver a Iván y Olenka- el guardia ríe.

- ¿Un vampiro y un lobo? No te burles de mí.

- Diles a los dos que Dominic Steklov y Fredek, Alfa de la manada Luna Azúl exigen verlos de inmediato- el guardia ya no ríe, palidece.

- U-un momento- dice tartamudeando y se aleja unos pasos para sacar su teléfono y hacer una llamada.

Cuando cuelga asiente hacia su compañero y éste toca una palanca que hace que el portón se abra de par en par.

- Ha sido más fácil de lo que pensaba- dice Fredek mientras avanzo con el coche hacia el interior.

- No cantes victoria tan pronto- murmuro.

Conduzco lento a través de las calles. Parece como si hubiéramos entrado en otro mundo. Casas humildes y ropas antiguas, algo que me resulta bastante raro de ver ya que a la Universidad, todos los brujos van vestidos como cualquier otro chico normal. Nunca había entrado al aquelarre y puedo asegurar que no me lo hubiese imaginado así de haberlo hecho.

- Esto es muy raro- murmura Fredek y creo que es la primera vez en la que estamos de acuerdo por algo.

Finalmente llegamos a la casa del tejado celeste. No la definiría como la más ostentosa de todas, pero sí la más bonita. Aparcamos y una mujer nos recibe.

- Por favor, síganme- nos dice y así lo hacemos.

Entramos a la casa que por fuera parecía pequeña, nada más lejos de la realidad. Por dentro era inmensa. No puedo alzar lo suficiente mi cuello para mirar al techo de lo alto que es. Y ya no hablamos del desorden. Libros y libros por todas partes apilados en torres. ¡Podrían abrir su propio Fnac!

- Los señores les esperan en la biblioteca- nos dice la mujer que nos recibió en la entrada.

La seguimos hasta una gran puerta y se marcha. Las puertas se abren solas y nos encontramos ante la biblioteca más grande que nunca hubiese imaginado. No se podría distinguir el color de las paredes ya que desde el suelo hasta el techo sólo hay estanterías repletas de libros. Al fondo, varios butacones y un par de mesitas de café. En ellos se encuentran sentados un hombre y una mujer leyendo.

Iván levanta su cabeza hacia nosotros.

- Bienvenidos,- dice cerrando su libro y dejándolo en una de las mesitas- por favor, tomad asiento.

DEAR WOLF [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora